Para irradiar la luz - Alfa y Omega

Para irradiar la luz

Inauguración de la Casa de Santa María, en Los Negrales

Alfonso Simón
Un momento de la bendición de los nuevos edificios por el cardenal arzobispo de Madrid.

«Sacar la luz de dentro afuera, romper los muros de carga del antiguo edificio donde están enterrados san Pedro Poveda y Josefa Segovia y desbordar esta luz de la capilla y la cripta hacia el campus central que simboliza el futuro»: así describía el arquitecto don Diego Escario «el planteamiento, desde las primeras fases del concurso», de las obras de restauración y ampliación de la Casa Santa María, que tiene la Institución Teresiana en Los Negrales. Fueron inauguradas y bendecidas por el cardenal Antonio María Rouco, arzobispo de Madrid, el domingo 25 de junio pasado, en un acto al que asistieron más de 600 personas, que concluyó con la celebración de la Eucaristía, presidida por el señor cardenal y en la que concelebraron trece sacerdotes, cercanos todos ellos a la vida y a la obra de la Institución fundada por el padre Poveda, canonizado por el Papa Juan Pablo II, en la madrileña Plaza de Colón, el 4 de mayo de 2003.

Marisol Izquierdo, en nombre de la Institución Teresiana, dio a todos la bienvenida en el amplio y luminoso nuevo Auditorio de las culturas, y presentó a quienes, junto al cardenal arzobispo de Madrid y al arquitecto de las obras, ocupaban la mesa de presidencia: Loreto Ballester, Directora de la Institución Teresiana, Sol Casado, Alcaldesa de Alpedrete, Ayuntamiento al que pertenece Santa María de Los Negrales, y la Directora de esta Casa, Loren Lozano. La intervención del arquitecto Escario, a la que pertenecen las palabras con que se abre esta crónica, fue ciertamente luminosa, al explicar cómo han respetado lo antiguo, «pero con la mirada en el futuro», subrayando: «Eso es lo que hemos hecho aquí. Esta obra es para mí un claro reflejo de la llama que mantiene la Institución Teresiana en tantos países, y de la enorme labor educadora que está desarrollando en el mundo». Y asimismo explicó que, junto con esa luz que, desde dentro, todo lo ilumina, a la hora de afrontar la obra se había propuesto mucho más: quiso que los tres nuevos edificios, construidos frente a la antigua Casa Solariega, de 1946, y cercanos a la posterior construcción de Las Torres, de 1968, generen un gran «ámbito de relación entre ellos», y que, además, el mencionado campus central sea un «ámbito donde la paz y el sosiego de su trazado permita el paseo, la relación, la oración».

A continuación, doña Sol Casado expresó su gratitud por participar en la inauguración «de esta magnífica construcción», y porque «vamos a conocer mejor la vida de san Pedro Poveda y de Josefa Segovia, lo cual nos va a enriquecer y vamos a ser mejores personas», anunciando después que el Ayuntamiento de Alpedrete ha tomado la decisión de dar el nombre de San Pedro Poveda a una de las calles del barrio de Los Negrales.

Aspecto del Auditorio de las culturas en el acto de presentación.

En sus palabras, la directora de la Institución Teresiana recordó a «don Casimiro Morcillo, que fue arzobispo de esta diócesis, y a Conchita Sanchís, que hicieron posible, en 1946, disponer de este terreno y poder iniciar la construcción». Evocó también la figura de Josefa Segovia, «su clara visión y decidido empeño por un lugar como éste, en torno a Nuestra Señora, a Santa María», y recordó a Carmen Sánchez Beato, en cuyo período como directora general se trasladaron los cuerpos de san Pedro Poveda y de Josefa Segovia desde la Sacramental de San Lorenzo.

En su homilía de la celebración eucarística, que tuvo lugar después del momento de la bendición de los nuevos edificios, el cardenal arzobispo de Madrid, don Antonio María Rouco, expresó su deseo de que esta ampliación sea una «iniciativa decisiva y fecunda», que marque «una nueva etapa para la historia de la Institución Teresiana». Y habló del amor como fundamento de la vida de los bautizados y de toda realidad de comunión dentro de la Iglesia, también, y de modo bien significativo, de las teresianas hijas del padre Poveda. «La afirmación -dijo- de que la Institución Teresiana está firmemente asentada sobre el fundamento del amor, tiene una prueba espléndida en san Pedro Poveda que dio su vida a Cristo y a los hombres, y a la Obra que había puesto en marcha».