El cardenal que se saltó la ley para restablecer la luz de un edificio ocupado en Roma
Un gesto insólito del limosnero del Papa Francisco deja boquiabiertos a los italianos, creando una fuerte polémica política y social
El cardenal polaco Krajewski, el limosnero del Vaticano que se encarga de socorrer a las personas más necesitadas, decidió el sábado por la noche romper los precintos que impedían dar la corriente eléctrica a un palacio romano de ocho plantas ocupado abusivamente por unas 450 personas. Previamente el purpurado había dado un ultimátum a las instituciones, incluida la delegación del gobierno, para que se reactivara la corriente eléctrica antes de las ocho de la tarde. «En caso contrario actuaré por mi cuenta», aseguró el cardenal.
Dicho y hecho. Dos horas después de cumplirse el plazo del ultimátum, Konrad Krajewski, un purpurado determinado y generoso, se presentó en el edificio situado en la calle de la Santa Croce in Gerusalemme y, ante la sorpresa de los vecinos del inmueble, les dijo: «Llevadme donde está el contador». El cardenal tuvo que descender al subsuelo y forzar la cabina eléctrica rompiendo el precinto del contador para que la luz retornara. «Se trata de una operación muy peligrosa», señalan quienes conocen ese proceso. La medida tendrá consecuencias. De momento, la compañía que suministra la corriente eléctrica, Acea, presentará denuncia en la fiscalía contra desconocidos. La deuda de los inquilinos a lo largo de una serie de años alcanza ya los 300.000 euros.
Apoyo del Papa
La medida del cardenal Krajewski, que dejó sin palabras a los italianos, no la hubiera adoptado sin la decisión de Francisco. El purpurado, ordenado cardenal por el Papa en el 2018 y responsable de la «Limosineria apostolica» (el departamento de la Santa Sede que ejercita la caridad en nombre del pontífice) es el brazo derecho de Francisco para obras de caridad y recorre Roma para ayudar a los pobres por cuenta del Papa.
La decisión del cardenal ha desatado una fuerte polémica. El vicepresidente del gobierno y ministro del Interior, Matteo Salvini, se apresuró a pedir al Vaticano que pagara «los 300.000 euros que esas personas deben a Acea», la compañía suministradora de la luz, y añadió que de paso se hiciera lo mismo con «los recibos de luz de millones de italianos con dificultades económicas».
Hay que resaltar que, solo en Roma, hay registrados 92 edificios ocupados abusivamente. Y en toda Italia son 48.000 las casas populares ocupadas también de forma abusiva.
Enfrentamiento Salvini–Di Maio
Salvini suele ser muy crítico con el Vaticano, sobre todo por su política en inmigración y de acogida a los más desfavorecidos. El líder de la Liga está esperando desde hace meses ser recibido en audiencia por el Papa Francisco, quien, en contraste, llegó a recibir la semana pasada en el Vaticano a 500 gitanos, un acto relevante y significativo porque se hizo en coincidencia con el asedio a una familia gitana por recibir una vivienda popular en un barrio periférico de Roma.
En contra del vicepresidente Salvini se ha manifestado el otro vicepresidente del gobierno, Luigi Di Maio, líder del Movimiento 5 Estrellas, quien se muestra a favor del gesto del cardenal polaco para restablecer la luz en el edificio romano. Algunos militantes de la extrema derecha pertenecientes a «Forza Nova» se manifestaron también contra el cardenal y el Papa en Via della Conciliazione, llevando una gran pancarta en la que pedían que se prohiba la inmigración.
Polémica legal
La decisión del cardenal Krajewski ha tenido una enorme repercusión en todos los medios y ha suscitado un fuerte debate sobre el problema legal. Por ejemplo, el diario Il Messaggero, en un editorial titulado Dar al César es la única garantía de legalidad, escribe: «El comportamiento del cardenal constituye una flagrante violación de la ley. Podríamos incluirlo en la peligrosa dirección de anteponer a las normas vigentes las propias convicciones morales». «No hay ninguna excusa ética –añade Il Mesaggero– para esta deplorable violación». Sobre esta dura posición crítica contra una acción contraria a la ley, el cardenal responde: «Si las instituciones no se mueven, lo hago yo. Mi función es estar al lado del que sufre».
El periódico La Repubblica, de centro izquierda, califica al purpurado de «Robin Hood del Papa» por su «gesto clamoroso», al que da un gran valor simbólico: «Hay una Iglesia que literalmente desciende en el subsuelo de los últimos para mancharse las manos con el fin de hacer retornar la luz». El diario «La Stampa» recoge el eco de esta medida en el Vaticano, destacando que el Papa «cuando puede enciende un faro sobre quien no tiene voz». «Los temores de la Curia –añade La Stampa– son que el caso se transforme en una ayuda para la posición de la Liga de Salvini y para quien acusa al Vaticano de anteponer los inmigrantes a la seguridad».
Sin duda, el desafío del cardenal apoyado por el Papa dará mucho que hablar.
Ángel Gómez Fuentes / ABC. Roma