¡Familias, la Iglesia os escucha! - Alfa y Omega

¡Familias, la Iglesia os escucha!

Numerosas diócesis han puesto sus centros de orientación familiar a disposición de aquellas familias que lo necesitan durante este tiempo de confinamiento. El COF de Ávila, que ha lanzado una campaña especial, ha visto cómo las solicitudes de orientación y acompañamiento se han multiplicado

Fran Otero
Foto: Guillermo Navarro.

La Iglesia está cerca de todos aquellos que tienen alguna necesidad. Se sigue poniendo de manifiesto cada día que pasa, en medio de una pandemia que todavía no ha acabado y de una crisis social y económica que ya golpea a muchos. Lo hace a través de la caridad y la asistencia, a través de la oración y la celebración de los sacramentos, y también de la atención especializada y el acompañamiento a las familias en sus dificultades y problemas de convivencia.

Este último servicio, quizás un poco oculto por la urgencia de otras atenciones, no ha descansado, adaptándose a las circunstancias para atender las solicitudes de las familias que siguen llegando. Diócesis como Bilbao, Burgos, Calahorra y La Calzada-Logroño, Córdoba, Ciudad Real, Gerona, Huelva o Ávila, entre otras, han puesto sus recursos de acompañamiento familiar, fundamentalmente los centros de orientación familiar (COF) a disposición de aquellos que lo necesiten, bien porque viven situaciones de angustia, bien por nervios, estrés o duelo. Fundamentalmente se está ofreciendo soporte emocional y psicológico para acompañar, o para aprovechar el confinamiento y mejorar la convivencia familiar.

Este último es uno de los objetivos que se han propuesto desde los COF diocesanos de Córdoba. Con el lema La Iglesia te quiere ayudar. La Iglesia te puede ayudar, han movilizado todos los recursos disponibles en sus tres centros para ayudar a las familias a sobrellevar la situación.

En Ávila, la directora técnica del COF, Caridad López, se dio cuenta, nada más decretarse el Estado de alarma, de que tenían que hacer algo para seguir atendiendo a las familias que estaban acompañando y para dar respuesta a la demanda creciente de solicitudes. Con el visto bueno del vicario general y el obispo, lanzaron la iniciativa Familia, os escuchamos, que ha trasladado sus servicios de orientación, mediación y acompañamiento al teléfono y la videollamada. Solo en los primeros diez días recibieron un total de 70 solicitudes; habitualmente atienden entre 15 y 20 cada mes.

Parejas, niños y personas solas

En estos momentos hay cuatro personas en activo. Caridad López y tres voluntarios cualificados están atendiendo fundamentalmente a tres grupos de personas: parejas y matrimonios con algún conflicto, familias con hijos pequeños o adolescentes, y personas solas.

En el caso de las parejas, explica López, el confinamiento está agravando conflictos que ya venían de antes. Una situación que intentan paliar a través del diálogo, la empatía y actividades para que utilicen el tiempo bien. «Ofrecemos pautas para una rutina ordenada, para que hablen entre ellos, que discutan bien o tengan sus propios espacios. Una vez superada la ansiedad y la tensión, ya comenzamos con dinámicas para redescubrir a la pareja y que entiendan que el matrimonio es una bendición», añade.

Para resolver los conflictos que se generan con los hijos, ya sean pequeños o adolescentes –«nos hemos tenido que readaptar y acostumbrarnos a pasar 24 horas con ellos»–, la clave está en establecer roles claros. De hecho, la situación actual, en la que nos hemos visto obligados a confinarnos, es una buena oportunidad para educar a nuestros hijos y mostrarles que hay unas normas y que hay que cumplirlas. «Y que a nosotros, siendo adultos, también nos dicen que no podemos salir de casa. Nos adaptamos por un bien mayor», explica. En su opinión, la clave está en «establecer roles y rutinas, y en buscar formas de pasar este tiempo de una forma positiva», tiempo que también debe incluir, además del estudio y el trabajo, momentos para que la familia esté junta.

Con las personas solas, el trabajo se invierte en llamarlas, ofrecer compañía y preocuparse por ellas y sus necesidades. Son personas, explica Caridad López, que se relacionaban con los demás al salir de casa –al ir a la compra, a dar un paseo o a Misa– y que ahora mismo habían visto limitado completamente su contacto social.