Un obispo de Guatemala pide que las protestas sean «cívicas» - Alfa y Omega

Un obispo de Guatemala pide que las protestas sean «cívicas»

La semana pasada, la conferencia episcopal del país se sumó a las críticas de buena parte de la sociedad por unos presupuestos «opacos» e «irresponsables» que aumentan el déficit mientras reducen el gasto social

Redacción
Un manifestante el sábado ante el Congreso. Foto: Reuters / Luis Echeverría

Un obispo de Guatemala ha denunciado que en algunas de las manifestaciones que están teniendo lugar contra el Gobierno del país se haya recurrido a la violencia en nombre del pueblo, y ha pedido que se mantenga el espíritu cívico en las mismas. Monseñor Gonzalo de Villa y Vásquez, arzobispo de Santiago de Guatemala, lamentó que a las protestas ciudadanas llegaran «bochincheros, extremistas, que al final terminaron arruinando algo que era cívico».

Los peores incidentes se produjeron el sábado, cuando un grupo de manifestantes se separó de la protesta principal, en la que participaban unas 10.000 personas, y se dirigió al edificio del Congreso para tomarlo y prenderle fuego. «Fueron unos pocos los que estuvieron provocando los disturbios», reconocía Villa y Vásquez.

El arzobispo también se mostró crítico con la actuación de las fuerzas de seguridad, que al agredir a los manifestantes hicieron que aumentara la tensión. «La manifestación cívica es un derecho», que la mayor parte de los convocados ejerció de forma adecuada, subrayó. Y terminó pidiendo «promover el diálogo» y «la defensa del sentido de autoridad».

Presupuestos «opacos» e «irresponsables»

Las protestas continuaron el lunes, a pesar del anuncio por parte del Congreso, hecho en la madrugada del mismo día, de que daría marcha atrás en la tramitación del presupuesto general para 2021. Su presidente, Allan Rodríguez, lo anunció en un mensaje pregrabado en compañía de otros 16 diputados de varios bloques afiliados al oficialismo. El anuncio, sin embargo, no explicaba qué cambios se iban a introducir en las cuentas del Estado.

Las protestas contra el Gobierno se desencadenaron precisamente a raíz de su aprobación, a las cinco y media de la madrugada del 18 de noviembre y sin que todos los diputados pudieran tener acceso a su contenido. Las muestras de indignación por ello fueron aumentando de intensidad hasta el sábado.

También los obispos se sumaron a las críticas. La Conferencia Episcopal de Guatemala hizo público un comunicado mostrando su «consternación» por la aprobación «precipitada y creemos que irresponsable» del presupuesto. Los obispos se hacían eco las sospechas de muchos por el «modo opaco y seguramente turbio en que se pactó» para obtener una mayoría de apoyos.

Más déficit, menos políticas sociales

Pero al episcopado no le preocupan solo las formas, sino también el contenido. En primer lugar, porque aunque el país lleva diez años con presupuestos deficitarios, estos «nunca antes» habían alcanzado «los montos tan desproporcionados» de los planeados para el año 2021. «El endeudamiento del país está llegando a niveles francamente preocupantes y las deudas de hoy son hambre para el mañana». Por otro lado, «la eliminación o disminución de partidas importantes» como sanidad, educación y defensa de los derechos humanos expresan «rencor pero también miopía ética».

Una decisión así «no favorece la gobernabilidad del país y, por el contrario, daña la paz social, tan precaria en Guatemala», proseguía el comunicado. En efecto, independientemente de lo que pase con los presupuestos, el país parece ya haberse sumido ya en el comienzo de una nueva crisis institucional, solo diez meses después de la toma de posesión del presidente, Alejandro Giammattei. Incluso su vicepresidente, Guillermo Castillo, ha aprovechado la ocasión para hacer notar sus diferencias, hasta el punto de que el viernes le pidió que renunciara para «oxigenar» el país, que «no se encuentra bien».

El malestar político en el país llega cuando este todavía se está recuperando de los efectos de los huracanes Eta y Iota, que lo han golpeado en las últimas semanas. El hecho de que el Gobierno haya actuado de forma «tardía y hasta ahora poco significativa» no hace sino subrayar la injusticia de unos presupuestos que se alejan de lo social para aumentar otras partidas como la del «departamento de información». Así lo denunció hace unos días en entrevista con la agencia italiana Sir monseñor Rodolfo Valenzuela Núñez, obispo de Verapaz (una de las regiones más golpeadas) y vicepresidente de la conferencia episcopal.