¡Sí, sí, sí! ¡El Papa viene a Madrid! - Alfa y Omega

¡Sí, sí, sí! ¡El Papa viene a Madrid!

Unos 1.500 jóvenes, no sólo madrileños, escucharon y celebraron, en la catedral de Nuestra Señora de la Almudena, en Madrid, el anuncio de que esta ciudad será la sede de la Jornada Mundial de la Juventud que se celebrará en 2011

María Martínez López
Los jóvenes, con monseñor César Franco a la cabeza, en la catedral de la Almudena, durante la larga noche en que el Papa anunciaba la ‘JMJ 2011’ en Madrid

Eran las cinco menos cuarto de la mañana cuando el Papa dio la gran noticia, que no por esperada fue recibida con menos entusiasmo: «Espero que nos volvamos a ver dentro de tres años. La Jornada Mundial de la Juventud 2011 tendrá lugar en Madrid, en España». Los cerca de 1.500 jóvenes reunidos en la catedral de la Almudena comenzaron a saltar y a ondear las banderas repartidas por la organización, o las que cada uno había traído de casa; mientras, debajo de la imagen de la Virgen de la Almudena, se descolgaba una pancarta: Esperamos al Papa con los jóvenes del mundo. Madrid 2011. Un espontáneo animaba desde el micrófono: ¡Sí, sí, sí! ¡El Papa viene a Madrid!

El anuncio se había hecho esperar. Los múltiples saludos posteriores al ángelus se hicieron largos, mientras la impaciencia crecía. La emoción hizo desaparecer durante unos momentos el cansancio acumulado de la larga noche en vela, pero, tras la celebración, pronto llegó el momento de recoger. Pasaban pocos minutos de las cinco de la mañana cuando los distintos grupos se fueron a casa, o a celebrarlo a otro sitio.

Una velada muy variada

Cuando empezó la velada, a las nueve y media, estaría amaneciendo en Sídney. A petición de algunos grupos, se empezó con la Eucaristía, previendo que al día siguiente costaría acudir. Después, los asistentes salieron a la calle, donde se les dio la bienvenida con canciones y testimonios. Solos o por grupos, los jóvenes cenaban, charlaban o se buscaban unos a otros, mientras desde el escenario los animadores bromeaban sobre cuál será la mascota de la JMJ de Madrid.

Acto seguido, los voluntarios de la Delegación diocesana de Infancia y Juventud empezaron a organizar a quienes deseaban visitar el museo, la cúpula, la Sacristía Mayor y la Sala Capitular de la catedral. De once a doce, casi todos los asistentes realizaron esta visita, y admiraron la vista nocturna del casco antiguo de Madrid. En la Sacristía, para explicarles los mosaicos de Marco Rupnik, les esperaba Daniel, un seminarista que cada verano trabaja de guía en el museo como forma de evangelización. Recibe a muchos visitantes, pero casi nunca a tantos jóvenes. Su deseo para la próxima Jornada Mundial de la Juventud es que de ella salgan «grandes conversiones para Madrid, que sirva para que los hombres conozcan a Jesucristo y sea un acicate para unirse con Él».

Hay que concluir la visita deprisa; va a empezar la Vigilia de oración presidida por monseñor César Franco, obispo auxiliar de Madrid. En ella estuvieron también monseñor Ángel Rubio, obispo de Segovia; don Noel Campbell, embajador de Australia en España, y su mujer; monseñor Antonio Astilleros, Deán de la catedral; y la Hermana María Rosa de la Cierva, Secretaria de la Provincia Eclesiástica de Madrid.

Vivid la vocación al amor

En su intervención, monseñor Franco fue el primero en reconocer que él también querría estar en Sídney. Animó a los jóvenes a vivir, con y a través de los bienes materiales, las relaciones personales y el poder, «la vocación del hombre al amor». De lo contrario, estas realidades se convierten para «muchos jóvenes de nuestros ambientes, y en otros lugares», en ídolos que «terminan esclavizándolos». Durante la exposición del Santísimo, las canciones de la Hermana Glenda exhortaron a los jóvenes a no tener miedo y a ponerse, con sus esperanzas y miserias, en manos de Cristo.

Cerca de la una de la madrugada se conectó, por fin, con Sídney. Muchos jóvenes dejaron los bancos para poder ver mejor la pantalla gigante colocada en el presbiterio, y siguieron con atención el recorrido del papamóvil, aplaudiendo cuando en la pantalla aparecía alguna bandera española, o cuando el Papa bendecía a algún niño. A medida que transcurría la Eucaristía en Sídney, sin embargo, el cansancio iba haciendo mella. A partir de la comunión, los que se habían levantado para estirar las piernas o tomar un poco el fresco fueron volviendo, y comenzó a aumentar la expectación, que explotó en el gran momento del anuncio.

No eran sólo jóvenes madrileños quienes lo vivieron en la Almudena. Algunos jóvenes segovianos se acercaron a la capital con su obispo. Celia (15 años), había venido con su grupo de Toledo «para unirnos al Papa y a todos los jóvenes que están allí». Otros venían de Valencia, como Begoña (43 años), que eligió Madrid «porque sabía ya casi seguro que iba a ser la próxima sede», y porque «estar acompañados en oración para pedir el Espíritu Santo ayuda mucho».

«Desde ya ofrecemos nuestra casa»

Yo ya tuve una Jornada Mundial de la Juventud en mi ciudad, Colonia. Fue un regalo de Dios muy grande, y me impresionó ver tantos jóvenes de mi país felices, celebrándolo. Fue mi primera experiencia grande de Iglesia, y me empecé a plantear mi vocación, me vine a España y hace un año me consagré en Regnum Christi. Para que los jóvenes españoles se preparen para 2011, les pediría que sean conscientes de que el Papa es el representante de Cristo en la tierra, y que valoren que él venga a ellos (Magda, 19 años).

Vengo con el grupo de mi novia. Para nosotros, venir a estas celebraciones como pareja significa ir caminando, saber que compartimos juntos, en la fe, no sólo la oración, sino también la celebración, que es por lo que estamos aquí (Héctor, 29 años, de Cursillos de Cristiandad).

Las Jornadas Mundiales de la Juventud han sido siempre momentos muy importantes en mi vida y para mi fe. Las palabras del Papa, de Juan Pablo II y de Benedicto XVI, me han tocado el corazón de una manera que no me lo tocaba nada de lo que da este mundo. Esta vez, siendo en Australia y teniendo dos hijos, me era imposible; pero en la de Madrid podré estar con mi mujer y mis hijos (Nacho, 31 años, de la parroquia Santa Catalina de Alejandría).

Lo más importante para empezar ya a preparar la JMJ de 2011 es consolidarse en el grupo en el que estás. Si no tienes, es el momento para unirte a uno, y hacer en comunidad esta experiencia de Iglesia (Elisa, 29 años, de Regnum Christi).

Espero que llegue ya Madrid 2011, porque recibiremos a jóvenes católicos de muchos países y culturas y vamos a ver la catolicidad de la Iglesia. Desde ya ofrecemos nuestra casa (Carmen, 25 años, de la Congregación Mariana de la Asunción).