Una parroquia de Lérida acoge a los temporeros sin hogar - Alfa y Omega

Una parroquia de Lérida acoge a los temporeros sin hogar

San Ignacio de Loyola, junto a otras organizaciones, ofrece techo y comida a once personas sin recursos que estos días trabajan en la campaña de la fruta en Lérida. «Les ha cambiado la cara», dice el párroco

Juan Luis Vázquez Díaz-Mayordomo
Foto: Cáritas Lérida

Cada año, miles de personas acuden por estas fechas a la provincia de Lérida para trabajar como temporeros en la recogida de la fruta. Habitualmente, el ayuntamiento habilita espacios para acoger a aquellos que no tienen un lugar donde dormir, pero el inicio de esta campaña municipal comienza el 1 de junio, y ya hay personas durmiendo en la calle.

Las semanas anteriores a la apertura de los recursos locales, muchos temporeros se ven abocados a buscarse un sitio en las calles y plazas para poder pasar la noche, una situación a la que tratan de dar solución desde el año pasado entidades como Cáritas, Cruz Roja, la plataforma Fruta con Justicia Social y la parroquia San Ignacio de Loyola.

Todas ellas están colaborando en la habilitación de once plazas de acogida para temporeros sin recursos en los locales de la parroquia. «Sentíamos mucha impotencia al ver a tanta gente en la calle. Sobre todo el año pasado, cuando la temporada de fruta atrajo a muchas personas de la península a trabajar aquí», afirma el párroco, Roger Torres.

Foto: Cáritas Lérida

«Fue muy impactante –añade– ver cómo toda la ciudad estaba confinada y los únicos que estaban en la calle eran los temporeros sin hogar, cerca de 100 personas en lugares muy visibles de la ciudad».

En aquel momento, por la necesidad de cumplir las medidas de higiene y de distancia social, solo pudieron alojar a once personas, en un movimiento «muy espontáneo» de colaboración entre entidades que este año se ha tenido que repetir de nuevo, debido a que el ayuntamiento aún no ha abierto sus recursos.

Si el año pasado el perfil de los temporeros acogidos era «muy joven y con muchas ganas de trabajar», este año «está viniendo gente de más edad, muy cansados de llevar ya semanas en la calle», explica Torres, quien al principio vio en ellos «rostros muy machacados, y con cierto temor por llegar a un sitio que en realidad no conocen».

Foto: Cáritas Lérida

«En un cuarto de hora se cubrieron todas las plazas», cuenta Joan Rosinach, del equipo de comunicación de Cáritas Lérida, que explica asimismo cómo es el perfil de los acogidos: «La mayoría son personas que viven en la calle. Son hombres, tienen más de 50 años de media de edad, y aunque hay un español, todos los demás proceden de África».

En la parroquia de San Ignacio de Loyola se han encontrado con una comunidad «muy ilusionada» por atenderles, dice el párroco. «Tenemos un grupo de Whastapp en el que vamos narrando el día a día de esta experiencia y la gente está encantada», afirma. Hay grupos de voluntarios que hacen la cena, otros organizan la acogida, otros se quedan a dormir por la noche. «Todos están muy implicados y contentos», añade.

Todo eso hace que ahora a los temporeros acogidos se les vea ahora «mucho más descansados», dice Roger Torres. Además, «el hecho de que sea una acogida tan reducida nos permite una mayor calidez a la hora de tratar con las personas. Ellos se sienten muy a gusto, y se les nota incluso debajo de la mascarilla. Les ha cambiado la cara».