Ya huele a Navidad - Alfa y Omega

Empieza el mes más bonito del año: ¡diciembre! Llevamos días preparándonos para el nacimiento de Jesús. Las semanas de Adviento han cobrado una importancia especial desde que tenemos niños y vivimos la Navidad con ellos. Vamos preparando la cunita de Jesús; de nosotros depende que el bebé esté calentito y cómodo cuando nazca. Así que, desde que comenzó el Adviento hemos ido pensando cómo preparar la cunita y nuestro corazón para su llegada. Cada domingo encendemos una vela, rezamos algo juntos y cantamos villancicos aporreando panderetas.

Preparamos un calendario con pequeños propósitos para cada día: sonreír más, enfadarse menos, ayudar a mamá y a papá, trabajar mejor… También tenemos el típico calendario de Adviento con ventanitas de chocolate, pero misteriosamente no llega a Navidad. En nuestro caso vamos abriendo ventanas con mucha ilusión, pero, no se sabe por qué, solo hay chocolate los primeros días. Creo que deberían poner bombones para poder reponer y llegar con cierta dignidad al día de Navidad. Estas son las cosas que una mente cuadriculada como la mía es incapaz de entender: ¿Por qué no esperan y se comen cada día el bomboncito que toca? Y yo misma me respondo: «Pues porque son niños y este tipo de cosas hace que todo sea más divertido». También ponemos el nacimiento y les digo que el Niño Jesús todavía no hay que ponerlo porque falta mucho para que nazca, pero ellos erre que erre, quieren que esté en su cuna, así pueden darle besos, acunarle y decirle cosas bonitas cada vez que pasan a su lado. Las niñas lo cogen en brazos, lo arrullan y le cantan villancicos para que se duerma. El mayor, que es más tímido, ha escrito una carta y la ha dejado debajo de la cuna. Desde hace años, hemos copiado esta costumbre y, poco a poco, vamos escribiendo una lista por todas las personas que queremos encomendar al Niño Jesús. Rezamos por todas las familias, especialmente por las que sueñan encontrarse con sus hijos, por los niños que esperan la llegada de sus familias y por tantas personas que llevamos en el corazón.

Me encanta la Navidad, me encanta la piedad de los niños, con qué naturalidad tratan a Dios. Observando a mis hijos entiendo mejor por qué Jesús dijo que hay que hacerse como ellos para entrar en el cielo.