Un restaurante con capilla en Alemania
La oración en todos sus estilos, la creación de comunidades vivas y la formación de los jóvenes adultos son las tres bases en las que se apoyan las nuevas iniciativas de renovación espiritual de la Iglesia germana
Actualmente, la Iglesia universal mira a Alemania con ojos preocupados. También dentro del país bulle la preocupación en muchos lugares. Con sus exigencias por ejemplo de bendecir a parejas del mismo sexo o de que los laicos participen en las decisiones sobre cuestiones doctrinales, el Camino Sinodal no solo crea nuevos desafíos, sino que también revela problemas profundos de una Iglesia que pierde cada vez más su significado en la vorágine de la secularización.
El alejamiento de Dios y la falta de fe son cada vez más evidentes. El Papa Francisco escribió el 29 de junio de 2019 una carta Al Pueblo de Dios que peregrina en Alemania, en la que exhorta: «Asumir y sufrir la situación actual no implica pasividad o resignación y menos negligencia, por el contrario supone una invitación a tomar contacto con aquello que en nosotros y en nuestras comunidades está necrosado y necesita ser evangelizado y visitado por el Señor. Y esto requiere coraje porque lo que necesitamos es mucho más que un cambio estructural, organizativo o funcional».
La situación actual invita a observar cómo son realmente las cosas. Hans Rosling escribe en su superventas Factfulness: «Cuando las cosas van mejor a menudo no oímos hablar de ellas. Esto nos da sistemáticamente una impresión demasiado negativa del mundo que nos rodea, lo cual es muy estresante». El lado negativo de la Iglesia en Alemania es evidente: en 2019, una media del 9,3 % de los católicos asistió a la Eucaristía dominical. La COVID-19 empeoró la situación, y en 2021 la media fue solo del 4,3 %. En 2021, había 56 nuevos candidatos al sacerdocio, frente a 251 en 2001. Y desde 2022, los cristianos ya no representan la mayoría de la población alemana. La tendencia es drásticamente a la baja. Pero en todo esto también hay esperanza. Existen los despertares de fe, las conversiones, las entradas en la Iglesia.
Viejos y nuevos oasis espirituales
Así, numerosas órdenes religiosas abren sus puertas para retiros, jornadas de silencio o peregrinaciones. También mucha gente sigue entregándose a las peregrinaciones. Altötting, en Baviera, es el mayor lugar de peregrinación de Alemania, con un millón de peregrinos al año, y uno de los principales centros de peregrinación de Europa, junto con Fátima, Loreto, Lourdes, Mariazell y Czestochowa. Especialmente en verano, muchos grupos —incluso diócesis enteras— e individuos hacen el viaje para rezar en este lugar de peregrinación mariana.
Además, también hay nuevos centros espirituales. Muchas comunidades espirituales recientes ofrecen lugares donde los creyentes pueden vivir una nueva e intensa experiencia de fe. Este es también el caso de Home, un proyecto de la diócesis de Passau y la comunidad Loretto, de Austria. La casa, situada en el centro de la ciudad, es un edificio muy moderno. Aquí los jóvenes pueden hacer una escuela de discipulado durante nueve meses, donde aprenden lo que significa ser discípulo de Jesús hoy, seguirle y proclamar su mensaje. En la planta baja, tiene un restaurante que según su página web quiere ser una «gran mesa de cocina pública» que invite a todos. Desde la mesa se mira directamente a una sala de oración modernamente amueblada. «Tiene que ser como una sala de estar donde la gente disfrute pasando tiempo con Dios», dice Andrea Schwemmer, responsable de esta sala; «no solo para los residentes de la casa, sino para cualquiera que venga». Esta sala es accesible para todos. Como su nombre indica, HOME pretende ser un hogar «para las personas que buscan a Dios, que tienen preguntas; para los que ya le conocen o le están conociendo de nuevo». Cuando se está allí, queda claro que la gente puede vivir la Iglesia de una manera distinta a la que está acostumbrada en las parroquias de larga tradición.
Con todo, para muchos las parroquias siguen siendo el primer punto de contacto con la fe, aunque la drástica escasez de sacerdotes hace que sus áreas de responsabilidad sean cada vez más amplias y, por tanto, la atención pastoral cada vez más difícil. Algunas parroquias también están emprendiendo activamente un camino de renovación para llegar a la gente de hoy con el Evangelio y llevarlas a profundizar en él. A ello contribuye, por ejemplo, la obra Una renovación divina del sacerdote canadiense James Mallon. Parroquias como Neumarkt (diócesis de Ratisbona), Kempten (diócesis de Augsburgo) o Gräfelfing (diócesis de Múnich y Frisinga) reciben la inspiración y el asesoramiento activo de un equipo de Una renovación divina en los ámbitos del liderazgo, la visión, la evangelización. A menudo rompen con las viejas tradiciones, y esto a su vez anima a otros sacerdotes, parroquias, y diócesis enteras a participar activamente en la profundización y renovación de la fe.
