Se estrena en Corea del Sur una película sobre san Andrés Kim Taegon
Fue el primer sacerdote y el primer mártir coreano. También elaboró el primer mapa de Corea accesible a Occidente, y llevó el conocimiento de los misioneros para combatir el cólera
El cardenal coreano Lázaro You Heung-Sik decidió ser sacerdote «después de conocer» a san Andrés Kim Taegon. Su martirio es una prueba de que «a través de una muerte nacen muchas cosas», ha explicado a Rome Reports. «Cada mañana me acuerdo de él en mi vida sacerdotal».
Por eso, cuando aún era obispo de Daejon, quiso aprovechar el bicentenario del nacimiento del santo coreano, en 2021, para promover el rodaje de una película sobre su figura. El resultado es A brith, Un nacimiento, que este miércoles se estrena en Corea del Sur. El 16 de noviembre, el equipo presentó la obra al Papa Francisco en el Vaticano.
Sus declaraciones demuestran cómo «los ejemplos y la virtud» de san Andrés Kim «nos presentan preguntas espirituales sobre cómo vivir hoy», afirma a Fides Paolo Lee Yongho, sacerdote de la diócesis de Daejon y rector del santuario de Solmeo, lugar donde nació el santo.
Familia de nobles
Dirigida por Park Heung-sik, y coproducida por el Centro Cultural Católico Coreano Alma Art, la cinta cuenta la vida del primer sacerdote y mártir coreano, en paralelo con el florecimiento de la fe en la península coreana. Nacido en una familia de nobles conversos en 1821, Andrés Kim fue elegido por los misioneros de la Sociedad para las Misiones Extranjeras de París para viajar con otros dos jóvenes a Macao (China) y allí prepararse para el sacerdocio.
El cristianismo había llegado al reino de Corea, gobernado por la dinastía Joseon, a finales del siglo XVIII. Como recuerda Yongho, los primeros coreanos que conocieron el cristianismo fueron unos «jóvenes que buscaban la verdad». En 1784 «fueron a China para conocer la fe católica. Allí recibieron el bautismo y empezaron a difundir la fe en el reino de Joseon».
Los nuevos conversos deseaban tener sacerdotes coreanos, y se los pidieron a los misioneros franceses. Andrés Kim fue uno de los elegidos para prepararse para esta labor. Se ordenó en 1845. De regreso a su país, fue perseguido y detenido por su labor misionera, y martirizado en 1846. Solo tenía 25 años.
Apóstol de la igualdad
Su presencia y su misión no eran bienvenidas en Corea, «una sociedad feudal ordenada en castas» y gobernada por una dinastía que tenía una política de aislamiento respecto al mundo exterior. Coincidió además con «un período en el que las enfermedades infecciosas como el cólera y la viruela si difundieron en todo el país por medio de los diplomáticos que viajaban desde y hacia China».
Frente a todo esto, en Macao Andrés Kim y sus compañeros «conocieron y experimentaron el amor de Dios y acogieron con alegría la verdad», que querían llevar a su patria, relata el rector del santuario en su honor. Fue también un «pionero de la dignidad humana». En una sociedad ordenada en castas, predicó que, por estar «hechos a imagen de Dios», todos «los hombres y mujeres son iguales y tienen la misma dignidad. Esto le llevó a renunciar a los privilegios de pertenecer a la nobleza y a querer vivir en igualdad con todos.
Esta enseñanza es muy actual en una sociedad en la que «existen nuevas formas de casta y desigualdad». La moraleja es que «en el compartir los bienes, en la caridad, está el camino cristiano para superar una crisis como ha sido la pandemia», continúa el sacerdote. Coincide con él Park Heung-sik, el director de la película, en Rome Reports: «Ante la realidad del egocentrismo, de la desigualdad y de la falta de espiritualidad», junto al contexto que ha dejado la pandemia, «pensé que la clave para resolver estos problemas podría encontrarse en la vida de san Andrés Kim».
Mapas y cólera
Para el rector del santuario de Solmeo, san Andrés Kim «también fue un hombre de apertura». Los viajes fuera de su país le hicieron «reconocer la interconexión de todas las sociedades del mundo» y «la necesidad de intercambios académicos y culturales para un mundo mejor».
Gracias a haber aprendido lenguas occidentales, fue el primero en hacer un mapa del reino escribiendo los nombres de las localidades en alfabeto latino; incluida Seúl. Además, llevó a su país el conocimiento sobre cómo prevenir el cólera y la viruela, que había aprendido de los misioneros franceses.
Explica que el título de la película, Un nacimiento, «se refiere al nacimiento de san Andrés Kim en nuestros corazones, que no es otro que la resurrección y la vida en Cristo dentro de cada uno de nosotros».