Muchas veces hemos hablado en estas páginas de cómo los niños también podéis ser santos. El viernes, el Papa nos dio otra prueba de ello, decretando que un niño italiano de 12 años, Silvio Dissegna, vivió las virtudes cristianas de forma heroica, y podrá ser beatificado cuando se produzca un milagro por su intercesión. Silvio era un niño muy alegre, que de mayor quería ser maestro. Cuando tenía 11 años, le empezaron a doler las piernas, y los médicos le dijeron que tenía un cáncer de huesos -una enfermedad dolorosísima- que no se podía curar. Sufrió mucho, pero lo soportaba rezando el Rosario y ofreciendo sus dolores por los sacerdotes y misioneros, y para que los pecadores se salven y todos los hombres sean hermanos. Siempre decía: «Tengo muchas cosas que decirles a Jesús y a la Virgen». Murió en 1979, con 12 años.