Con Dios, sea donde sea - Alfa y Omega

Con Dios, sea donde sea

Redacción
Ilustración: Asun Silva.

Hacía mucho tiempo que no os presentábamos a ningún Patrono de la JMJ, ¿verdad? Pues, hoy, ¡traemos dos! El primero es san Rafael Arnáiz, a quien conmemoramos el martes pasado. Además, este mes de abril habría cumplido cien años. Rafael era un joven guapo, muy listo, que estudiaba Arquitectura y al que le encantaba conducir su coche. Sin embargo, a la vez echaba de menos profundizar la amistad con Dios que había tenido desde pequeñito.

En una excursión al monasterio de San Isidro de Dueñas (conocido como la Trapa), se enamoró de la vida de oración de los monjes cistercienses, y vio que ése era su lugar: quería dedicarse todo el tiempo a rezar y estar con Dios, atraído por el ejemplo de esos monjes. Sin embargo, lo tuvo difícil. A los cuatro meses de ingresar, se puso muy enfermo con diabetes, y se tuvo que volver a casa. Por su enfermedad, nunca podría seguir la dura forma de vida de los monjes. Pero no se rindió, y volvió al monasterio como oblato, un seglar que vive con los monjes para servirles, y aun así tuvo que abandonarlo alguna vez más. Murió poco después, a los 27 años, en el monasterio y vestido, simbólicamente, con el hábito cisterciense. Pero ya le había dado tiempo a entender que cumplir la voluntad de Dios, a veces, implica renunciar a nuestros planes, por muy buenos que sean, y que en esa voluntad de Dios, precisamente, está la verdadera felicidad.