«Sin dolor ya no piensan en la eutanasia» - Alfa y Omega

«Sin dolor ya no piensan en la eutanasia»

La negativa del Tribunal Constitucional a la objeción de conciencia institucional afecta jurídicamente a los centros católicos, pero no así en el día a día: «Nuestro protocolo siempre fue independiente a este tipo de objeción». Se teme por una futura negociación de los conciertos que incluya la eutanasia

Álvaro Real Arévalo
Exterior del Hospital Fundación San José
Exterior del Hospital Fundación San José, gestionado por la Orden Hospitalaria de San Juan de Dios. Foto: Hospital Fundación San José.

La última sentencia del Tribunal Constitucional sobre la eutanasia, del pasado 13 de septiembre, rechazó la posibilidad de que las instituciones con ideario propio puedan acogerse a la objeción de conciencia. Este derecho, afirmaba, solo pueden ejercerlo los individuos, en este caso, los profesionales sanitarios. Federico de Montalvo, expresidente del Comité de Bioética de España, cuyo informe orientó el recurso del PP defendiendo la objeción institucional, califica lo decidido por el Pleno como «insólito».

«No entra en el fondo de la cuestión», explica a Alfa y Omega. De hecho, «el texto muestra que hay una tendencia a que la mayoría de los derechos civiles se reconozcan a las personas jurídicas. Pero al final dice que, como se puede poner en peligro la prestación de la eutanasia, no se reconoce. Es incongruente». Según De Montalvo, es el sistema público el que, si la eutanasia es legal, debe garantizar su prestación. Esto no impide reconocer la objeción a instituciones.

La negativa del Constitucional ha puesto el foco en los hospitales católicos. Aunque en la práctica, de momento «no ha cambiado nada», afirma a Alfa y Omega David Rodríguez-Rabadán, director general del Hospital de Cuidados Laguna. «La objeción de conciencia institucional nunca había sido aprobada» como tal. Tampoco en el Hospital Fundación San José contaban con ella para funcionar. «Nuestro protocolo siempre ha sido independiente de este tipo de objeción», explica Edelio Blanco, responsable de su programa de Daño Cerebral Severo Crónico.

Esto no implica que estén obligados a aplicar la eutanasia si un paciente la pide. «Un centro católico no tiene que ofrecer todas las prestaciones», explica De Montalvo. «De hecho, en ninguno de los conciertos que tienen está incluida la prestación» de ejecutar una eutanasia.

Ante una petición firme

Hace falta buscar mucho para encontrar algún caso de solicitud explícita de eutanasia en centros con identidad católica desde que la ley entró en vigor hace dos años. Una ocurrió en el Hospital Fundación San José, regido por la Orden de San Juan de Dios. Un paciente ya había presentado la solicitud antes de ingresar. Pero, como el proceso tarda más de cuatro semanas, quiso entrar en este centro para recibir cuidados paliativos mientras esperaba la respuesta. «Era un señor con el que se podía hablar perfectamente», explica Columba Carrera, responsable del programa de Cuidados Paliativos. Ella se encargó de dirigir la asistencia integral —médica, psicológica, espiritual y social— que el centro realiza. Finalmente, falleció antes de que la Administración pública aceptara su caso.

Carrera narra a Alfa y Omega el protocolo que pusieron en práctica en este caso y que aplicarán si tienen más en el futuro: «Tenemos que escuchar al paciente. Vamos a tratarle igual, con la misma valoración médica integral y, sobre todo, buscando qué le ha llevado a solicitar la eutanasia». El médico responsable informa al paciente de todo el proceso, así como de otras alternativas terapéuticas y de la diferencia que hay con la sedación paliativa. «Si aun así se diera el caso de que el paciente, con toda la información, tenga muy claro que quiere iniciar un proceso de eutanasia, la dirección médica del hospital se pondría en contacto con el Servicio Madrileño de Salud (SERMAS)». Este tendría que derivarlo a otro centro. «No vamos a abandonar a ningún paciente. Se le escucha y se le trata como a todos los demás», añade Edelio Blanco, que además es miembro del Comité de Ética San Juan de Dios: «Aquí, lo que no haríamos sería la eutanasia».

Al amparo de la ley, los profesionales sanitarios de estos centros sí pueden declararse objetores en el registro de su comunidad autónoma. Muchos lo han hecho. Otros esperarán a hacerlo caso por caso. Si en un centro, por la objeción, no hay profesionales disponibles, ahora mismo el hospital tampoco tendría la obligación de realizar la eutanasia.

Columba Carrera y Edelio Blanco, ambos doctores en el Hospital Fundación San José. Foto: Hospital Fundación San José.

En realidad, todos los hospitales consultados comparten la experiencia de que «en la medida en la que se les garantiza el alivio del sufrimiento, la petición expresa de eutanasia disminuye o desaparece», asegura el doctor Blanco. «Hay mucho desconocimiento», repite varias veces. En Laguna también se han encontrado «residualmente» a personas que nada más ingresar preguntan por la posibilidad de que les adelanten la muerte. «Vienen con mucho miedo, mucho dolor y escenarios en donde estaban sufriendo», explica Rodríguez-Rabadán, su director general. «Cuando les quitas el dolor ya no lo vuelven a pensar».

Yolanda Zuriarrain, médico paliativista del mismo centro, apunta que «casi todos los pacientes neurológicos o pulmonares tienen miedo a la asfixia, a morirse ahogados y al dolor no controlado». En esta situación «te pueden decir: “Yo me quiero morir”». Tras buscar qué hay detrás de esa primera petición, la doctora y sus colegas les explican que «yo te puedo ayudar con los síntomas que te hacen querer morirte, porque estás pasándolo mal. Pero no puedo realizarte una acción que no sea médica». Y la eutanasia no lo es.

La situación se repite en la Unidad de Cuidados Paliativos del Centro San Camilo en Tres Cantos (Madrid). En sus 33 habitaciones atienden a más de 500 pacientes al año. Los deriva el SERMAS; es decir, no son ellos los que eligen el centro por afinidad religiosa. «En estos años algunos pacientes nos han solicitado verbalmente la eutanasia por su situación de sufrimiento», explica a Alfa y Omega su director, José Carlos Bermejo. «Una buena información y acompañamiento han hecho que estas demandas verbales hasta ahora no hayan derivado en el inicio de ninguna solicitud explícita».

Yolanda Zuriarrain, médico en el Hospital de Cuidados Laguna. Foto: Hospital Centro de Cuidados Laguna.

La esperanza de vida media de los pacientes en el centro es de pocas semanas. «La experiencia de cuidados paliativos es muy rica humanamente. Deja a pacientes y familiares muy satisfechos, según manifiestan ellos al final o tras el fallecimiento», explica Bermejo.

Para Federico de Montalvo, el gran peligro, a nivel práctico, puede estar en que durante futuras negociaciones de conciertos con la Administración se exija al hospital incluir la eutanasia entre las prestaciones cubiertas. Especialmente en hospitales con más especialidades y no centrados solo en la atención paliativa. Esto sí «vulneraría la libertad ideológica y religiosa de los centros».

Aunque de momento no se hayan visto en esta situación, desde el Centro San Camilo han hecho «explícita la contrariedad a la eutanasia en el Código Ético». «El centro mantendría los mismos criterios, valores y carta de identidad a la hora de atender a los pacientes», expresa Blanco, del Hospital Fundación San José. «Cómo influya eso en posibles nuevas relaciones lo desconozco». Pero «la orden no va a cambiar de criterio».

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