Sin cuidar al otro no saldremos del atolladero - Alfa y Omega

Sin cuidar al otro no saldremos del atolladero

El combate frente al coronavirus se juega en tres niveles: el personal, el institucional nacional y el internacional

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Este 11 de febrero, coincidiendo con la fiesta de la Virgen de Lourdes, la Iglesia celebra la XXIX Jornada Mundial del Enfermo y da así el pistoletazo de salida a la Campaña del Enfermo. En un momento en el que «la experiencia de la enfermedad hace que sintamos nuestra propia vulnerabilidad», el mensaje de Francisco parte del pasaje evangélico «Uno solo es vuestro Maestro y todos vosotros sois hermanos» (Mt 23, 8). Según detalla, «Jesús critica la hipocresía de quienes dicen, pero no hacen» y, en contraste, propone «establecer una relación directa y personal con el otro», «dejarse involucrar en su sufrimiento hasta llegar a hacerse cargo de él por medio del servicio».

Es cierto que esta jornada ha sido siempre un recordatorio de que somos hijos de Dios, lo que nos convierte en hermanos, y de esta forma constituye una llamada a cuidarnos los unos a los otros, con una mirada agradecida a la labor de tantos profesionales sanitarios y voluntarios. Pero en este año de pandemia la invitación resuena con más fuerza si cabe: Cuidémonos mutuamente, como reza el tema elegido por la CEE.

El combate frente al coronavirus se juega hoy en tres niveles interconectados: el personal, el institucional nacional y el internacional. En primer lugar, hay que recordar que el cuidado de los demás empieza por el cuidado de uno mismo y que, sin responsabilidad individual, cualquier medida será insuficiente para frenar los contagios. En segundo lugar, toca remediar las carencias sanitarias que esta crisis ha sacado a relucir y mejorar la coordinación entre administraciones, empleando cualquier recurso disponible, tanto público como privado. Por último, en línea con un reciente comunicado de Caritas Internationalis, hace falta dar apoyo financiero, técnico y logístico a los países menos desarrollados para que las vacunas lleguen a todos de forma equitativa. Porque, si no es juntos, no saldremos del atolladero.