Con el Señor en el centro - Alfa y Omega

¡Cuántas veces me he encontrado con familias de nuestras parroquias y movimientos que anhelan un colegio en el que se cuide a sus hijos y se les transmita la fe como lo hacen en su casa! En estos tiempos inciertos, también educativamente, cada vez son más las familias que llaman a nuestra puerta pidiendo referentes de calidad académica y de fe para confiar los años más decisivos de la vida de sus hijos.

En el Seminario de Madrid contamos desde nuestros inicios con un centro que responde a estas inquietudes; a lo largo de los años, el Colegio Arzobispal ha sido un referente de acompañamiento de chicos jóvenes de ESO y Bachillerato, para todas aquellas familias que quieren que sus hijos aprovechen sus años de formación, crezcan en la fe y vayan discerniendo el camino que el Señor quiere para ellos.

Desde el tiempo en que estuve destinado allí como formador junto al actual obispo auxiliar de Madrid Santos Montoya, he sido testigo de un precioso equipo educativo, unido en la fe y en la misión de enseñar, que se gasta y se desgasta con gusto (2 Cor 2, 15) para sacar de cada chico lo mejor de él: profesores implicados con los alumnos, en constante innovación pedagógica y fuertemente comprometidos con la fe, que trabajan codo con codo con cada familia con la única meta de hacer de cada alumno una vida excelente.

El colegio cuenta, además de con un claustro excepcional, con valiosas herramientas para llevar a cabo su misión evangelizadora: dos sacerdotes dedicados a tiempo completo a acompañar a los alumnos, un tiempo diario de formación cristiana y celebración de la fe, la comunidad vocacional del Seminario Menor para seguir cuidando y acompañando a aquellos que sienten inquietud vocacional al sacerdocio, y un sinfín de actividades pastorales dentro y fuera del colegio (ejercicios espirituales, convivencias, peregrinaciones, Taller de San José con los alumnos y sus padres, retiros para toda la familia…), para no perder la oportunidad de conocer día tras día al Señor.

Algunos de los que mejor nos conocen han llamado al Arzobispal «el tesoro escondido» de la diócesis; en pleno centro de Madrid, al lado de la casa grande, tenemos las puertas siempre abiertas para que nos descubráis todos aquellos que queréis para vuestros hijos y para toda la familia una fe vivida y una vida excelente.