Un solo caso de abusos ya son muchos - Alfa y Omega

Un solo caso de abusos ya son muchos

Quien cree en un Dios que se abajó, que eligió a los pequeños y fue crucificado, no puede más que ponerse del lado de las víctimas

Alfa y Omega

«Los abusos son intolerables», como recordó el cardenal Carlos Osoro en una reciente entrevista en El Confidencial, y «un solo caso en la Iglesia ya son demasiados». Quien cree en un Dios que se abajó, que eligió a los pequeños y vulnerables y fue crucificado, no puede más que ponerse del lado de las víctimas de abusos, empezando por aquellas que los han sufrido más cerca. Quien agradece cada día tener fe y ha conocido a grandes sacerdotes y religiosos –que acercan la Buena Noticia– no puede más que acompañar a aquellas personas que, además de ver herida su dignidad de hijas de Dios, han experimentado incluso que les arrebataban la posibilidad de creer…

Consciente de que hay que anteponer el «bienestar» de las personas a «una preocupación malentendida por la reputación» –en palabras del Papa Francisco–, en los últimos años la Iglesia española ha dado pasos importantes como la mejora de la formación, la adopción de nuevos protocolos o la puesta en marcha de oficinas diocesanas de atención a víctimas. Eso sí, quizá más pendiente de los rostros concretos que de las cifras totales, no ha promovido una gran investigación, similar a las de otros países, y ahora la están reclamando distintas fuerzas políticas.

En medio de las polémicas por el Benidorm Fest y la reforma laboral, la semana pasada se admitió a trámite la iniciativa de Unidas Podemos, ERC y EH Bildu de crear una comisión parlamentaria para investigar los abusos en el seno de la Iglesia, y ahora el Gobierno propone que la investigación la lidere el Defensor del Pueblo. Convendría que, aparte de en la Iglesia, el foco también se pusiera en otros entornos en los que se producen la mayoría de abusos, y es clave que un tema tan sensible no sea utilizado como arma política y quede en manos de expertos. Hay que afrontar la verdad, sí, pero sin sectarismos y con todas las consecuencias.