Premian una iniciativa universitaria que conciencia a mujeres migrantes sobre su salud pélvica
El proyecto Squeeze&Lift, vinculado a la Orden Hospitalaria de los Hermanos de San Juan de Dios, gana el Premio Uniservitate y es recibido por el Papa
«A través de la metodología de aprendizaje-servicio, los estudiantes aplican los conocimientos que reciben en la facultad a las necesidades de los colectivos vulnerables», explica a Alfa y Omega María de Cortes Simarro. Es la impulsora de Squeeze&Lift, un proyecto de concienciación sobre salud pélvica para mujeres migrantes y acaba de ganar —junto a otra iniciativa de la Universidad Católica Portuguesa— el Premio Uniservitate que la Universidad de Deusto concede a los mejores programas de aprendizaje-servicio de instituciones educativas católicas del sur de Europa. Ambos han sido presentados esta semana en la Universidad de Lumsa de Roma. Gracias a este reconocimiento, ella y sus estudiantes fueron recibidos en audiencia por el Papa Francisco el pasado sábado. «Quiso decirnos que, para transformar la sociedad en la que vivimos, es necesaria la educación y al servicio de las necesidades reales y no una mera transmisión de contenidos», recuerda.
De Cortes Simarro es profesora en la Escuela de Enfermería y Fisioterapia San Juan de Dios, un centro vinculado a la Orden Hospitalaria de los Hermanos de San Juan de Dios y adscrito a la Universidad Pontificia Comillas. Cuenta que sus estudiantes imparten talleres de educación para la salud a mujeres principalmente provenientes de África y América Latina que «tienen patologías derivadas del trabajo que desempeñan en Madrid». Dedicadas normalmente al cuidado de las personas dependientes, la limpieza o trabajo el comercio como carretilleras o reponedores, «llevan cargas pesadas y eso afecta a la salud de su pelvis» y a todos los músculos que sujetan su vejiga o su útero. Como posibles complicaciones, pueden acabar sufriendo graves dolores e incontinencia.
Esta experta en uroginecología —la disciplina de la fisioterapia dedicada a la salud pélvica— cuenta que una de las aportaciones de sus estudiantes es dar consejos muy concretos sobre la posición de la espalda y la activación del suelo pélvico que estas mujeres deben mantener en estos empleos tan físicos. Las asesoran siempre con el apoyo de mediadores culturales, pues si este tema ya es sensible en España, puede ser aún más tabú en otros contextos. Además, «elaboran material audiovisual, como pequeñas píldoras, que pueden consultar después del taller», añade la profesora. E imparten talleres presenciales en centros de igualdad de la Comunidad de Madrid u oenegés como Salud Entre Culturas.
«Les decimos que no cojan el peso de manera incontrolada, que estiren los músculos en los tiempos de descanso y no empujen cuando van al baño», explica María de Cortes Simarro, pues esta es una práctica incorrecta que genera daños a largo plazo. Como remedio práctico, los estudiantes que participan en Squeeze&Lift prescriben a estas mujeres como ejercicio «un tipo de contracciones rápidas del suelo pélvico cuando sienten una necesidad imperiosa de orinar», para no tener pérdidas de orina. También ensayan otros ejercicios de cara a realizar «antes de levantar un peso, cuando se rían, tosan o estornuden», momentos en los que las mujeres con esta zona debilitada presentan más pérdidas y dolores. «De repetirlo de manera consciente, el cuerpo afianza el aprendizaje y lo llega a hacer de manera automática», desgrana la profesora.
Entre las lecciones que los alumnos aprenden al ponerse al servicio de estas mujeres, De Cortes Simarro recalca que la primera es el realismo. «Al principio son muy ambiciosos y organizan programas con una duración prolongada», detalla. Pero luego se dan cuenta de que «estos colectivos tienen necesidad de trabajar todos los días y cuidar a sus familias y es un privilegio para ellas atender a su salud». Por eso adaptaron sus objetivos a las limitaciones y «desde hace dos años dan talleres de una jornada para facilitar la asistencia de las mujeres migrantes». Con una duración aproximada de tres horas, acuden entre 15 y 20 usuarias a cada uno.