También los primeros cristianos eran pocos
Desde la Segunda Guerra Mundial, viven en medio del fuego cruzado de los conflictos regionales. Los cristianos en Oriente Próximo, la región en la que nació el cristianismo, están en vías de extinción. Benedicto XVI ha decidido afrontar la situación de frente y ha convocado una cumbre sin precedentes en la historia
Hoy no son más que algo menos de seis millones, perdidos entre una mayoría, en ocasiones aplastante, de musulmanes en Irak, Irán, Israel, Territorios Palestinos, Arabia Saudita, Bahrein, Emiratos Árabes, Omán, Qatar, Yemen, Chipre, Jordania, Kuwait, Egipto, Siria y Turquía. Su futuro corre serio peligro, pues el fundamentalismo radical islámico está logrando expulsarlos de tierras en las que viven desde hace dos mil años, siglos antes del nacimiento del Islam. El caso más claro ha sido el éxodo de cristianos que ha vivido en estos últimos años Irak.
Ahora bien, Benedicto XVI está convencido de que el peor enemigo de los cristianos en Oriente Medio no es tanto la presión externa, por más sofocante que parezca. Su gran desafío está en mantenerse unidos, en medio de circunstancias tan precarias, pues su división es causa de su fragilidad. Por este motivo, ha escogido como tema para este sínodo La Iglesia católica en Oriente Medio: comunión y testimonio. Y, como lema, ha añadido un pasaje de los Hechos de los Apóstoles: La multitud de los creyentes tenía un solo corazón y una sola alma.
Este domingo, tras inaugurar el sínodo en una solemne concelebración eucarística en la basílica de San Pedro del Vaticano, el Papa expuso con claridad este objetivo prioritario del sínodo: «En esos países, por desgracia marcados por profundas divisiones y heridos por largos conflictos, la Iglesia está llamada a ser signo e instrumento de unidad y reconciliación, sobre el modelo de la primera comunidad de Jerusalén. Esta tarea es ardua, pues los cristianos de Oriente Medio soportan con frecuencia condiciones de vida difíciles, tanto a nivel personal como familiar y de comunidad. Pero ello no debe desanimarnos», aseguró.
En Oriente Medio, los cristianos no sólo están divididos en confesiones, en particular ortodoxos, católicos, así como hijos de la Reforma protestante. Además, en las diferentes confesiones, en particular la católica, conviven en su interior Iglesias de diferentes ritos, que en ocasiones hunden sus raíces en tiempos de los apóstoles. Es el caso de los cristianos maronitas, los caldeos, los greco-melkitas, los sirios, los armenios… Todos están en comunión con Roma, tienen tradiciones milenarias sumamente ricas, pero en ocasiones sus tradiciones les aíslan del resto de la comunidad cristiana y hacen que ante la comunidad musulmana no se presenten unidos. Por este motivo, en la homilía de inauguración del sínodo, el Papa explicó que, «sin comunión, no puede haber testimonio: el gran testimonio es precisamente la vida de comunión. Lo dijo claramente Jesús: En esto conocerán todos que sois discípulos míos: si os tenéis amor los unos a los otros».
Benedicto XVI está convencido de que el cristianismo en Oriente Medio tiene futuro: «Los primeros cristianos, en Jerusalén, eran pocos. Nadie habría podido imaginarse lo que ocurrió después. Y la Iglesia vive siempre de esa misma fuerza que la hizo ponerse en marcha y crecer. El Pentecostés es el acontecimiento originario, pero también es un dinamismo permanente». En Roma comienza nuevamente el futuro del cristianismo en Oriente Medio.