Viaje al centro de los libros

Leer es una aventura. Lo mismo te lleva al interior de un volcán que a las profundidades del mar. En el fin de semana madrileño, una mañana de domingo cualquiera (la nuestra fue lluviosa, pero los libros no hacen distinciones), la travesía te puede llevar al corazón del centro: a un antiguo palacio, que todavía guarda las pinturas en sus techos, donde (¡oh sorpresa!) se amontonan más de 70.000 libros.

Preparad el equipaje e id en familia a zambulliros a La Central, la nueva librería que ha abierto en Callao. La sección infantil acumula estantes, techos abovedados y silloncitos minúsculos para que vuestros peques se sienten a leer. Huele a libro y a cruasanes, porque en la planta baja hay un bistró donde se puede almorzar. Las paredes están llenas de letras y los sótanos esconden secretos que merece la pena descubrir, como por ejemplo el de un futbolín clásico, con jugadores y pelota de madera, donde se puede jugar gratis un Real Madrid-Barcelona.

Los sábados y los domingos programan actividades para niños, desde curiosos conciertos hasta los cuentacuentos de toda la vida, que te instruyen en la verdadera historia del Ratoncito Pérez, siempre al hilo de las últimas novedades en literatura infantil y juvenil.

El viaje, por supuesto, no acaba ahí. Lo normal es que te lleves en la maleta algún recuerdo indeleble, libros para todas las edades. Irene eligió La jirafa Timotea (de Begoña Ibarrola); Ángel, los Cuentos largos como una sonrisa, de Gianni Rodari; y papá y mamá, una de las novelas del momento: El insólito peregrinaje de Harold Fry, de Rachel Joyce. ¿Alguien conoce un destino mejor?