Premio Harambee: 50 euros o diez años de salud para un niño
La doctora ugandesa ha comprobado, a través de un programa de chequeos en colegios rurales de Kenia, que con menos de lo que cuesta en España la prima media de un seguro médico se puede reducir la mortalidad infantil en África. A finales de este mes lo replicará en Uganda
Fue en Primaria cuando Irene Kyamummi (Kampala, Uganda, 1983) descubrió que quería ser médico. Le atraía la profesión y «la bata blanca», pero, sobre todo, le movía la idea de ayudar a los enfermos. No era fácil, y menos para una mujer, entrar en la carrera de Medicina, pero con su esfuerzo, buenas notas y una beca del Gobierno, consiguió plaza en la Universidad de Makerere, la más grande del país. Allí estudió entre 2003 y 2008 y allí mismo acaba de terminar su especialización en anestesia y cuidados intensivos (2016-2019).
Desde que inició su formación hasta hoy, Kyamummi ha mostrado una sensibilidad especial hacia los más desfavorecidos. Aún en la universidad, movilizó a médicos y estudiantes de Medicina para llevar clínicas móviles a las zonas más desfavorecidas de Kampala, la capital del país. Y ya graduada participó en varios proyectos, entre ellos, el Child Health Project (CHEP), una iniciativa de prevención de la mortalidad infantil que la hizo trasladarse a la vecina Kenia, pues este se desarrollaba en Limuru, una localidad a las afueras de Nairobi. Su labor en este proyecto, así como su liderazgo y sensibilidad social, le han valido para que sea reconocida este 2020 como Premio Harambee a la Promoción e Igualdad de la Mujer Africana.
—¿Cómo surge la oportunidad de participar en el CHEP?
—Iba a vivir en Kenia durante un tiempo y una amiga me contó que había un proyecto que estaba empezando en una zona rural, en Limuru. Decidí involucrarme, pero sin mucho entusiasmo. La realidad me mostró que, aunque éramos un equipo pequeño, estábamos ayudando a muchos niños y enfermos y, por eso, cuando terminé mi estancia allí, decidí que quería replicarlo en mi país.
—¿En qué consiste?
—Prestamos atención médica a niños de entre 4 y 14 años. Visitamos los centros educativos para hacer chequeos. Como mínimo, intentamos que sea al menos uno por niño una vez al año. Con esas visitas detectamos a aquellos que necesitan una mayor atención y les hacemos pruebas, análisis y los trasladamos a una clínica u hospital cuando la enfermedad así lo requiere o tienen que ser sometidos a una intervención quirúrgica.
—¿Qué problemas detectan?
—La mayor parte de nuestro trabajo consiste en detectar casos de desnutrición y de presencia de parásitos. Sobre esta segunda cuestión, aunque el Gobierno estipula que todos los niños tienen que ser desparasitados al menos dos veces al año, muchos padres no llevan a los niños a hacerlo. Así que nosotros hacemos revisiones, desparasitamos y si encontramos que alguno de los problemas tiene su raíz en la familia, la visitamos e intentamos ayudarla. Pero el problema más importante es el de la desnutrición que, en la mayor parte de los casos, se produce por falta de alimentos, pero en otras es una cuestión de educación, de que las familias sepan qué tienen que dar de comer a sus hijos. Así que cuando tenemos un problema de este tipo respondemos en dos direcciones: educación y, si es necesario, ofrecemos comida.
En los dos años que Irene estuvo trabajando en este proyecto en Kenia descubrió varias cosas. La primera, que como los niños se encontraban mejor de salud gracias fundamentalmente a la prevención y la educación, el absentismo escolar descendió. Y en segundo lugar, que con solo 50 euros —lo que cuesta de media un seguro médico privado en España— se puede cubrir la atención médica de un niño de estas zonas durante diez años. 50 euros que cubren tres chequeos al año, la desparasitación y vitaminas, medicinas, atención hospitalaria e información.
«Es lo que estamos intentando decir. Muchos niños sufren y mueren por enfermedades que se pueden prevenir con muy poco», explica la doctora, que este jueves recibe el reconocimiento de manos de Teresa de Borbón dos Sicilias, presidenta de honor de Harambee España, y de Laurent Coupé, director de los laboratorios Pierre Fabre en España, que patrocina el galardón.
Tras la recepción del premio y una pequeña gira por España, Kyamummi volverá a Uganda para poner en marcha allí el CHEP, un proyecto que, además, realiza de forma desinteresada y que compagina con su trabajo en un hospital. Empezará en tres colegios en zonas rurales del entorno de Entebbe, a apenas 60 kilómetros de Kampala. Una zona con problemas muy parecidos a los que se encontró en Kenia. «Las circunstancias de esta población son muy parecidas, pues no tienen acceso a los hospitales. Las distancias son muy grandes y les cuesta poder llegar a uno de ellos», explica.
El proyecto empieza una zona muy concreta, pero siempre con la intención de, en un futuro, llegar a más sitios del país, tal y como reconoce la propia Kyammumi. Ser Premio Harambee 2020 la ayudará.