Muere la madre Trinidad, fundadora de la Obra de la Iglesia - Alfa y Omega

Muere la madre Trinidad, fundadora de la Obra de la Iglesia

Redacción
Madre Trinidad de la Santa Madre Iglesia, fundadora y presidenta de la Obra de la Iglesia. Foto: Obra de la Iglesia

Este miércoles, 28 de julio, a las 5:10 horas de la madrugada, la madre Trinidad de la Santa Madre Iglesia, fundadora y presidenta de la Obra de la Iglesia, falleció en Roma, donde residía desde 1993. El funeral se celebrará este domingo, 1 de agosto, a las 15:00 horas en la basílica de San Pablo Extramuros y en esta web se va informando de otras Misas en su memoria.

Trinidad Sánchez Moreno nació en Dos Hermanas (Sevilla) el 10 de febrero de 1929 en una familia acomodada cristiana. A los 6 años, una travesura infantil a punto estuvo de dejarla ciega, obligándola a acudir a la escuela casi sólo de oyente. A los 14 estaba llevando ya, con su padre y su hermano Antonio, el comercio de calzados propiedad de la familia.

En la víspera de la fiesta de la Inmaculada de 1946, con 17 años, oyó el repicar de las campanas de la parroquia de Santa María Magdalena de la localidad y sintió, en sus propias palabras, «el surgir repentino de una pujante primavera que repletó mi vida de luz y puso un colorido nuevo en todo cuanto me rodeaba». «El Amor Infinito se me puso delante, y como si me dijera: “¿Tienes necesidad de amar y de ser amada? ¡Yo soy el Amor Infinito! ¿Tu corazón está sediento de felicidad? ¡Yo soy la Felicidad, la Belleza, el Poderío, la Perfección eterna…!”. Y, desde aquel día, mi alma vive en la llenura de todas sus apetencias, infinitamente desbordada en sus ansias de ser y de poseer», dejó escrito.

El día de la Inmaculada pronunció su entrega a Dios ante la imagen de la Virgen: «Seré tuya y para siempre», marcando así sus primeros y definitivos pasos. Desde entonces, empezó a pasar largas horas, todo el tiempo que le permitía su trabajo en el negocio familiar de calzados, junto a Jesús en la Eucaristía.

En 1955, los 26 años, se trasladó a Madrid para atender a su hermano Francisco y en la capital empezó a vislumbrar su futuro «al frente de una gran Obra». El 18 de marzo de 1959 recibió un regalo que, como ella misma señaló, lo cambió todo definitivamente: «Dios me introdujo […] de una manera profundísima e inimaginable en la hondura insondable del Misterio de su vida […] para que contemplara aquel Santa Santorum de la adorable Trinidad, velado y oculto […] y allí fui introducida sin poder comprender cómo pude entrar; y mucho menos cómo después de haber salido, he podido seguir viviendo todavía durante tantos años. […] ¡Solo para ayudar a la Iglesia!, ¡solo para eso. […] A la cual mi pobrecita alma temblorosa, tenía que manifestar […] como el eco tan solo, diminuto, asustado y tartamudeante, del Pueblo de Dios».

En el decreto de aprobación pontificia, el Papa san Juan Pablo II quiso señalar aquel día como el principio de la Obra de Iglesia, a pesar de que la madre Trinidad no pensaba entonces en una fundación. Lo vio claro el día de Pentecostés de 1963, cuando percibió que el Señor le pedía: «Hazme la Obra de la Iglesia», «con lo que te he dado ya sabes lo que tienes que hacer».

Sobre la Obra de la Iglesia

Desde entonces, la Obra de la Iglesia, a través de sus centros de apostolado y parroquias, busca llevar a todos la luz que el Señor puso en el alma de la madre Trinidad para ayudar a la Iglesia. Está formada por tres ramas de vida consagrada: sacerdotal, laical masculina y femenina, en torno a las cuales se organizan las demás ramas de adheridos, militantes y colaboradores.

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