Gema Varona: «Una comisión parlamentaria no es lo adecuado» - Alfa y Omega

Gema Varona: «Una comisión parlamentaria no es lo adecuado»

La investigadora del Instituto Vasco de Criminología y experta en victimología prefiere una investigación independiente sobre abusos con la colaboración de la Iglesia

Fran Otero
La investigadora ya ha realizado un estudio sobre los abusos en la Iglesia. Foto cedida por Gema Varona.

Gema Varona, investigadora del Instituto Vasco de Criminología (Universidad del País Vasco), lo tiene claro. La fórmula de una comisión parlamentaria para investigar los abusos sexuales en la Iglesia católica –se ha dado solo un primer paso en el Congreso de los Diputados– «no es la adecuada», ni desde el punto de vista de las necesidades de las víctimas ni del objeto de estudio. En primer lugar, porque cree que se corre el riesgo de que el asunto se convierta «en algo partidista», cuando es «un tema de derechos humanos», y porque considera que un estudio de estas características necesita «tiempo, medios y calma para atender bien a las víctimas». La experiencia en otros países lo confirma. En Bélgica, que optó por este modelo, «no terminó demasiado bien».

Eso sí, reconoce que el debate de las últimas semanas puede ayudar –«desde el punto de vista de la visibilidad» del problema– a animar a las víctimas a hablar al ver que hay más personas en su misma situación. Por ejemplo, La Salle ha recibido información de tres víctimas tras la denuncia pública del escritor Alejandro Palomas, que sufrió abusos en uno de sus colegios. Esta visibilidad también puede alentar a las instituciones a que tomen decisiones.

Varona prefiere una comisión de expertos independiente con la colaboración de la Iglesia. En su opinión, si se quiere medir lo ocurrido «hay que llamar a profesionales que lo puedan hacer», al tiempo que «se asegure a las víctimas la confidencialidad y el trato adecuado». «Como vamos tarde, lo bueno es que podemos comparar y no tener miedo a actuar, pues tenemos modelos», añade la experta, que cita la investigación de Francia o la que se está haciendo en Portugal como ejemplos de buenas prácticas. En los últimos días gana fuerza esta opción, pues el Gobierno ya ha trasladado su propuesta de una comisión de expertos liderada por el Defensor del Pueblo y a la que ha invitado a sumarse a la Iglesia.

Varona sostiene que es fundamental la colaboración de la institución eclesial, como ya sucede en los países citados. «Si lo que queremos es establecer la magnitud del problema, o colabora la Iglesia o va a ser imposible», añade. Eso sí, hace hincapié en que las entidades públicas y las académicas no deben plantear esa colaboración «como un ataque o una cuestión partidista y anticlerical». «Tenemos que ganarnos su confianza para que lo que hagamos sea desde la honestidad y la colaboración. Lo importante es no causar más daño a las víctimas».

Por tanto, continúa, la investigación debe ser clara en los objetivos, en lo que puede y no puede hacer, en el tipo de participación de las víctimas y de los profesionales, que tienen que estar formados para escuchar y no causar más dolor, y en que haya una reparación. «Las víctimas son las protagonistas, no los profesionales ni la Iglesia».

Las víctimas tienen necesidad de verdad

Con la autoridad que le otorga haber participado en un estudio pionero con otras dos universidades sobre los abusos en la Iglesia en España, asegura que una comisión de expertos bien diseñada puede hacer mucho bien. «Las víctimas tienen necesidad de verdad, de validación, de constatar que eso pasó y era inmerecido. Y también de que alguien se haga responsable. A veces solo piden que se elimine la foto del abusador, que se les pida perdón o que les cubran el tratamiento psicológico. Estas necesidades están presentes en todos los testimonios que hemos recogido», explica.

La experta en victimología es crítica con los pasos que ha dado la Iglesia en esta materia, y también con el resto de la sociedad. «La universidad, por ejemplo, no empezó a investigar hasta 2013, y la Iglesia inició sus protocolos hace unos años, sin conocer además los mecanismos que hacen posibles los abusos. La sociedad no ha estado a la altura», añade. Ve luces en las denuncias de las víctimas –sobre todo en las primeras, que asumieron «un gran coste»–, en las manifestaciones de algunos grupos cristianos, o en algunas diócesis, «que están atendiendo las necesidades reales de las víctimas».

Con todo, Varona recomienda a la Iglesia «abrir las ventanas», y señala que la realidad de los abusos puede ser una «oportunidad». Es consciente de que «hay miedo», de que este «es legítimo» y es la causa de la «falta de colaboración», pero añade que «si los obispos y los superiores se ponen en una posición de escucha plena, van a descubrir seres sufrientes, pero absolutamente generosos». Y esto, concluye, «va a romper el miedo, porque descubrirán que piden cosas razonables. Van a oír testimonios horribles, que se hicieron mal las cosas, pero también a personas que tienden la mano para encontrarse. Se lo deben a las víctimas».

«Todos hemos llegado tarde»

Ante el debate generado en torno a los abusos sexuales en la Iglesia católica, no han sido pocos los obispos que han salido a la palestra mediática para condenarlos una vez más y recordar que uno solo ya sería gravísimo y motivaría la toma de medidas. Así lo puso de manifiesto el arzobispo de Madrid, cardenal Carlos Osoro en una entrevista en El Confidencial, donde, además, confesó que no tiene «inconveniente» en que se cree una comisión independiente de investigación, siempre «que se haga desde la verdad y en todos los ámbitos». «Todos hemos llegado tarde», reconoció, por su parte, el cardenal Blázquez, expresidente de la CEE.

El arzobispo de Bilbao, Mario Iceta, sostiene que «una eventual investigación encargada a instancias solventes, prestigiosas y veraces» se revela como «necesaria».

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