Un experto alaba el cumplimiento de las limitaciones al culto en la pandemia
El esfuerzo de las confesiones religiosas por «preservar la salud de todos» ha sido uno de los aspectos de La contribución de las religiones ante los retos planteados por la COVID-19, en la que ha profundizado la Fundación for Islamic Culture and Religious Tolerance en colaboración con la Universidad de Granada y la Complutense
La buena disposición con la que las distintas confesiones religiosas han admitido en España las limitaciones impuestas por las autoridades a las celebraciones religiosas ha sido una de sus principales aportaciones en el contexto de la pandemia. Lo subrayó el jueves Fernando Amérigo, profesor de Derecho Internacional, Eclesiástico y Filosofía del Derecho de la Universidad Complutense de Madrid. Es más, las confesiones se han esforzado por «extender entre la ciudadanía la necesidad y el esfuerzo solidario» de cumplirlas para «preservar la salud de todos y cada uno de los ciudadanos».
En el marco de un encuentro sobre La contribución de las religiones ante los retos planteados por la COVID-19, organizado este jueves la Fundación for Islamic Culture and Religious Tolerance (FICRT), Amérigo ha explicado que esta actitud se ha producido en respuesta al hecho de que las limitaciones establecidas «han sido razonables y proporcionadas», y centradas en aspectos técnicos como los aforos. Como consecuencia, «los conflictos han sido casi anecdóticos», y promovidos por entidades que «en absoluto son representativas».
La investigadora Delfina Serrano Ruano, del Departamento de Estudios Judíos e Islámicos del Instituto de Lenguas y Culturas del Mediterráneo del CSIC, añadió que en este contexto «tanto las autoridades políticas como las jurídico-teológicas del mundo islámico han antepuesto la salud a la realización de determinados ritos religiosos». Esta respuesta «rápida y muy pragmática» demuestra «la gran capacidad del discurso normativo islámico para adaptarse a situaciones cambiantes».
Cátedra de la Tolerancia
En otro momento de la jornada, el profesor del Instituto de Ciencias de las Religiones de la UCM, Francisco Javier Fernández Vallina, citó la aportación común de catolicismo e islam en el Documento sobre la fraternidad humana, donde se denuncia el materialismo ciego y la crisis generalizada de valores que ha traído al mundo del siglo XXI unas desigualdades cada vez más marcadas. Fernández Vallina destacó que en el acervo común de las tres religiones abrámicas subyace la idea de «una religión de servicio que coloca la dignidad del ser humano como un valor fundamental».
La jornada es uno de los frutos de la colaboración entre FICRT y universidades como la de Granada o la Complutense de Madrid. Con esta se ha firmado un convenio que dará pie a la creación de la Cátedra de la Tolerancia FICRT y el establecimiento del primer grado de Ciencias de las Religiones en el mundo de habla hispana.
En la conclusión del debate, el presidente del patronato de FICRT, Alfred G. Kavanagh, subrayó que el objetivo de estas iniciativas es propiciar el debate y «reivindicar una tolerancia proactiva que actúa en la sociedad civil». Así se pretende «evitar la instrumentalización de la religión o de la moral con fines políticos, económicos o de manipulación social»; algo que ha ocurrido a lo largo de la historia en el contexto de otras crisis, catástrofes y pandemias.
Valores religiosos para un mundo más justo
La del jueves es la segunda jornada dedicada por la FICRT al mismo tema. En la primera, celebrada el 25 de noviembre, se puso de manifiesto que la construcción de un mundo más justo, necesidad que la pandemia ha puesto en evidencia, pasa por fomentar los valores comunes como son la solidaridad, la tolerancia, el amor y la coexistencia pacífica. Estas virtudes son especialmente necesarias en un contexto social de pluralidad y diversidad cultural, apuntaron el decano de la decano de la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Granada, José Antonio Pérez Tapias; y el director general de la Fundación for Islamic Culture and Religious Tolerance, Jumaa AlKaabi.
En este primer encuentro participó el jesuita Esteban Velázquez, que apeló a una humanidad «más solidaria y eficaz ante situaciones como la que estamos viviendo» y abogó por un «indispensable cambio de mentalidad y de vida a nivel personal». Pero también es preciso reorganizar algunas estructuras internacionales a la luz del Documento sobre la fraternidad humana o Fratelli tutti.
Tras la pandemia, las religiones pueden contribuir a un necesario «re-encantamiento» del mundo desde dos pilares: «la piedad y la esperanza», que es «la razón de ser de la humanidad», subrayó José Antonio González Alcantud, antropólogo de la Universidad de Granada. Por su parte el historiador Antonio de Diego desarrolló la necesidad de conjugar, en la vida del creyente, «una atención espiritual profunda y respetuosa» con «aspectos fundamentales» como «la enfermedad, la muerte, o el cuidado de la salud mental».