Tras el alto el fuego, los rebeldes de Tigray piden ayuda humanitaria - Alfa y Omega

Tras el alto el fuego, los rebeldes de Tigray piden ayuda humanitaria

Un misionero español atribuye el cese unilateral de las hostilidades por parte de Adís Abeba a la toma de la capital regional por el Frente Popular de Liberación de Tigray

María Martínez López
Desplazados internos esperan un reparto de comida organizado por la voluntaria Mahlet Tadesse en Mekele, el 23 de junio. Foto: AFP / Yasuyoshi Chiba

Permanece incierta la situación en la región etíope de Tigray, después de que el Gobierno de Etiopía declarara el lunes un «alto el fuego unilateral humanitario». Un paso que los rebeldes del Frente Popular de Liberación Tigray (TPLF por sus siglas en inglés) atribuyen más bien al hecho de que, ese mismo día, sus tropas tomaran la capital tigriña, Mekele, de la que aseguran que tienen «completo control».

En las últimas semanas, los combatientes tigriños habían ampliado sus ofensivas. El día 24, la violencia se cobró la vida de tres cooperantes de Médicos Sin Fronteras: la española María Hernández y los etíopes Yohannes Halefom Reda y Tedros Gebremariam Gebremichael. Desde la capital nacional, Adís Abeba, el misionero español y administrador apostólico de Hawassa, Juan Núñez, se suma a esta interpretación, que es también la que llega al país por parte de los medios internacionales.

«Aquí los periódicos no dicen nada de que Mekele haya sido ocupado por los rebeldes», añade. Pero no le extraña, pues el país está acostumbrado a que la información oficial esté llena de «mentiras muy claras». Por ejemplo, «al principio del conflicto dijeron que no había eritreos luchando, cuando todo el mundo sabía que sí. Luego, que se habían retirado cuando todo el mundo sabía que seguían» en la región.

A la espera de ayuda humanitaria

Persiste ahora la duda de qué ocurrirá con la población. Entre las acusaciones de todo tipo de atrocidades que el Ejército y los rebeldes se lanzan mutuamente, está la de utilizar el hambre como arma de guerra. Por eso, y ante el aumento de la presión internacional, Adís Abeba presentó el alto el fuego como un gesto «humanitario» que se extendería «hasta que termine la temporada agrícola», según declaraciones del Ministerio de Exteriores que recoge Europa Press. «Es esencial que no se interrumpa la temporada de siembra».

Por otra parte, el TPLF también pidió a la comunidad internacional «traer toda la ayuda internacional a la inmensa mayoría de tigriños que la necesitan, dado que la situación sobre el terreno permite la entrega de ayuda», afirmó su asesor Faseha Tesema a la BBC. El resto del mundo ahora «no tiene excusas para decir que el Gobierno de Adís Abeba les ignora».

Unidos en torno a Abiy Ahmed

Todo esto ocurre mientras en el resto del país aún se esperan los resultados de las elecciones del pasado 21 de junio. Núñez cree que no habrá sorpresas, y que los comicios se saldarán con una importante victoria del primer ministro Abiy Ahmed. «La guerra del Tigray ha hecho que el resto de Etiopía se apiñe más en torno a él». Hay zonas, como Oromía, con una disidencia fuerte. Pero esto seguramente apenas influirá en el resultado electoral. Al ser también aquellas en las que hay más violencia, en ellas no hubo votación. En cambio en el resto del territorio, «especialmente en el sur, la gente está toda con Abiy».

A esta posición de fuerza del primer ministro se suma que «el segundo partido nacional no está en una oposición abierta, sino que se ha mostrado dispuesto a colaborar e incluso a tener una participación en el Gobierno». Algo que el misionero ve positivo porque «refuerza la unidad de Etiopía». En este momento, no solo en Tigray sino también en otras regiones hay conflictos étnicos o independentistas. «El país se puede desmembrar, y lo que se requiere son partidos de ámbito nacional, no partidos regionales como los que formaban la anterior coalición de Gobierno», y que ahora están detrás de los rebeldes tigriños.