Sigüenza-Guadalajara vuelve a celebrar una ordenación sacerdotal siete años después
Enrique López se ordenó el 15 de mayo después de haber tenido que dejar el seminario en su primera año por motivos de estudio. «Fue un momento duro», asegura el joven al mismo tiempo que se pregunta: «¿Cómo es posible que yo, siendo tan pequeño, pueda hacer presente a Dios en la tierra?»
Enrique López se ordenó como sacerdote el pasado 15 de mayo en la catedral de Sigüenza, un acontecimiento del que todavía no se ha despertado. «Han pasado 15 días y todavía me cuesta creérmelo. Estaba muy nervioso, pero lo viví con mucha alegría y felicidad».
Cinco días después, este joven de 32 años, celebró su primera Misa en la concatedral de Santa María, en Guadalajara, este viernes 20 de mayo. «¿Cómo es posible que yo, siendo tan pequeño, pueda hacer presente a Dios aquí en la tierra?», se pregunta López en conversación con Alfa y Omega. «Es muy fuerte y la primera vez lo viví con muchísima intensidad».
Pero hubo un tiempo en el que parecía que nada de esto iba a suceder.
Desde pequeño, Enrique «siempre decía que quería ser sacerdote». Así que sus padres le matricularon en el seminario menor. Tras completar bachillerato, llegó el momento de decidir si pasaba al mayor. Entonces, «hubo un momento grande de reflexión», en el que «tuvo un peso grande el ejemplo de tantos sacerdotes entregados a los demás con los que me había encontrado».
De esta forma, el joven ingresó en el seminario mayor de la diócesis de Sigüenza-Guadalajara, «pero solo estuve un año. Lo tuve que dejar por motivos de estudio», revela López, que decidió matricularse en el grado de Magisterio. «Fue un momento duro. Aspiraba a una cosa que, por diferentes motivos, no conseguí y eso fue difícil», confiesa. Por lo menos, «hice un grupo de muy buenos amigos y la experiencia me hizo madurar».
Enrique seguía vinculado a la parroquia, e incluso no se le había pasado la moción interior para ser sacerdote, pero tuvieron que pasar cuatro años para que, «en un Camino de Santiago me replanteara todo y pidiera volver al seminario». El hoy sacerdote fue aceptado. «Cuando volví tenía las ideas mucho más claras. Estaba más centrado», asegura.
«Ojalá sea un comienzo»
Con su ordenación, Enrique López es el primer sacerdote que surge en la diócesis de Sigüenza-Guadalajara en los últimos 7 años. No le pesa la etiqueta, más bien lo vive con esperanza. «Deseo que sea un comienzo. Ojalá gracias a la ordenación y al ejemplo haya jóvenes que se planteen su vocación y pueda surgir algún cura más en la diócesis», afirma.
De momento, «hay un chico que se ordena de diácono este año y otro, si Dios quiere, el año que viene. No hay nadie más, aunque hay algún otro que parece que puede tener vocación al sacerdocio, aunque todavía son muy pequeños. Hay que ir acompañándoles y viendo».
Enrique López está todavía a la espera de su destino pastoral definitivo. «Estoy a disponibilidad plena para lo que decida el obispo», concluye. Mientras tanto, se encuentra en las mismas parroquias en las que servía como diácono: Beata María de Jesús y San Pascual Bailón.