Grandes acontecimientos
Por otro lado, existen grandes acontecimientos que son como oasis individuales. Un ejemplo es la conferencia de orientación ecuménica Mehr de Johannes Hartl en Augsburgo, donde hasta 10.000 cristianos se reúnen para escuchar conferencias y rezar juntos. Otro acontecimiento de la misma envergadura es el Festival de la Juventud de la comunidad austriaca de Loretto en Salzburgo, durante el fin de semana de Pentecostés. Nació en 2000 con 100 jóvenes, y en 2016 fueron 7.000 los que acudieron para participar en catequesis, momentos de oración y culto moderno. Desde 2022, estas celebraciones ya no tienen lugar exclusivamente en Salzburgo, sino en numerosos lugares de Austria, Alemania y más allá, donde también se espera la asistencia de cientos de jóvenes cada año.
Varias diócesis han unido fuerzas para organizar otro gran congreso dedicado a la renovación de la fe. Del 9 al 11 del próximo junio, el santuario de Altötting espera acoger a los 2.000 participantes de Adoratio. Allí se fortalecerán mediante conferencias, talleres y momentos de oración. «En estos tiempos turbulentos en la Iglesia y en el mundo, estos días son aún más importantes para recibir valor, esperanza y consuelo del Señor y de los demás», afirma Ingrid Wagner, organizadora del evento. Stefan Oster, obispo de Passau e iniciador del congreso de 2019, también está muy contento de que se celebre de nuevo: «Espero de todo corazón que el congreso pueda contribuir a que muchas personas experimenten inspiración, fortaleza y comunión en tiempos tormentosos, y que pueda dar lugar a que en muchos lugares de Alemania, Austria y Suiza surjan nuevas iniciativas para la oración y la fe». Las transmisiones del encuentro, que este año emitirá por streaming EWTN.TV, han alcanzado en los últimos años a 600.000 personas.
Estos grandes acontecimientos desempeñan un papel importante en la vida de fe de muchas personas, especialmente entre los jóvenes. En el propio entorno personal de quien escribe hay numerosas conversiones, vocaciones y experiencias de fe relacionadas con ellos.
Catequesis, oración, comunidad
Todas estas iniciativas comparten principios muy similares. En primer lugar, la catequesis desempeña un papel importante. En las últimas décadas, la transmisión específica de la fe se dirigía casi exclusivamente a niños y jóvenes en preparación para la Primera Comunión o la Confirmación. Más allá de eso, apenas había catequesis para jóvenes adultos, aunque se veía que cada vez era más urgente pasar, también para ellos, de «una pertenencia asumida sin cuestionamientos a una participación elegida como propia, basada en una decisión consciente y que se desarrolla gradualmente», como afirmó la Conferencia Episcopal Alemana en 2004. Muchos oasis espirituales apuntan precisamente a esto.
Otro principio importante es la oración en diversas formas, desde la tradicional hasta la carismática. En muchos lugares hay adoración eucarística 24 horas al día, siete días a la semana. La oración es el fundamento y el latido de la misión en todos los movimientos de renovación. También lo es la comunidad vivida. En una época en la que muchos se sienten cada vez más solos con su propia fe, se constata que esta experiencia de vivir la fe junto a otros es fundamental.
La situación actual de la Iglesia en Alemania es difícil, pero no del todo mala. Como joven católica, veo grandes oportunidades. Un entorno secular en el que la fe es cada vez menos evidente y necesita cada vez más explicaciones desafía al individuo a aceptarla. Y cuanto más profunda es la fe, más atractiva puede resultar para los demás. Es importante que en una cultura modelada por el cristianismo, en la que apenas existe ya la fe en Cristo, haya lugares que den testimonio de la vida en plenitud que Cristo quiere darnos. Y, sobre todo, hacen falta personas que, llenas de su amor, sean testigos en el espíritu del Papa Francisco, que nos pidió «reavivar eclesialmente el primer amor con la fuerza del Espíritu, que no rompe la caña quebrada ni apaga la mecha que arde débilmente, para que nutra, vivifique y haga florecer lo mejor de vuestro pueblo».