Vivir el momento. Romance y autodeterminación - Alfa y Omega

Vivir el momento. Romance y autodeterminación

Juan Orellana
Florence Plugh y Andrew Garfield interpretan a Almut y Tobias, los protagonistas de la cinta
Florence Plugh y Andrew Garfield interpretan a Almut y Tobias, los protagonistas de la cinta. Foto: Festival de San Sebastián.

Almut (Florence Plugh) es una brillante chef que una noche atropella con su coche a Tobias (Andrew Garfield), que cruza distraído la calle tras firmar los papeles de su divorcio. Ella le acompaña al hospital y empiezan a enamorarse. Su relación crecerá en el tiempo, adquiriendo un maduro compromiso, hasta que llegue la prueba de lidiar con la enfermedad.

La traducción del título que en España se ha hecho de la película We live in time (Vivimos en el tiempo) suena mucho a carpe diem; algo que, sin embargo no se corresponde exactamente con el tono del filme. En la ya larga historia del cine siempre han estado presentes las historias románticas. Y lo han estado con un esquema bastante similar: chico conoce chica, se enamoran, son felices, llegan las dificultades, el alejamiento, pero finalmente triunfa el amor, que puede con todo. En cada cinta cambiaba el contexto, no solo argumental, sino extracinematográfico, la sociedad en la que se producía. Por eso Love Story se desarrolla en un clima sesentayochista de ruptura con las tradiciones familiares y Los puentes de Madison refleja un mundo que ya no puede seguir creyendo en el matrimonio para toda la vida. Vivir el momento, del irlandés John Crowley, retrata nuestra época, con sus ideologías dominantes y formas de vivir; un tiempo marcado por el encumbramiento de la autodeterminación: yo me hago a mí mismo, no dependo de nadie, el individuo prevalece sobre los demás.

El personaje que mejor encarna esa autodeterminación es el de Almut. Desde su orientación sexual —tuvo una novia—, su método para tener hijos —embriones, inseminación artificial— o su forma de gestionar la enfermedad, hasta sus prioridades en la vida, ignorando los deseos de médicos y familia. Todo es autodeterminación. No es que sea una mujer egoísta y manipuladora. Simplemente es lo que hoy se espera de cualquier persona: que haga sin cortapisas lo que en cada momento sienta que desea hacer. Pero en la película se añade otro ingrediente muy actual: el valor de la vida está en el éxito profesional. Si no lo logro no soy nadie ni hay motivos para que me recuerden. Almut toma decisiones que van contra su salud para alcanzar un éxito que ella cree imprescindible para que su hija esté orgullosa de su madre. Esta autodeterminación implica también una absoluta falta de trascendencia en todo el filme, incluso ante la amenaza implacable de la muerte.

La cinta es grata por lo que tiene de verdadero; es decir, por el amor, con sus declinaciones: el perdón, la paciencia, el sacrificio, el cuidado del otro. Pero deja un sabor de algo incompleto, el toque agridulce de un voluntarismo autosuficiente. Los intérpretes están sobresalientes y la narración es impresionista, mezclando arbitrariamente los lapsos temporales, sin seguir un orden cronológico. Aunque es un poco exhibicionista, es en general una película elegante y sensible, sin llegar a ser cursi. Pero le sobra la evidente voluntad del guionista Nick Payne de ser políticamente correcto.

Vivir el momento
Dirección:

John Crowley

País:

Reino Unido

Año:

2024

Género:

Drama romántico

Público:

+12 años

Cartel de 'Vivir el momento'