Una nueva evangelización joven - Alfa y Omega

Una nueva evangelización joven

Las universidades llevan décadas siendo escenario, en muchos casos, de algunas de las formas más radicales de laicismo y anticlericalismo. Pero no han faltado jóvenes católicos valientes que han plantado cara, y han conseguido hacer presente la propuesta cristiana en las aulas, siguiendo la llamada de Juan Pablo II a la nueva evangelización

María Martínez López

Desde que empezó a soñar con la nueva evangelización, el Papa Juan Pablo II quiso dar un enorme protagonismo a los jóvenes. «Habéis venido —les dijo en la Jornada Mundial de la Juventud de 1989, en Santiago de Compostela— para redescubrir aquí las raíces de nuestra fe; para comprometeros, con corazón generoso, en la nueva evangelización». Sus palabras encontraron eco rápido en algunas universidades españolas.

El mismo año 1989, Raquel Martín comenzó sus estudios de Periodismo en la Universidad Complutense de Madrid. En un entorno hostil al cristianismo, durante dos años «no me atrevía a abrir la boca». Todo cambió cuando encontró a un grupo de jóvenes cristianos, que, en el mismo ambiente salvaje, vivían cada día «como una ocasión de ponerse en juego». Cuatro gatos pelados y una profesora empezaron preparando juntos sus respuestas a los ataques a la Iglesia que se oían en clase, y pasaron a escribir manifiestos, presentarse a las elecciones… Así, hasta que se vincularon a Atlántida, una asociación para hacer presente el pensamiento cristiano en la universidad. Fueron «de los años más felices de mi vida», afirma doña Raquel, convertida hoy en presentadora de Popular TV.

Hoy son otros jóvenes los que están viviendo la aventura de ser testigos de Cristo en las aulas, tan alejadas de Él. Por ejemplo, en la Facultad de Geografía e Historia de la Universidad Complutense de Madrid, «un sitio especialmente difícil —explica Alfonso Calavia, un estudiante católico—. Hay un prejuicio enorme frente a los cristianos. Si no abres la boca, no pasa nada, pero en cuanto intentas expresar el juicio cristiano sobre la realidad, lo intentan silenciar». Además, la universidad no es ajena a la corriente laicista que hay en la sociedad. «Mi Facultad -añade- es la primera donde la propuesta de cerrar la capilla ha llegado a la Junta de Facultad y se ha aprobado»; aunque aún faltan trámites para que se haga efectiva.

Una revolución

Pese a todo, explica con entusiasmo que «el curso pasado ha sido una revolución. Vimos la necesidad que la Universidad tiene del cristianismo, y es la primera vez, en diez años, que estamos presentes públicamente». Haciendo frente a muchos obstáculos, unos pocos jóvenes de Comunión y Liberación empezaron a expresar públicamente su juicio sobre el aborto y el valor de la vida. Así, conocieron a más gente que compartía su fe, y han terminado relanzando Atlántida, que había desaparecido; y un periódico mensual, Samizdat, en el que proponen «testimonios y juicios acerca de cuestiones de la realidad». Y, sobre todo, «hemos visto que el manifestarse en público», al obligar a dar razones de lo que se cree, «acrecienta la fe».

Por eso, pretenden seguir dando testimonio este nuevo curso, «teniendo como horizonte la Visita del Papa», y fomentando la participación en este evento, que «tiene un valor testimonial enorme». Bien lo saben los responsables de la Pastoral Universitaria en Madrid, que el pasado sábado organizó una peregrinación al Cerro de los Ángeles para comenzar este curso tan especial: la JMJ y su preparación supone una enorme oportunidad de hacer presente el catolicismo en la universidad. Con este motivo, igual que se hizo durante la Misión Joven y la visita de la Cruz de los jóvenes a la universidad en marzo pasado, se están organizando encuentros -conferencias, testimonios y debates- que lancen en la universidad la propuesta de la fe, y la compatibilidad de la fe y la razón.

Misión Joven y JMJ

Aunque este año la presencia cristiana en la universidad ha vivido un boom, Alfonso Calavia ya estaba comprometido hace cuatro años, cuando, durante dos cursos completos —de otoño de 2006 a junio de 2008/, la Misión Joven, un proyecto evangelizador organizado en toda la Provincia Eclesiástica de Madrid, movilizó a los jóvenes católicos para que dieran testimonio de su fe a sus compañeros en las calles —en la foto, en un acto de evangelización en la madrileña plaza de Callao—, en los lugares de ocio y también, cómo no, en las aulas universitarias. Alfonso recuerda, sobre todo, el contacto con otros jóvenes en las Misas universitarias que se organizaban cada domingo, y cuando le tocó presentar una mesa redonda en la que los médicos del Real Madrid y del Atlético hablaron sobre cómo la fe influía en su vida.

Lanzada cinco años antes de la fecha —entonces sólo intuida— de la JMJ, la Misión Joven fue su mejor preparación a medio plazo, a la vez que un fruto de Jornadas anteriores. Todo un ejemplo de que, lejos de lo que opinan sus detractores, las JMJ no pasan sin dejar poso. Las actividades previas que las preparan —la misma Misión Joven pero, sobre todo, la peregrinación de la Cruz de los jóvenes—, las acciones misioneras de algunos grupos de camino a ellas, la posibilidad de que los jóvenes se encuentren con sus obispos en las catequesis y les planteen dudas sobre los temas que les preocupan, y las iniciativas evangelizadoras que surgen a su sombra, las han convertido en el frente más visible de la nueva evangelización dirigida a los jóvenes.