Primera reunión del equipo de la CEE que apoyará la fase diocesana del sínodo - Alfa y Omega

Primera reunión del equipo de la CEE que apoyará la fase diocesana del sínodo

El grupo lo dirige el arzobispo emérito de Zaragoza, Vicente Jiménez Zamora, y cuenta con representantes de distintas vocaciones y grupos eclesiales

Redacción
Miembros del equipo sinodal de la Conferencia Episcopal Española. Foto: CEE

El equipo de la Conferencia Episcopal Española (CEE) que apoyará la celebración de la fase diocesana del Sínodo de los Obispos se reunió por primera vez este jueves por la tarde para abordar el modo de ayudar a las diócesis en el inicio del camino sinodal, previsto para el fin de semana del 16 y 17 de octubre.

De este modo, se iniciarán los trabajos preparatorios que abordarán el tema Por una Iglesia sinodal: comunión, participación y misión y que desembocarán en la asamblea sinodal que tendrá lugar en Roma en octubre del año 2023. Será el Papa Francisco quien dé el pistoletazo de salida al proceso el segundo fin de semana de octubre en el Vaticano. Esta primera fase se extenderá hasta el mes de abril.

El encargado de dirigir el equipo español es el arzobispo emérito de Zaragoza, Vicente Jiménez Zamora, que tendrá el apoyo del secretario general de la CEE, Luis Argüello, y de representantes de diversas vocaciones y realidades de la Iglesia.

Así, el grupo lo completan Isaac Martín, laico de la diócesis de Toledo; Olalla Rodríguez, laica de la Renovación Carismática; Dolores García, presidenta del Foro de Laicos; Luis Manuel Romero, sacerdote y director de la Comisión Episcopal para los Laicos, Familia y Vida; María José Tuñón, directora de la Comisión Episcopal de Vida Consagrada, y Josetxo Vera, director de la Comisión Episcopal para las Comunicaciones Sociales.

Hace justo una semana, la Santa Sede presentó en rueda de prensa los textos que servirán de base para los trabajos. Se trata del documento preparatorio y del vademécum, que quieren ser de ayuda para «examinar cómo se viven en la Iglesia la responsabilidad y el poder» y, de este modo, convertir algunas prácticas desordenadas al Evangelio. También para «regenerar las relaciones entre los miembros de las comunidades cristianas».