Una Iglesia en marcha
Francisco quiere que andemos juntos «enamorados del Evangelio», «abiertos a las sorpresas del Espíritu Santo»
«Nosotros, comunidad cristiana, ¿encarnamos el estilo de Dios, que camina en la historia y comparte las vicisitudes de la humanidad? ¿Estamos dispuestos a la aventura del camino o, temerosos ante lo incierto, preferimos refugiarnos en las excusas del “no hace falta” o del “siempre se ha hecho así”?». Con estas oportunas preguntas dirigidas a sacerdotes, religiosos y laicos comenzó el Papa su homilía el pasado domingo, 10 de octubre, en la Misa con la que se daba el pistoletazo de salida al camino sinodal.
Aludiendo al Evangelio proclamado –el del joven rico–, el Pontífice puso el foco en que hay que salir al camino de la gente, escucharla y, entonces, discernir. Tal y como explicó, los trabajos que arrancarán oficialmente este fin de semana en las diócesis y concluirán en octubre de 2023 con la Asamblea sinodal en Roma no pueden reducirse a organizar «eventos» ni a «una reflexión teórica de los problemas», sino que deben ofrecer un «tiempo para estar con el Señor y favorecer el encuentro entre nosotros», «un tiempo para dar espacio a la oración, a la adoración», para ver por dónde sopla el Espíritu.
En este sentido, detalló que «el Espíritu nos pide que nos pongamos a la escucha» de las dudas e ilusiones «de cada Iglesia, de cada pueblo y nación», y también «a la escucha del mundo, de los desafíos y los cambios que nos pone delante». «No insonoricemos el corazón, no nos blindemos dentro de nuestras certezas. Las certezas tantas veces nos cierran. Escuchémonos», abundó, invitando a descubrir así la voluntad de Dios.
Como tantas veces ha subrayado a lo largo de su pontificado, Francisco quiere que emprendamos el camino, que andemos juntos «enamorados del Evangelio», «abiertos a las sorpresas del Espíritu Santo»… El Papa ha puesto a la Iglesia en marcha para seguir llevando la Buena Noticia a otros en un mundo tan cambiante como el nuestro. ¿Caminamos juntos?