Martunis, el niño que sobrevivió al peor tsunami de la historia
Este jueves se conmemoran los 20 años del terrible tsunami que arrasó el sudeste asiático, pero también se celebran vidas como la de Martunis, que salió adelante gracias a la solidaridad de mucha gente
Aquel 26 de diciembre de 2004, Martunis tenía 7 años y se encontraba jugando al fútbol con sus amigos cuando fue testigo de uno de los mayores desastres naturales que ha vivido su país, Indonesia. Aquel terremoto y posterior tsunami, del que este jueves se cumplen 20 años, fue tan arrollador que causó un desplazamiento de la masa terrestre y llegó a cambiar ligeramente la rotación del planeta, además de provocar la muerte de más de 200.000 personas.
«Corrí a casa y me reuní con mi madre, mi hermana mayor y mi hermana pequeña, y nos abrazamos. Cuando se nos cayó el armario a causa del terremoto, mi madre me pidió que llamara a mi padre, que estaba trabajando en la piscifactoría, para que viniera a casa», relata Martunis, que ahora tiene 27 años. «En ese momento, alguien gritó que el agua estaba subiendo, así que mi madre, mis hermanas y yo nos subimos a una camioneta, pero a medida que el agua se acercaba, mi familia y yo fuimos alcanzados por el tsunami. Intenté levantar a mis hermanas, que se estaban ahogando, pero nos separamos».
El joven recuerda que se desmayó varias veces y, cuando despertó, se encontraba sobre un colchón que también empezó a hundirse. «Entonces vi un cocotero, y me abracé a él como si fuera un balón de fútbol hasta que me subí a otro colchón. De repente, me quedé atrapado en un árbol». Ya no se acuerda de nada más.
Martunis fue finalmente encontrado en una zona pantanosa cerca de una playa tres semanas después del tsunami por un equipo de televisión británico que estaba grabando con pescadores locales. Había sobrevivido a base de agua de charcos, paquetes de fideos y cualquier otra cosa que pudo encontrar; pero estaba deshidratado, desnutrido y acribillado por los mosquitos.
Una de las asociaciones que, sobre el terreno, asistieron a Martunis y a otras 140.000 personas fue Save the Children. Puso en marcha un sistema de búsqueda de familiares y estableció protocolos estrictos para asegurarse de que las personas que decían ser parientes eran quienes decían ser.
Fue en un hospital local donde Martunis pudo reunirse finalmente con su padre, Sarbini, que ahora tiene 68 años, y con su abuela. «Me sentí muy agradecido, porque no me había dado cuenta de que llevaba 21 días en el mar, me parecieron solo tres. Cuando vi a mi padre por primera vez, le pregunté dónde estaban mi madre y mis hermanas y me dijo que habían fallecido. Lloré mientras le abrazaba», cuenta emocionado.
Una respuesta solidaria
El tsunami, que comenzó con un seísmo en las costas indonesias de Sumatra, azotó también varios países como Tailandia, Sri Lanka o la India. La respuesta de Save the Children constó de kits de refugio, higiene y agua, que distribuyeron entre más de 25.000 hogares y llegaron a más de 70.000 niños. Además, la ONG también creó 50 espacios amigables para la infancia para darles la oportunidad de recuperarse del trauma sufrido y jugar, antes de centrarse en soluciones a más largo plazo como la construcción de centros de aprendizaje y apoyo psicosocial.
Al Fadhil, de 45 años, fue una de esas personas que no dudó en involucrarse con esta entidad hace 20 años para ayudar a los damnificados. Actualmente dirige su propia fundación, que además es una de las socias locales de Save the Children en Indonesia, la Guetanyoe Foundation. Recuerda que las paredes de la oficina empezaron a llenarse rápidamente de fotos de familiares desaparecidos y explica el funcionamiento que siguieron en esos momentos: «Nos poníamos en contacto con los familiares más cercanos de los niños, como abuelos o tíos. Si no había ningún familiar directo identificado, hablábamos con los líderes locales para que nos ayudaran a encontrar un hogar seguro para los pequeños. Algunos fueron a internados o refugios».
Este jueves se conmemoran los 20 años de este terrible desastre natural, que tantas vidas se llevó por delante. Pero también se celebra la vida de los que pudieron sobrevivir gracias a la solidaridad de mucha gente. Como Martunis, que poco después de la devastación fue fichado por la academia de fútbol del Sporting de Lisboa, aunque ya ha dejado de jugar profesionalmente. Ahora, casado y con una hija pequeña, asegura que «confío en que los planes de Dios porque siempre son hermosos».