No conocemos la doctrina social: «Hay católicos que piensan que Laborem Excersens es cuasi marxista» - Alfa y Omega

No conocemos la doctrina social: «Hay católicos que piensan que Laborem Excersens es cuasi marxista»

El dirigente sindical español Daniel Barcala lleva más de 20 años bregando como cristiano en el asociacionismo obrero, y subraya que el sindicalismo «no puede ser de sumisión, sino capaz de sustanciar conflictos por afán de justicia social». El también filósofo expone en su último libro, Sentido del sindicalismo cristiano (editorial Digital Reasons), que la HOAC fue un semillero de sindicalistas durante la época franquista y alude a la Unión Sindical Obrera (USO) como un referente del sindicalismo cristiano de clase, aunque no ha alcanzado suficiente fuerza en España por el desconocimiento de los católicos de la enseñanza social de la Iglesia. Incluso, puntualiza, que hay sectores católicos que califican de «cuasi marxista» la Encíclica Laborem Exercens de Juan Pablo II sobre el mundo del trabajo, «lo cual debería preocupar a la Iglesia», concluye

Enrique Chuvieco

¿Cuáles son los inicios sindicalismo cristiano?
Se puede entender que la idea de una defensa cristiana del mundo del trabajo se define ya en la Rerum Novarum. En la España actual, es la USO (Unión Sindical Obrera), que se organiza en la clandestinidad antifranquista, la que da la medida del mismo en ocasiones con abierta crítica al sindicalismo tanto amarillo (el del régimen franquista), como el de CC. OO. (Comisiones Obreras) y UGT (Unión General de Trabajadores), con los que llegó a constituir unidad de acción en cierto momento de la Transición.

¿Ha tenido en alguna época un protagonismo consistente?
Ha sido siempre un sindicalismo minoritario. Si acaso, en América Latina se puede ver una actividad más completa y en España el referente es, de nuevo, la USO.

¿En qué modo ha influido en él la Doctrina Social de la Iglesia?
Desde luego muy determinantemente, pero ello no impide que aplique y desarrolle creativamente esa influencia, lo que se expresa muy claramente en la convicción, emanada igualmente del pensamiento social de la Iglesia más moderno, de que no es un sindicalismo, ni puede ser un sindicalismo, de sumisión, sino capaz de sustanciar conflictos por afán de justicia social.

En los países ex comunistas, como Polonia, tuvo relevancia para el cambio político el sindicato Solidaridad. ¿Cuáles fueron sus planteamientos iniciales y sus posteriores desarrollos?
Solidaridad, en sus inicios, es un sindicato de presencia cristiana en el que se agrupan muchos descontentos del régimen comunista, incluso marxistas renovadores que quieren otro tipo de socialismo. En su climax, llegó a tener gran protagonismo y muchos afiliados, pero ahora mismo la visión general que se tiene desde los círculos sindicales es que se ha comprometido con el régimen actual a tal punto que mucho de su ímpetu reivindicativo se ha venido abajo, y son muchos menos los militantes y seguidores que ahora agrupa.

En España, encontramos a la Hermandad Obrera de Acción Católica (HOAC), ¿qué relevancia tuvo en la época franquista y cómo evolucionó posteriormente?
La HOAC es un movimiento de la Acción Católica que será el embrión de recuperación, por el compromiso de militantes cristianos, de organizaciones democráticas y de izquierdas muy diversas. CC. OO., UGT, incluso sectores de CNT, deben su reaparición en la escena sindical a la HOAC. Actualmente, muchos militantes de HOAC se comprometen con la CGT, escisión de la CNT de hace años. Siempre expresó la conciencia cristiana imbuida del pensamiento social de la Iglesia y de las concepciones de lo social, derivadas del Vaticano II, de que los derechos humanos y las vías sociales democráticas eran expresiones de la mentalidad evangélica.

Los sindicatos de clase copan la representación sindical. ¿Por qué cree que el sindicalismo cristiano no acaba de cuajar?
En el régimen franquista, se prohibían los sindicatos de cualquier tendencia, y se entendía que el buen sindicalismo, el que debían aceptar los católicos, era el sindicalismo vertical de la Falange, que se reclamaba cristiano. Eso acabó con la posibilidad de un sindicalismo cristiano que fuese reivindicativo, que sustanciase conflictos y que defendiese a la clase trabajadora. No se debe olvidar que el sindicato es una asociación de trabajadores, no de empresarios, y han de moverse en el plano de los intereses del trabajo, no del capital. Sin embargo, se dio el surgimiento de la USO, sindicato cristiano de clase, de modo que sindicato de clase trabajadora y sindicato cristiano no son excluyentes.

¿Cree que se conoce suficientemente la Doctrina Social de la Iglesia por parte de los católicos?
No sólo no se conoce, sino que incluso en movimientos de Iglesia se formulan opiniones que van contra la esencia del mismo. En cuanto al católico de a pie, la panorámica es peor. Recuerdo haber hecho citas a católicos conservadores de Laborem Excerens y expresaban su rechazo considerando que se trataba de un texto cuasi marxista. Es una situación que debería preocupar a la Iglesia.

¿Cuáles son los aspectos más relevantes en este cuerpo doctrinal que favorecerían un sindicalismo cristiano más pujante?
Primacía del hombre sobre la economía; primacía del trabajo sobre el capital; la justicia social como integrante del derecho a la vida; la valoración de la asociación de los trabajadores como camino adecuado para la instauración de la justicia; actitud crítica del sindicalismo frente a partidos y al poder establecido; defensa y compromiso sindical con las políticas de protección social; compromiso solidario de las políticas sindicales con los empobrecidos del mundo y los trabajadores en situación precaria.

Enrique Chuvieco / Aleteia