Las vocaciones dependen de Él - Alfa y Omega

Nos hallamos en un tiempo apasionante para vivir el sacerdocio y para trabajar en la promoción de las vocaciones sacerdotales. Para ello es necesario mantener clara y manifiesta la identidad sacerdotal y ofrecer el testimonio de que somos hombres de Dios, amigos del Señor Jesús, que aman a la Iglesia, que se entregan hasta dar la vida por la salvación de los hombres. Maestros de oración que dan respuesta a los interrogantes del hombre de hoy, aspirando siempre a la santidad y ofreciendo un testimonio de una alegría incesante. En buena parte de nuestra sociedad se ha perdido el sentido de Dios y tiene lugar una especie de sequía vocacional progresiva y aparentemente irremediable. Pero más allá de las apariencias tenemos una certeza clara: la iniciativa es de Dios, que continúa llamando, y la Iglesia tiene capacidad de ayudar a discernir en la respuesta. En nuestras Iglesias locales –como decía el Papa en su Mensaje de 2011–, «especialmente en nuestro tiempo en el que la voz del Señor parece ahogada por otras voces, y la propuesta de seguirlo, entregando la propia vida, puede parecer demasiado difícil, toda comunidad cristiana, todo fiel, debería de asumir conscientemente el compromiso de promover las vocaciones».

Hay que salir al encuentro de los niños y de los jóvenes, responder a sus expectativas, a sus problemas e inseguridades, dialogar con ellos proponiéndoles un ideal de altura que comprometa toda su vida. Nuestra tarea consistirá en sembrar, en anunciar el Evangelio de la vocación. Una siembra oportuna y confiada, abonada con la oración personal y con la oración de toda la Iglesia. Después vendrá el acompañamiento, lleno de paciencia y de respeto. Por último, la ayuda para discernir, para descubrir la voluntad de Dios en la vida de la persona concreta, de tal manera que dé una respuesta positiva a la llamada de Dios.

Es la hora de la fe, la hora de la confianza en el Señor que nos envía mar adentro a seguir echando las redes en la tarea ineludible de la pastoral vocacional. Pidamos que los jóvenes estén abiertos al proyecto que Dios tiene para ellos y sean receptivos a su llamada.

Del Mensaje Vocaciones sacerdotales para el siglo XXI, aprobado por la Conferencia Episcopal Española