Torrent, o cómo hacer (bien) la pastoral familiar

«Transmitir la fe a los hijos, con la ayuda de otras personas e instituciones como la parroquia, la escuela o las asociaciones católicas, es una responsabilidad que los padres no pueden olvidar, descuidar o delegar totalmente». Estas palabras que Benedicto XVI pronunció, en 2006, durante el Encuentro Mundial de las Familias, de Valencia, no cayeron en saco roto para las familias que forman parte de la parroquia de Nuestra Señora del Buen Consejo, en la localidad valenciana de Torrent. Seis años después de aquella cita, su párroco, don Amadeo Romá, explica que «el EMF de Valencia nos cambió la vida parroquial, porque, desde entonces, la familia es el centro de la pastoral. La fe nace en casa, y la Iglesia acompaña a los padres en esa transmisión del Evangelio».

Vicentina y Eduardo, junto a sus 9 hijos, son una de esas familias implicadas en hacer «que la parroquia sea como nuestra casa, y el resto de las familias que vienen a la iglesia, sean nuestra familia». Vicentina explica que, después de participar en el EMF de Valencia, «muchas familias se dieron cuenta de que, además de los mensajes que nos transmitió Benedicto XVI, la experiencia de participar en un encuentro así les había cambiado la vida. Para los padres, y sobre todo para los hijos, es importantísimo ver que no están solos, que hay más familias que viven la fe, y de las que pueden aprender, porque viven con más compromiso que ellos. Es algo que te empuja y se te queda grabado; la experiencia de participar en un Encuentro Mundial de Familias es un hito para una familia». Por eso, este año, en el grupo de matrimonios de la parroquia han trabajado las catequesis preparatorias del EMF de Milán, que se celebrará del 30 de mayo al 3 de junio. Con un resultado sorprendente: no han trabajado las catequesis quienes habían decidido ir a Milán, sino que, «después de profundizar en la riqueza del Evangelio de la familia, con estas catequesis, muchos se han animado e irán al EMF». Unas 10 familias de la parroquia viajarán a Milán: más de 50 personas, entre niños y adultos.

El secreto: no irse por las ramas

Milán será una escala más en el despliegue de pastoral familiar en que está comprometida la parroquia. ¿Su secreto? No irse por las ramas: «Ponemos el énfasis en anunciar a Jesucristo, en el kerygma; anunciamos el amor de Dios desde el testimonio de nuestra vida. Y como vivimos en familia, lo hacemos todo desde la familia. La pastoral de grupos separados —jóvenes por un lado, matrimonios por otro, mayores por otro, etc.— no integra de verdad, no hermana. Aquí todos hacemos de todo, y vivimos nuestra fe como en un hogar», dice Vicentina. Será porque, en realidad, eso y no otra cosa, es lo que está llamada a ser una parroquia: el hogar de los cristianos.