Comienza la temporada del Real Teatro de Retiro, el espacio que el Teatro Real de Madrid ha organizado para dar cabida a la cultura infantil, con un concierto de los Pequeños Cantores de la ORCAM que, con sus selectas voces blancas y un mapa del mundo detrás, recorrieron el hemisferio con cantos y danzas típicas de diversos lugares del mundo. Así, los pequeños asistentes —algunos, especialmente inquietos— saborearon el folclore de nuestra tierra, primero la zona norte, desde Euskadi hasta Galicia, donde partieron vía océano Atlántico hasta Canadá. En la fría tierra norteña americana los niños cantaron con la tribu aborigen Mi’ Kmaq para luego saltar a las cálidas tierras caribeñas, donde entonaron la Cubanita de Eva Ugalde. Desde la isla fuimos de la mano del nutrido coro infantil por toda Iberoamérica, pasando por cantos nativos brasileños y milongas argentinas, hasta llegar un candombe uruguayo. De tierras latinas saltamos a las islas del Pacífico. Fue impresionante ver a los pequeños cambiar con esa fluidez de idioma. Indonesio, malasio, japonés, finlandés, ruso, húngaro, turco, tunecino, argelino. Además de sus cantos tradicionales, también sus bailes. En el norte de África, nos enseñaron cómo los niños utilizan canciones para jugar a eliminar a los participantes de una rueda. Param param, popular de Túnez, es un típico juego de palmas que emplea como texto la narración del robo de una moneda (con moraleja incluida). El viaje alrededor del mundo termina de nuevo en nuestro país. Esta vez llegaron por el sur y se detuvieron en las Sevillanas del siglo XVIII de Lorca, para finalizar en la capital, en nuestro Madrid, donde recuperaron el chotis de Manuel Nieto Con una falda de percal planchá y donde los cantores sacaron el mantón de manila, la gorra de chulapo y, pie en tierra, enseñaron a los asistentes nuestro baile tradicional.
Este espectáculo es una joya. Los niños aprenden geografía, celebran la tradición, investigan otras culturas, visualizan otros mundos. Hasta noviembre, el Real Teatro de Retiro se vuelca en un otoño infantil en el que habrá ópera, títeres y cuentos líricos. No se lo pierdan. Mi hija quiere escuchar cada tarde Unha noite no muiño y aprender gallego. Eso sí, que sean también los niños los que quieren acudir al teatro; si es capricho de los padres, el resto de asistentes lo sufrirán.