Sergi Gordo: «La Iglesia siempre debe tender puentes» - Alfa y Omega

Sergi Gordo: «La Iglesia siempre debe tender puentes»

El sábado será el nuevo obispo de Tortosa, una diócesis con un territorio singular. Pide ser alegres, rasgo que destaca en su lema episcopal

Álvaro Real Arévalo
El nuevo obispo de Tortosa observa una estatua del médico y beato Pere Tarrés. Foto: Obispado de Tortosa.

¿Dios existe? ¿Por qué está usted tan seguro?
Dios vive y está entre nosotros, sin duda.

¿Cómo nació su vocación? ¿Por qué se hizo sacerdote?
Mi vocación nació de muy joven, pero con el tiempo la fui madurando. A los 14 años entré en el seminario menor y después ya ingresé en el mayor, donde cursé los estudios eclesiásticos de Filosofía y Teología.

Durante muchos años fue secretario general del Arzobispado de Barcelona. Qué es más fácil, ¿gestionar los recursos o pastorear las almas?
Ambas encomiendas siempre las he afrontado desde una actitud de servicio. Tal como dice mi lema episcopal: Servid con alegría.

Estamos en un momento de gran incertidumbre. Uno ve los informativos y tiene ganas de llorar. Sin embargo, usted en varias ocasiones ha hablado en charlas, en retiros, en encuentros con sacerdotes sobre la alegría. Incluso está en su lema episcopal. ¿Se puede estar alegre con la que está cayendo?
Todos estamos en las manos de Dios. Nunca hay que perder la esperanza. Si decimos sí al Señor, cada día hallaremos las respuestas que nos permitirán ser agentes de cambio y contribuiremos a construir un mundo mejor.

¿Qué puede aportar el cristiano a una sociedad tan polarizada como la actual? ¿Podrán los políticos y la sociedad en general ponerse alguna vez de acuerdo en algo?
La Iglesia siempre debe tender puentes y ayudar a promover el diálogo entre los diferentes agentes sociales que configuran nuestra sociedad. Trabajamos al servicio del bien común y la concordia de nuestra sociedad.

Está previsto que para finales de septiembre se presente el informe de Cremades & Calvo-Sotelo sobre el tema de los abusos en el seno de la Iglesia católica. ¿Será este tema el que marque la agenda de la Iglesia española este curso?
Los próximos meses veremos qué nos deparan. Pero más allá del corto plazo, si abrimos un poco el foco y echamos la mirada hacia el horizonte, nos daremos cuenta de que estamos viviendo un cambio de era en nuestra sociedad. En este contexto, la Iglesia debe ser propositiva. Lejos de alimentar cualquier polémica, los cristianos tenemos que ser anunciadores de la Buena Noticia, sirviendo siempre con alegría.

Lo que sin duda marca la agenda de la Iglesia universal es la sinodalidad. ¿Qué espera de este Sínodo?
El proceso sinodal abierto por el Papa Francisco nos ofrece la oportunidad de escuchar la voz del Espíritu a través de la voz de todos los miembros del pueblo de Dios reflexionando sobre la sinodalidad, para que sea el estilo que cualifique la vida y la misión de la Iglesia que avanza en el tercer milenio. En la primera asamblea sobre la sinodalidad se espera vivir un momento de renovación profunda, de escucha al Espíritu, para buscar juntos el bien de la Iglesia.

Fue nombrado obispo auxiliar junto a Toni Vadell, quien falleció hace un año y medio. ¿Cómo vivió aquellos momentos? El día de su toma de posesión, ¿se acordará de él?
En el inicio de mi nueva misión pastoral como obispo de Tortosa tendré muy presente la memoria del obispo Toni Vadell Ferrer. Ese día, el próximo sábado 9 de septiembre, se celebrarán seis años de nuestra ordenación como obispos auxiliares de Barcelona. Su traspaso fue una enorme pérdida para la Iglesia que peregrina en la Ciudad Condal, aunque su recuerdo sigue muy vivo en toda la diócesis. Mi hermano en el episcopado murió el día de santa Eulalia, patrona de Barcelona, esta ciudad que lo acogió con tanta estima y que él supo hacerse suya.

¿Ser obispo es un privilegio o una responsabilidad?
Ser obispo es un servicio, es entregarse al Señor, es darse a los demás.

¿Conoce su nueva diócesis de Tortosa? ¿Qué espera encontrarse allí?
Como obispo, mi contacto pastoral con la Iglesia tortosina ha sido pequeño y siempre a través del trabajo interdiocesano que realizamos desde los organismos de la Conferencia Episcopal Tarraconense. No obstante, tiene algunas peculiaridades que la convierten en una diócesis singular. El mismo territorio se configura entre la provincia de Tarragona, la provincia de Castellón y los umbrales con Lérida, Zaragoza y Teruel. Eso hace que la diócesis tenga una diversidad de gente y de formas de vivir que de por sí ya son una gran riqueza y que debe hacernos vivir la vida de la fe desde una perspectiva abierta y generosa.

Ya quedan pocos días para su toma de posesión. ¿Cómo quiere comenzar su andadura en Tortosa? ¿Qué es lo primero que tiene pensado hacer en la diócesis?
Mi prioridad será escuchar a la diócesis, estando atento a todos para que podamos tener una visión conjunta y compartamos las alegrías y las esperanzas, las tristezas y angustias de la Iglesia tortosina, afectada estos días por lluvias torrenciales que han dejado numerosos daños materiales en algunas poblaciones tanto de la costa como del interior.