La Orden de Malta asesora a médicos sobre el COVID-19: «Debemos hacer todo lo que podamos»
Doctor to Doctor promueve el intercambio de experiencias entre médicos del primer mundo y otros de Palestina, Jordania o Yemen. Rainer Löb, jefe médico de la Orden de Malta en Alemania, alaba la determinación de sus compañeros con menos recursos para hacer frente a este desafío, «su capacidad de improvisación y su habilidad para encontrar soluciones»
En la clínica católica Santa Barbara, de Renania del Norte-Westfalia (Alemania), «este tiempo de pandemia está siendo un desafío para todos los equipos. El COVID-19 está afectando profundamente a los cuerpos y a las almas», al tratarse de una enfermedad que pone en riesgo la vida y demanda un nivel elevado de cuidados y, al mismo tiempo, suscita un miedo justificado.
Para el doctor Rainer Löb, jefe médico de la unidad de Anestesiología y Medicina Intensiva, de Emergencias y del Dolor y director del equipo específico contra el coronavirus, ha supuesto un desafío particular. «Todavía vamos aprendiendo día a día y tenemos que estar evaluando y adaptando continuamente» los protocolos, además de prestar especial atención a «explicar y comunicar lo que hacemos y por qué». También ha constatado la necesidad de «estar cerca, a pesar de la distancia social», con el personal que durante estas semanas ha visto afectadas sus relaciones humanas.
Con semejante responsabilidad a sus espaldas, este médico ni siquiera sabe cómo ha logrado encontrar tiempo para participar en la iniciativa Doctor to Doctor de la Orden de Malta, de cuyos servicios médicos también está al frente. El proyecto, puesto en marcha junto con el think tank inglés Forward Thinking (Pensar hacia adelante), ha organizado ya tres talleres online con médicos del primer mundo y otros de Oriente Medio.
«Desafíos increíbes»
A pesar del esfuerzo extra que supone organizar estos encuentros en medio de la pandemia, «era necesario», asegura Löb. «Si nuestras ideas y experiencia podían ayudar a otros colegas, debíamos compartirlas. En una crisis mundial como esta, debemos hacer todo lo que podamos». Y, además, «de alguna forma las cosas salen».
El objetivo es que los expertos de países como Alemania, Italia e Irlanda compartan su experiencia y consejos con los compañeros que se enfrentan a la pandemia en condiciones más difíciles: Yemen, que está en guerra; Jordania y el Líbano, con una importante población refugiada, o Palestina, donde la densidad de habitantes genera dificultades para implementar el confinamiento.
En los intercambios en los que ha participado hasta ahora, le han impactado «los desafíos increíbles a los que están haciendo frente en zonas de guerra o con condiciones meteorológicas extremadamente adversas y la carencia de cosas a las que nosotros estamos muy acostumbrados». Consciente de que en Alemania tiene una situación «muy cómoda» en lo relativo a la disponibilidad de respiradores, apunta también «que estos o las medicinas no son lo único que hace falta».
Prevenir y cuidar siempre
La conclusión de los talleres, explica el responsable de la lucha contra el coronavirus en la clínica Santa Barbara, es que «el primer mensaje importante que es necesario compartir con todos» es la necesidad de evitar contagios «para que no se sature el sistema sanitario, independientemente de si está muy desarrollado o no». Dado lo «realmente complicado» que es mantener la higiene y reducir el contacto en algunos países, un punto importante de las reuniones virtuales ha sido intercambiar sugerencias para convencer a la gente de la necesidad de lavarse las manos con frecuencia o de usar mascarilla.
Otra clave para abordar la COVID-19 es «identificar a los que realmente necesitan respirador y aquellos en los que solo va a prolongar su sufrimiento». Löb recuerda que «cuando no hay una probabilidad realista de curar, es muy importante ofrecer unos cuidados llenos de amor y estar cerca de quien está muriendo». Puede ser un desafío si son muchos al mismo tiempo, «pero incluso entonces deberíamos intentar aliviar sus síntomas de la mejor forma que podamos».
Improvisando hacia nuevas ideas
Junto a las carencias en otros países, al médico le ha impresionado en igual medida la determinación de sus colegas y «su voluntad de hacer frente a este desafío y de ayudar al mayor número de personas posibles», así como «su capacidad de improvisación, su habilidad para encontrar soluciones» y su disponibilidad a aprender.
«Nunca deberíamos perder esa capacidad de estar abiertos para comprender que todos podemos aprender de todos», asegura. Precisamente la ventaja de estos encuentros es que desde el intercambio de ideas, puntos de vista y experiencias uno puede «quedarse con las que le pueden ayudar o encajan más en su situación, y luego desarrollar ideas nuevas» de las que se beneficien otros.
Transmitir el amor de Dios
Para el doctor Löb, participar en este proyecto es parte de su vocación dentro de la Orden de Malta: «Ayudar a todos los necesitados, ver en cada ser humano el rostro de Dios y transmitir un trocito del amor que Él nos da sin merecerlo nosotros». Y ha sido en gran medida posible gracias a que «otros me han cubierto las espaldas. Se trata de trabajar en equipo, y el mío es estupendo».
En este sentido, agradece también «toda la solidaridad y el apoyo gracias al contacto por videoconferencia con familiares, amigos y compañeros de todo el mundo. Un dispositivo electrónico no puede suplir el tacto humano, pero debemos mantener el contacto cuando las visitas no son posibles». Gracias a todo ello, en este tiempo ha experimentado realmente que «somos más fuertes juntos, como los médicos del hospital apoyándose unos a otros».