Urbi et orbi: El Papa pide vacunas para todos y paz en Oriente Medio - Alfa y Omega

Urbi et orbi: El Papa pide vacunas para todos y paz en Oriente Medio

Francisco ha pedido también que cese el fuego en el Cáucaso y los conflictos armados en África, y esperanza para América Latina y Asia

Cristina Sánchez Aguilar
El Papa en el Aula de las Bendiciones. Foto: Vatican News

Francisco ha pronunciado su tradicional mensaje navideño y ha impartido la bendición urbi et orbi desde el Aula de las Bendiciones y no desde el balcón central de la basílica, como tradicionalmente han hecho todos los Papas a lo largo de la historia. Francisco, según recoge Vatican News, ha anunciado un mensaje directo: «Ha nacido un niño» y este Niño, Jesús, ha nacido «para nosotros», pues es el «hijo» que Dios ha dado a toda la familia humana.

El Papa ha aprovechado para recordar a las familias que «la Navidad sea para todos una oportunidad para redescubrir la familia como cuna de vida y de fe; un lugar de amor que acoge, de diálogo, de perdón, de solidaridad fraterna y de alegría compartida, fuente de paz para toda la humanidad».

Francisco también ha recordado que en este momento de la historia, marcado por la crisis ecológica y por los graves desequilibrios económicos y sociales, agravados por la pandemia de coronavirus, necesitamos más que nunca la fraternidad: «Una fraternidad basada en el amor real, capaz de encontrar al otro que es diferente a mí, de compadecerse de su sufrimiento, de acercarse y de cuidarlo, aunque no sea de mi familia, de mi etnia, de mi religión; es diferente a mí pero es mi hermano, es mi hermana».

Dios nos ofrece esta fraternidad dándonos a su Hijo; por ello, el deseo del Papa es que el Niño de Belén nos ayude «a ser disponibles, generosos y solidarios, especialmente con las personas más frágiles, los enfermos y todos aquellos que en este momento se encuentran sin trabajo o en graves dificultades por las consecuencias económicas de la pandemia, así como con las mujeres que en estos meses de confinamiento han sufrido violencia doméstica». «Estamos todos en la misma barca. Cada persona es mi hermano».

La esperanza de la vacuna

Francisco recuerda que en Navidad celebramos la luz de Cristo y hoy, en esta época de oscuridad e incertidumbre a causa de la pandemia, «aparecen varias luces de esperanza, como los descubrimientos de vacunas». Pero «para que estas luces iluminen y traigan esperanza a todo el mundo, deben estar disponibles para todos». «No podemos dejar que el virus del individualismo radical nos supere y nos haga indiferentes al sufrimiento de otros hermanos y hermanas». «No puedo ponerme por delante de los demás, poniendo las leyes del mercado y las patentes de invención por encima de las leyes del amor y la salud de la humanidad». Es por ello que ha pedido a líderes estatales, empresas e organismos internacionales «que promuevan la cooperación y no la competencia, y que busquen una solución para todos: vacunas para todos, especialmente para los más vulnerables».

Paz para Oriente Medio

Otro de los deseos del Papa para esta Navidad 2020 es que este sea el momento propicio «para disolver las tensiones en todo Oriente Medio y el Mediterráneo oriental». Por eso, ha pedido que el Niño Jesús «cure las heridas del amado pueblo de Siria», «que lleve consuelo al pueblo iraquí y a todos los que se han comprometido en el camino de la reconciliación, especialmente a los yazidíes», que han sido duramente golpeados en los últimos años de guerra, y «que lleve paz a Libia» y permita que la nueva fase de negociaciones en curso acabe con todas las formas de hostilidad en el país.

El Papa también ha pedido fraternidad para la tierra que vio nacer al Niño de Belén: «Que los israelíes y los palestinos puedan recuperar la confianza mutua para buscar una paz justa y duradera a través del diálogo directo», y que la estrella que iluminó la noche de Navidad sirva de guía y aliento al pueblo del Líbano «para que, en las dificultades que enfrenta, con el apoyo de la comunidad internacional no pierda la esperanza».

A continuación, ha pedido a los millones de fieles que han seguido la bendición a través de los medios de comunicación que vuelvan la mirada a tantos niños que en todo el mundo, especialmente en Siria, Irak y Yemen, están pagando el alto precio de la guerra: «Que sus rostros conmuevan las conciencias de las personas de buena voluntad, de modo que se puedan abordar las causas de los conflictos y se trabaje con valentía para construir un futuro de paz».

El tercer deseo del Santo Padre es el cese al fuego en el Cáucaso: «Que el Hijo del Altísimo apoye el compromiso de la comunidad internacional y de los países involucrados de mantener el cese del fuego en el Alto Karabaj, como también en las regiones orientales de Ucrania, y a favorecer el diálogo como única vía que conduce a la paz y a la reconciliación».

Mirada a África y América Latina

La mirada de Francisco en esta Navidad también se dirige hacia África, para la que pide «que el Divino Niño alivie el sufrimiento de las poblaciones de Burkina Faso, de Malí y de Níger, laceradas por una grave crisis humanitaria, en cuya base se encuentran extremismos y conflictos armados, pero también la pandemia y otros desastres naturales»; que haga cesar la violencia «en Etiopía, donde, a causa de los enfrentamientos, muchas personas se ven obligadas a huir»; que consuele a los habitantes de «la región de Cabo Delgado, en el norte de Mozambique, víctimas de la violencia del terrorismo internacional», y aliente a los responsables de «Sudán del Sur, Nigeria y Camerún a que prosigan el camino de fraternidad y diálogo que han emprendido».

El mensaje de Navidad del Papa de este año también recuerda al continente americano, particularmente afectado por la COVID-19, para que «la Palabra eterna del Padre sea fuente de esperanza». También para que «ayude a superar las recientes tensiones sociales en Chile y a poner fin al sufrimiento del pueblo venezolano».

Por último, el Obispo de Roma ha pedido a Dios que «proteja a los pueblos azotados por los desastres naturales en el sudeste asiático, especialmente en Filipinas y Vietnam», donde numerosas tormentas han causado inundaciones con efectos devastadores para las familias que viven en esas tierras. Y pensando en Asia, no se ha podido olvidar del pueblo rohinyá: «Que Jesús, nacido pobre entre los pobres, lleve esperanza a su sufrimiento».