La única pregunta - Alfa y Omega

Hace una semana tuve la oportunidad de encontrarme en Amsterdam con algunos organizadores diocesanos de la JMJ de Holanda, y con un grupo de periodistas de aquel país. Dos días antes había visitado la sede de EWTN, la principal emisora televisiva católica del mundo, en Alabama.

Tanto en ese país del norte europeo, como entre los que promueven la emisora americana, había verdadero interés en conocer los detalles de la organización de Madrid 2011. Pero el foco de su atención era: ¿qué estáis haciendo para preparar a los jóvenes de Madrid y de España? Y más en concreto, ¿cómo llegar a tantos jóvenes que no están en contacto con la Iglesia, y a los que Benedicto XVI ha invitado a venir a Madrid, para esta fiesta católica universal?

Ésta es la pregunta del millón, la que nos debería desvelar por la noche, porque, por mucho que hagamos, nunca haremos lo suficiente. En Madrid, en España, hay muchos jóvenes. ¿Saben que, en agosto del año que viene, el Papa viene a verlos? Pienso que muchos no lo saben. Y entre los dones de Dios a la JMJ, está el viaje de Benedicto XVI a nuestro país, el próximo fin de semana. Como ha hecho en todos sus desplazamientos anteriores, seguro que el Papa invita a los jóvenes a venir a Madrid. Quedarán entonces nueve meses para la Jornada Mundial, y por tanto hemos de acelerar el paso, y ser más activos en la comunicación y en la preparación pastoral.

Es la hora de la movilización general. Sin disminuir las competencias del Comité organizador para llegar a todos los jóvenes con un mensaje ilusionante y atractivo, pienso que quien en último término tiene esta responsabilidad son las familias de Madrid. Si los padres enseñan a sus hijos a que recen todos los días un poquito por los frutos de la Jornada, y los domingos algo más que un poquito; si en cada casa se busca sacar un hueco para recibir a dos o tres peregrinos (o más: en muchos jardines caben incluso tiendas de campaña), y a darles de comer; si los abuelos les ayudan a que se inscriban; si entre todos cubrimos las necesidades de los voluntarios, de los jóvenes que vienen de países en dificultad, de los ornamentos, a través de www.muchasgracias.info; si padres e hijos se ofrecen como voluntarios en sus parroquias, si pasa todo esto, la Jornada Mundial será un éxito, en primer lugar en nuestros hogares.

A estas alturas del partido, a nadie le sorprenderá que se alcen voces en contra, que critiquen que los católicos nos alegremos de que el Papa venga a vernos y cubramos los gastos, que le demos la mejor de las bienvenidas. Nosotros, a lo nuestro, tuerta. ¿A qué esperas? El Papa viene a vernos, y lo único malo que puede pasar es que nosotros no nos preparemos.

Yago de la Cierva es Director de Comunicación de la JMJ