Vincenzo Bassi: «Hemos de cambiar nuestra manera de narrar la familia»
La Plataforma per la Família concede su premio internacional Luchador por la familia al presidente de la Federación de Asociaciones Familiares Católicas de Europa (FAFCE). «La familia no es el problema, sino la solución a muchos de nuestros problemas», afirma
Vincenzo Bassi es uno de los principales luchadores por los derechos de la familia que hay en Europa, y así se lo va a reconocer la Plataforma per la Família este 14 de noviembre, durante la Jornada sobre Natalidad y políticas de ayuda a la familia que la institución familiar catalana organiza junto al Instituto CEU de la Familia. Este italiano, padre de tres hijos y abogado de profesión, preside la Federación de Asociaciones Familiares Católicas de Europa (FAFCE) desde 2019, y en los últimos años ha impulsado con fuerza el foro de los Estados Generales de la Natalidad en el país transalpino.
¿Por qué hemos llegado a un punto en el que las familias han de unirse para luchar por lo que es suyo?
La familia es la institución que dura para siempre. Otras instituciones como las empresas y otras organizaciones mutan, pero la familia permanece. Hoy vivimos tiempos complicados en los que parece que las personas olvidan más fácilmente lo que son y lo que somos. La familia no es solo el destino de los servicios del Estado o de la sociedad, sino que es la institución que activa todos los procesos sociales. Por así decirlo, es el combustible de la sociedad, tiene su implicación en todo. La familia no es el problema, sino la solución a muchos problemas que tenemos.
La federación que preside se remonta a los años 90. ¿Qué ha cambiado desde entonces en el trabajo de las asociaciones familiares?
Nuestro interés ha sido sobre todo crear una comunidad, algo que es muy importante antes incluso de ponerse a trabajar. Junto a ello, entendemos que hoy no es suficiente defender a la familia, sino convencer a los demás de su importancia. En el pasado muchos esfuerzos estaban dirigidos a defender los intereses familiares; ahora tratamos de convencer a las personas de buena voluntad de que la familia es una inversión y una apuesta de futuro, no un gasto. Para ello hemos de cambiar nuestra manera de narrar la familia.
La entrega del premio internacional Luchador por la familia a Vincenzo Bassi se complementa con el premio nacional por el mismo motivo que recibirá Jaime Mayor Oreja, exministro y actual presidente de Neos y de One of Us. Ambos galardones se entregarán el 14 de noviembre durante la Jornada sobre Natalidad y políticas de ayuda a la familia organizada por el Instituto CEU de la Familia y la Plataforma per la Família Catalunya, en la que se abordará la situación de la natalidad en Cataluña, España y Europa y se aportarán propuestas concretas que contribuyan a dar un vuelco a la situación, sobre todo con la mirada puesta en las elecciones municipales del próximo mes de mayo en nuestro país.
¿Cuál cree que es la principal amenaza para su supervivencia?
La más grande es que la sociedad olvide su función. Es verdad que hay muchas cuestiones que conciernen a la destrucción de la familia, pero los intentos de redefinirla suceden solo porque no se percibe su función. Los debates sobre lo que es una familia o no proceden de que no se conoce realmente su beneficio en favor del bien común. La sociedad cambiará cuando comprenda esto claramente.
Póngame un ejemplo…
El invierno demográfico: no se puede solucionar este problema sin la familia. De hecho, es un escollo que solo la familia puede resolver. La sociedad tiene un problema de futuro porque no tiene niños. Solo la familia da el coraje para tener hijos. Después de esto será más fácil hablar de la belleza de las relaciones y otras cuestiones afines. Por ello pienso que el problema del invierno demográfico es en realidad una oportunidad para nosotros.
¿El cambio vendrá por la vía de las políticas públicas, o por el cambio cultural y de mentalidad?
Creo que ambos caminos son necesarios. La política debe inspirarse en la realidad, no en las ideas. La familia no es una realidad perfecta, pero puede resolver hoy nuestros problemas como sociedad y como comunidad. Por ejemplo, la soledad es la enfermedad más grave que tenemos y la familia es la solución. Se habla de la necesidad de implementar políticas natalistas: es cierto, pero no es suficiente. El cambio vendrá sobre todo cuando haya cada vez más personas felices al generar hijos. Si se ven familias con niños, los jóvenes querrán casarse y tener hijos.
Nuestros abuelos vivían en una sociedad con relaciones muy fuertes, y todo el pueblo se ponía contento cuando nacía un niño en una casa. Ahora no vivimos esta misma experiencia, por lo que hay que crear primero una cultura de comunidad. Este principio se puede aplicar también a una parroquia, que debe ser antes una comunidad más que una proveedora de servicios. Es algo que tenemos que ir aprendiendo poco a poco.