Victor Fernández habla sobre Fratelli tutti

Víctor Manuel Fernández, a los políticos: «Al menos pueden conversar»

El obispo de La Plata hace una apasionada defensa de la nueva encíclica del Papa en un encuentro organizado por la Universidad Abat Oliba CEU en Barcelona. «Fratelli tutti nos pide reconocer en el otro a un hermano», afirmó

Juan Luis Vázquez Díaz-Mayordomo
Foto: Universitat Abat Oliba CEU

«El tema central de Fratelli tutti es el amor, el amor fraterno, porque la caridad crece cuando se abre a los demás, cuando no se queda encerrada en la propia familia o grupo de amigos, sino que se va extendiendo más y más», afirmó este lunes el obispo de La Plata, Víctor Manuel Fernández, en una presentación de la última encíclica del Papa Francisco organizada por la Universidad Abat Oliva CEU.

Para monseñor Fernández, la caridad se hace concreta «cuando se abre a ese hermano tirado al lado del camino, junto a nosotros». Asimismo, en el documento «el Papa defiende la capacidad de entrar en dialogo con todo el mundo. Francisco rechaza la endogamia, pues el amor solo es fecundo si está abierto, y por eso menciona a los migrantes y a otros exiliados ocultos en nuestra sociedad, como los discapacitados».

Fernández propugnó el hábito de «reconocer al otro, levantar la cabeza y mirar el valor y los sueños y necesidades del otro». A partir de ahí surge «un pacto social y cultural» que «nos hace bien y nos realiza como sujetos, porque estamos creados para este amor, esta es la clave de una verdadera existencia humana. Fratelli tutti nos pide convertirnos y empezar a reconocer en cada ser humano a un hermano»».

El obispo de La Plata aludió concretamente a los políticos, «que tienen la misión de buscar puntos de contacto aun en líneas que parecen opuestas. Al menos pueden conversar, la conversación no se le niega a nadie». En este sentido, la vocación política es «una artesanía y un encuentro», que invita «a la conversación, al diálogo y a tejer lazos en la sociedad».

Además, en situaciones dolorosas como «guerras, rupturas e injusticias», aun es posible «un camino largo y duro de reencuentro», en el que «no se trata de tapar la historia, sino de perdonar, y perdonando hacer un camino de reconstrucción y de sanación de la sociedad».

Para monseñor Fernández, «esto es Evangelio puro, los cristianos no podemos tener un mensaje diferente a este». Asimismo, alertó de que «la pandemia nos puede encerrar en el individualismo, en el consumismo egoísta, en el sálvese quien pueda, pero eso nos puede destruir como humanidad. Francisco nos propone que partir de esta pandemia logremos un mundo de hermanos».

Por último, el obispo de La Plata se refirió a las dos críticas principales que ha recibido Fratelli tutti, procedentes de sectores neoliberales y del tradicionalismo católico, «que sacan citas de su contexto».

«Los neoliberales dicen que el Papa no alienta el trabajo –afirmó– sino que los pobres se queden en el sofá sin hacer nada, distribuir sin producir. Pero el Papa dice exactamente lo contrario, cuando afirma en Fratelli tutti que “el trabajo es la mejor ayuda para un pobre, ayudarle con dinero debe ser algo provisional”. Para el Papa la peor pobreza es no trabajar, y promueve que cada uno pueda crecer a partir de su esfuerzo».

Desde el tradicionalismo católico, «le critican que escribe de un modo horizontal sin Dios, desde el nuevo orden mundial y el sincretismo religioso, abogando por una fraternidad etérea abdicando del pensamiento cristiano. Esto se dice en muchos blogs y páginas web, y muchos católicos lo repiten», lamentó el teólogo argentino.

Sin embargo, «el Papa dice que escribe “desde sus convicciones cristianas”, procurando hacerlo “de tal manera que podamos hacer una reflexión con todas las personas de buena voluntad”. El Papa quiere conversar con todos. No caigamos en la fragmentación. El Papa habla de Dios y de Jesucristo, no puede hablar más claro».

«Hagamos un examen de conciencia»

Para el arzobispo de Barcelona y presidente de la Conferencia Episcopal Española, el cardenal Juan José Omella, Fratelli tutti es «el fruto maduro del magisterio del Papa Francisco», que «sitúa a la Iglesia en el mundo», una Iglesia que «no es una ONG ni una sociedad aislada, sino un agente de comunión universal, de fraternidad universal. Porque pobreza no es solo no tener dinero, sino también estar solo y abandonado».

El cardenal Omella constató que «nos cuesta no solo ofrecer el perdón sino también pedir perdón», por lo que pidió reconocer que el otro «es mi hermano solo por ser humano, y encima por ser hijo de Dios. Esa tiene que ser nuestra actitud, hagamos un examen de conciencia para ver si vivimos así».

En el coloquio, el secretario del Dicasterio para el Desarrollo Humano Integral, monseñor Bruno Duffé, defendió que «los migrantes no son migrantes sino personas con capacidades y carismas que llevan promesas a la humanidad». Por ello, recomendó alejarse «de populismos y nacionalismos proteccionistas, que hacen suyos y pueden llegar a confiscar la esperanza, amplificando los medios con objetivos electoralistas. Compartir o morir: este es reto de nuestro tiempo».