«Un gay es hijo de Dios y debemos abrirle las puertas de la Iglesia»

«Estamos aquí para compartir con el resto de la Iglesia y con el resto del mundo que la familia es nuestro futuro», ha dicho Monseñor Gabriel Charles Palmer-Buckle, arzobispo de Accra (Ghana), en la rueda de prensa del Sínodo de los obispos que se está celebrando en Roma. En relación a la discusión sobre la pastoral de la Iglesia hacia las personas homosexuales y los divorciados vueltos a casar civilmente, el obispo africano ha dejado claro que «los obispos africanos no estamos bloqueando nada. Estamos para compartir nuestra visión de la familia. Estamos proponiendo lo que sentimos muy fuerte en África, como la importancia que damos a la familia extensa en nuestro continente. ¿Por qué tenemos que omitir los valores de donde venimos? El Papa nos ha dicho que la doctrina se mantiene, y que este es un foro pastoral, qué retos pastorales tenemos que afrontar. Nosotros estamos para compartir lo que tenemos porque es un valor para nosotros».

Asimismo, el obispo de Accra ha lamentado el clima previo al Sínodo en el que se ha querido mostrar a los obispos africanos como una barrera a unas supuestas reformas pastorales en estos asuntos: «A los obispos africanos nos pone tristes que parece que lo bueno en África no es bueno para los medios europeos. Creo que es una perspectiva errónea, porque éste no es un Sínodo sobre asuntos europeos. Los africanos estamos aquí para contribuir válidamente a la discusión. La Iglesia es católica y apostólica, y estos son temas que conciernen a toda la Iglesia, también en África. Son asuntos de toda la Iglesia y de toda la Humanidad, y queremos contribuir desde nuestra perspectiva».

Más concretamente, acerca de las personas que tienen atracción hacia el mismo sexo (AMS), monseñor Palmer-Buckle ha señalado que «un gay puede perfectamente estar buscando a Cristo. Las personas que son diferentes a nosotros o que piensan de una manera diferente son hijos de Dios y debemos abrirles las puertas de la Iglesia. Es lo que tratamos de hacer. Tienen derechos y su dignidad deben ser respetados. Todos son hijos e hijas de Dios».