2025: tiempo para poner en común lo bueno que se hace en la Iglesia madrileña
La archidiócesis fomentará la corresponsabilidad de los laicos, la pastoral con migrantes, los centros de escucha y el catecumenado de adultos. Pero antes unirá entre sí a quienes ya trabajan por el Reino
«En el Sínodo ha habido un tema trascendental, el paso de una Iglesia piramidal que nos viene desde el siglo XII a una Iglesia que somos todos los bautizados, que es lo que dice el Concilio Vaticano II». Es, a juicio de Antonio Ávila, uno de los principios que durante este 2025 guiará las acciones de la archidiócesis. En conversación con Alfa y Omega, el coordinador del equipo de consulta e implementación del Sínodo en Madrid reivindica que «el pueblo de Dios es mayor de edad para discernir y compartir lo que venimos haciendo». Por tanto, tal y como el arzobispo de Madrid, el cardenal José Cobo, ha encargado a sus colaboradores, del año que empieza se puede esperar más corresponsabilidad. «Nadie podrá decir que un laico está en la Iglesia de visita», pronostica Ávila.
Para lograrlo, este año se profundizará aún más en la implementación de un órgano con el que ya deberían contar todas las parroquias, el consejo pastoral. «En él está representado todo el pueblo de Dios con sus diferentes ministerios». No solo sacerdotes, sino también religiosos y religiosas y los laicos que forman parte de la parroquia. Juntos tomarán decisiones para el caminar de la comunidad. Como matiza Ávila, los laicos no estarán allí solo por completar ni sustituyendo a los presbíteros pues, «aunque hubiera muchísimas vocaciones, la Iglesia somos todos y cada uno tenemos nuestras responsabilidades».
Otra de las grandes apuestas del 2025 que arranca es la red de centros de escucha que la archidiócesis está consolidando con aproximadamente una docena de lugares habilitados. José Luis Segovia, vicario Pastoral de Madrid, explica que están dirigidos sobre todo a la población joven después de que la Iglesia de Madrid conociera informes sobre el aumento de ideación suicida, autolesiones y conflictividad en los centros escolares. «Tenemos a este grupo rodeado de tecnología punta, pero a veces con una soledad más grande que nunca», añade Segovia.
El vicario Pastoral matiza también que estos espacios, que no son «clínico-terapéuticos» sino un oído que la Iglesia presta, contarán con unos 40 profesionales para la escucha activa formados por los religiosos camilos y el Centro de Humanización de la Salud que coordinan. Con rendición de cuentas y controles internos se evitarán «abusos de poder y otras situaciones insanas que a veces se dan en las relaciones de ayuda». En cuanto al tipo de perfil al que esperan ayudar, aparte de los jóvenes, también desean acercarse a los mayores y a cualquier persona que «ha perdido a un ser querido, se siente sola, necesita desahogarse o contrastar su visión con alguien que esté formado». Segovia insiste en que ofrecen «un contraste razonable, no invasivo y no directivo» de lo que le ocurre a uno «que permite ir saliendo de los bucles en los que a veces nos metemos». Otra de las heridas que pretenden atender son los conocidos como duelos migratorios, que afectan especialmente a «las personas que han dejado a sus seres queridos en su país, pasando por situaciones muy complejas, y necesitan hablar».
- Implementar en profundidad los consejos pastorales parroquiales, un órgano con el que debería contar cada comunidad y en el que los laicos tendrán un papel absolutamente coprotagonista.
- Consolidar la red de centros de escucha con el apoyo de los religiosos camilos. Está especialmente pensada para jóvenes que sufran soledad no deseada y necesiten con quién hablar.
- Poner en contacto a los migrantes en Madrid con el resto de recursos de la Iglesia que ya están funcionando y que pueden favorecer su acogida, protección, promoción e integración.
- Conocer en profundidad cómo atienden las parroquias a los adultos que se reconectan con la fe o quieren bautizarse. Desarrollar pautas comunes para trabajar con un mismo criterio.
- Seguir promocionando la ILP para regularizar a medio millón de migrantes y dar a conocer la exhortación pastoral Comunidades acogedoras y misioneras que visibiliza la aportación a la vida de fe de los recién llegados.
Rufino García, delegado episcopal de Migraciones, adelanta que apoyará este servicio y derivará allí a quien crea que le puede beneficiar. «A principio de curso nos planteamos que, si hay cosas que se están haciendo bien, no se trata de que nosotros las dupliquemos, sino de que fomentemos el trabajo en red». En vez de diseñar cada uno sus estrategias, este 2025 también promete canales abiertos dentro de la Iglesia madrileña para la colaboración recíproca. El delegado de Migraciones revela además que, durante este año, «queremos compartir las buenas prácticas en el trabajo con los migrantes» y organizar a finales de marzo un acto con recomendaciones sobre cómo realizar una correcta acogida, protección, promoción e integración de estas personas. «Son para nuestra diócesis y la sociedad un signo de esperanza que, lejos de ser un problema, nos enriquece», sentencia. Y otras dos prioridades a tener en cuenta para el año: seguir impulsando la ILP para regularizar a medio millón de migrantes y dar más a conocer la exhortación pastoral Comunidades acogedoras y misioneras, elaborada por la conferencia episcopal.
Finalmente, este año la Iglesia madrileña quiere consolidar sus itinerarios para el catecumenado de adultos con un doble objetivo: por un lado, ofrecer un itinerario de reiniciación para quienes se han alejado de la Iglesia; por el otro, abrir «procesos de iniciación cristiana desde el principio empezando por el Bautismo», pues cada año reciben este sacramento más personas que no lo hicieron de niñas. José Luis Díaz, coordinador del equipo para esta causa, adelanta que «ya hemos tenido encuentros con equipos de parroquias donde existen estructuras de este tipo para compartir recursos». Y reivindica que lo primero, antes de lanzarse a la aventura en solitario, es «clarificar los procesos que ya se están haciendo y ver pautas que se puedan compartir».