@72kilos: «Me emociona haber salido en una de las últimas conversaciones entre un abuelo y su nieto» - Alfa y Omega

@72kilos: «Me emociona haber salido en una de las últimas conversaciones entre un abuelo y su nieto»

El ilustrador Óscar Alonso habló sobre las cosas pequeñas en la VI semana de formación de los agustinos de Salamanca

José Calderero de Aldecoa
Óscar Alonso, alter ego de @72kilos.

El colegio San Agustín de Salamanca, de los agustinos recoletos, organizó a principios de mes la VI semana de formación Enseñar Educando, en la que participaron gran cantidad de personalidades de todos los ámbitos. José Luis Retana, obispo de Salamanca; Jaime Mayor Oreja, impulsor de NEOS España; Juan Antonio Rubio, fundador de Cabify; o el entrenador de fútbol Jacobo Ramajo, fueron algunos de ellos.

En el encuentro también estuvo presente Óscar Alonso, que es el responsable del exitoso perfil –2,2 millones de seguidores en Instagram– en redes sociales @72kilos. Habló de aprender de las cosas pequeñas, que son, precisamente, las que le han llevado a él a tomar las riendas de su propio futuro profesional.

¿Quién está detrás de @72kilos?
Pues me llamo Óscar Alonso y soy una persona muy normal. Mi mujer, mis hijos y mi trabajo de ilustrador o creador de contenidos.

¿Se dedica profesionalmente a esta cuenta?
Ahora sí. Durante casi 17 años fui redactor publicitario. Dibujaba en mis ratos libres.

¿Y cómo ha llegado a ser su trabajo profesional?
Es una historia larga. Como te digo, dibujaba en mis ratos libre y empecé a compartir esas viñetas en un blog al que llamé 72 kilos. El nombre viene de una apuesta que hice con mis amigos. Era el objetivo de peso que me marqué después de algunos años malcomiendo en el extranjero. Llegué a pesar 92 kilos y el 31 de diciembre de 2008 conseguí lo que me había propuesto. Pero no dejé que muriera ahí ese pseudónimo. Me parecía más divertido que firmar con mi nombre y, además, 72 kilos era como un recordatorio para mí de que, con esfuerzo y constancia, se puede conseguir lo que te propones.

Luego, cuando aparecieron las redes sociales, ese trabajo lo empecé a compartir ahí y, poco a poco, fui creciendo de seguidores.

Hasta los 2,2 millones en Instagram.
Eso es. Es una barbaridad. No me lo habría imaginado nunca. Ni en mi mejor sueño. Pero al principio no era así. Llegaba a muy pocas personas. Unos días las viñetas eran más compartidas y otros menos. No tengo la receta mágica, pero creo que una de las claves ha sido el publicar todos los días.

Gracias a todos ellos, he podido dejar mi anterior trabajo, que también me gustaba, y dedicarme plenamente a 72 kilos. He publicado ya varios libros con viñetas y también colaboro con distintas marcas, que me piden ilustraciones.

¿De dónde saca la inspiración para publicar todos los días?
El 99 % de lo que publico o me ha pasado o ha pasado cerca de mí: Estados de ánimo que veo en amigos, en familiares, mi mujer que me comenta una conversación de alguien de su empresa… Lo que hago es pasarlo por un filtro para que sea universal, para que cualquiera se pueda ver representado en esa viñeta. Son cosas totalmente humanas y universales.

¿Tiene alguna vinculación con los agustinos?
No. El coordinador de la semana de formación me seguía por redes sociales y me escribió. Y yo encantado de hacer esta labor de acercar a los jóvenes otras formas de plantear su futuro, que es lo que les conté en la charla: Estar pendiente de las cosas pequeñas, porque nunca sabes a qué te vas a dedicar.

¿Qué importancia tiene las cosas pequeñas?
A las cosas pequeñas pocas veces les prestamos atención y de ellas se puede aprender mucho. Puede que en una mirada durante una conversación con un amigo descubras algo que te quiere contar y no se atreve.

En mi caso, gracias a ir siempre con un cuaderno apuntando esas pequeñas cosas que me parecían interesantes, hoy me dedico a lo que me dedico, que es ser un poco espejo de lo que está sucediendo en el mundo.

A eso yo lo llamo capacidad de contemplación.
Yo también.

¿Tiene más importancia que antes hablar hoy a los jóvenes de contemplación? La sociedad parece abocar a los jóvenes a los contrario.
Sí. No hace falta más que darse una vuelta por el metro para comprobarlo.

Antes de emitir un juicio, creo que es mejor mirar y callar. Es interesante cuestionarse cosas sin emitir un juicio. Jueces debemos ser en contadas ocasiones. Hay que analizar más, escuchar a todas las partes, fomentar el espíritu crítico. Hay que evitar el hablar por hablar. Es peligroso hablar constantemente sin tener nada dentro.

Por su perfil me imagino que las viñetas ayudarán a muchas personas. ¿Le mueve el deseo de ayudar a los demás?
Sí, aunque es verdad que todo nació de una forma un tanto egoísta, para tratar de ayudarme a mí en primer lugar. Luego he visto que muchos de los dibujos han servido de herramientas para que otras personas se sientan ayudadas. Eso es muy enriquecedor.

Recibo cientos de mensajes al día de gente que me escribe para darme las gracias, para contarme, por ejemplo, que después de tantos años ha vuelto a hablar con su padre, y eso es mucho más grande que que una marca te ofrezca dinero por tu trabajo.

¿Cuál es el mensaje que más le ha impactado?
Hay muchos. Si tengo que elegir me quedo con la historia de un nieto y su abuelo, que hablaban de mis viñetas en sus últimos días juntos. A día de hoy, me sigue emocionando, porque estoy sirviendo de catalizador para una de las últimas conversaciones sobre la vida que van a tener un abuelo y un nieto.