Fratelli tutti: una encíclica «para cambiarnos el corazón» - Alfa y Omega

Fratelli tutti: una encíclica «para cambiarnos el corazón»

Se presenta en Madrid Fratelli tutti, la nueva encíclica del Papa, un texto que aterriza en cuestiones como la política, el bien común, las migraciones o la relación con los pobres

Juan Luis Vázquez Díaz-Mayordomo

«La humanidad necesita estas palabras del Papa, para nuestro desarrollo afectivo y ético», afirmó el cardenal Osoro este lunes, 26 de octubre, durante la presentación en Madrid de la nueva encíclica del Papa, Fratelli tutti. En el acto, que tuvo lugar en el salón de actos de Alfa y Omega, el rector de la Universidad San Dámaso, Javier Prades, señaló que Francisco defiende «un ser humano que se realiza no encerrándose sobre sí mismo, sino abriéndose al otro». «Somos sujetos interconectados y relacionados –añadió Prades. En la convivencia nos va a todos el bienestar de la sociedad. Por eso el Papa afirma la complementariedad de la diferencia frente a una polarización excluyente».

Para el rector de San Dámaso, «quien está abierto al otro comprende mejor la realidad», ya que «lo mejor de la historia humana reside en la mezcla de realidades que fecundan nuevas realidades». Esto genera «un yo en acción», que se concreta en la invitación del Papa «a cambiar nuestros estilos de vida, sin empezar de cero en todo pero tampoco viviendo de las rentas en cuestiones morales o antropológicas».

El rector de la Universidad Pontificia Comillas, Julio Martínez, SJ, se centró en los retos para la vida política que contieneFratelli tutti, destacando que «el Papa nos convoca a rehabilitar la política, en una dimensión basada en objetivos comunes más que en las diferencias». Para Martínez, lo más «jugoso» de la encíclica son las reflexiones finales para la labor concreta de los políticos, pues les pide «que sean personas en contacto con la realidad y con la gente, no élites separadas del pueblo».

El jesuita aludió también a algunas críticas que se le han hecho al Papa desde posturas polarizadas, señalando que Francisco «se distancia tanto del marxismo como del liberalismo, porque en ambos se dan formas de desprecio de los débiles». El Papa se sitúa así en una «fidelidad creativa» con la doctrina social de la Iglesia, según detalló.

Amigos de los pobres

Por su parte, Tíscar Espigares, responsable de de la Comunidad de Sant’Egidio en Madrid en Madrid, hizo una lectura de Fratelli tuttidesde la relación con los más desfavorecidos señalando que «ser amigos de los pobres es la prueba de que nuestro amor es realmente universal, en medio de este mundo fragmentado que descarta a tantos». Para la profesora, vivimos en un mundo «muy interconectado», en el que paradójicamente «solo nos conectamos con aquellos que piensan como yo, y de esta manera descartamos a los que son diferentes. Y aquí los pobres son las primeras víctimas, porque son los diferentes por excelencia».

La responsable de Sant’Egidio en Madrid afirmó que la urgencia principal para la Iglesia hoy es «reencontrase con el mundo de los pobres», porque es verdad que hay una gran labor de caridad, «pero nos tenemos que encontrar con ellos de una forma nueva, como amigos y no como usuarios de nuestros servicios».

Espigares fue más allá al señalar que esta «debe ser una experiencia personal de todo cristiano», no solo algo que compete a determinadas instituciones especializadas. «No se puede profesionalizar la relación con los pobres –señaló–, y que queden lejos de la vida de cada cristiano. Porque el pobre necesita nuestra ayuda material, pero también nuestras palabras, nuestro cariño y nuestra atención». Y acabó lanzando varios interrogantes al aire: «¿Conocemos al pobre por su nombre? ¿Conocemos su historia? Creo que en la Iglesia hablamos mucho de los pobres, pero poco con los pobres».

El vicario episcopal para el Desarrollo Humano Integral y la Innovación, José Luis Segovia, habló de los desplazamientos migratorios forzosos como «una de las grandes preocupaciones del Papa Francisco», que también recoge Fratelli tutti. Para Segovia, el Papa aborda este tema desde la posibilidad de no emigrar, «porque es un derecho real el poder tener oportunidades para uno mismo y su familia»; pero también desde el derecho a migrar «con dignidad, seguridad y derechos», subrayando el deber de la hospitalidad, «que es signo de un mundo abierto».

En la encíclica, el Papa aterriza en cuestiones técnicas, como la necesidad de visados y corredores humanitarios, a las que el también profesor de la UPSA añadió modificaciones urgentes que deberían hacerse en el ámbito de la regularización de la extranjería en España: «hay una gran cantidad de gente sin papeles, y en la mayoría de los casos es imposible tramitar expedientes por negligencia del Ministerio deL Interior». Al final, se trata de personas «sin derechos ni deberes que ven quebrantada su ciudadanía».

Por todo esto, Fratelli tutti es para Segovia «auténtica teología pastoral», un texto que «eleva el listón moral de la sociedad en clave de responsabilidad de unos por los otros».

Un nuevo sistema educativo

La presentación de la encíclica la cerró el cardenal Carlos Osoro, arzobispo de Madrid, destacando que el Papa «nos plantea la necesidad de un nuevo sistema educativo para reconstruir la humanidad, un modo de hacer posible que nos abramos a los demás». «Hoy —lamentó—, la cultura divide a las naciones y a la sociedad, y no nos hace hermanos, sino que nos hace extraños los unos de los otros».

«El Papa nos advierte de una mala comprensión de los derechos humanos, en clave individualista, desligada del resto de hombres», continuó el purpurado, por lo que hace falta «una política al servicio del bien común que genere un cambio en los corazones».

«Esto es necesario en este momento en que se está elaborando en España una nueva ley de educación», aseguró el arzobispo de Madrid, para el que «no se puede hacer una ley al servicio de mis propios intereses, sino al servicio del ser humano en su integridad», porque el mundo «no es de cuatro socios, sino de todos los hombres».

Vídeo de la presentación