Se buscan hogares en Madrid para acoger hasta junio a niños tutelados

Se buscan hogares en Madrid para acoger hasta junio a niños tutelados

La cuarta edición del programa Un Curso en Familia permite a los menores hacer una experiencia de familia y crear vínculos. Los acogedores tienen el respaldo de asociaciones y de las residencias

María Martínez López
Niña tutelada con una mujer, de espaldas
Una menor tutelada con su madre de acogida del año pasado. Foto: ASEAF.

En la Comunidad de Madrid, unos 1.400 niños y adolescentes viven en centros de menores. No les falta lo básico en el plano material, pero en muchas ocasiones sí cosas tan sencillas como alguien que «pueda quedarse en el parque un rato con ellos al salir del colegio o llevarlos y recogerlos de un cumpleaños», explica Rebeca Martín, trabajadora social de la Asociación Estatal de Acogimiento Familiar (ASEAF). En el Día Mundial de la Infancia que se celebra este martes, nadie se ha sentado con ellos para hacer los deberes —sin tener que atender a varios niños más— o para escuchar con plena atención qué tal les ha ido el día.

Para que algunos de ellos puedan tener esta experiencia y, sobre todo, crear vínculos de afecto con adultos de referencia, la Comunidad de Madrid y las entidades ASEAF, Familias para la Acogida, ADAMCAM y Soñar Despierto buscan unas 50 familias que estén dispuestas a acoger a alguno de ellos en su casa hasta junio. Es la cuarta edición de la iniciativa Un Curso en Familia, puesta en marcha como proyecto piloto durante la pandemia.

«Hay familias que de primeras no se atreven a hacer un acogimiento permanente y este programa», igual que el de Vacaciones en Familia o las visitas de fin de semana, «permiten un primer acercamiento», explica Martín. Para los chicos, supone «la experiencia de vivir en una familia medianamente normalizada». Este compromiso temporal permite crear un vínculo que luego se suele mantener de distintas maneras: a veces en vacaciones, pasando un curso más con la misma familia o incluso dando el salto a un acogimiento permanente.

16 acogimientos permanentes

La experiencia va creciendo poco a poco: en los tres cursos escolares que lleva en marcha, han pasado por esta experiencia 15, 22 y 26 muchachos respectivamente. Lo que ha crecido mucho más rápido es el número de menores que proponen las residencias para el programa. Han constatado que es bueno para ellos porque, aunque «lógicamente es una pérdida cuando vuelven a la residencia, han creado un vínculo con una familia que está ahí» y les permite «contar con una red de apoyo» de la que carecen. Este año se han pedido familias para unos 60, de los cuales solo 14 están ya en una y otros ocho en distintas fases del proceso de asignación.

Charla informativa

Para las familias que puedan estar interesadas, las asociaciones implicadas ofrecen dos charlas informativas online los días 22 de noviembre a las 20:00 horas y 5 de diciembre a las 19:00 horas.

En tres años de programa, 16 familias han pasado después a un acogimiento permanente de los chicos que pasaron un curso con ellos. A veces, en casos en los que de otra forma habría sido casi imposible, como el de los adolescentes. «Con uno de ellos, de 15 años, la familia empezó el proceso después de dos años para que figurase como parte de una familia numerosa y pudiera tener beca en la universidad».

Se trata de niños a partir de los 7 (excepcionalmente) u 8 años, para que puedan entender que se trata de una estancia temporal; y hasta adolescentes. «No hay que cumplir prácticamente ningún requisito. Pueden participar personas que viven solas y parejas o matrimonios con y sin hijos», explica la trabajadora social. Solo hace falta «una cama en una habitación, que pueden ser la de los hijos». Eso sí, como siguen yendo al mismo colegio o instituto, en el caso de menores de 14 años se pide «disponibilidad para llevarlos y recogerlos». Por eso se suele buscar a familias de las mismas zonas —por ejemplo Chamberí, Torrelodones, Pinto o Arganda—. Pero no es una condición imprescindible.

Durante todo el curso, estas familias se encuentran «muy arropadas por nuestras asociaciones, desde donde les ofrecemos formación y acompañamiento. También pueden tener comunicación directa con la residencia», que sigue gestionando cuestiones como las citas médicas, de psicología o logopedia y las actividades de los niños. También se asesora a los acogedores para ayudarlos a preparar el regreso.