Nuevas fórmulas para familias acogedoras - Alfa y Omega

Nuevas fórmulas para familias acogedoras

Madrid busca hogares para que 52 chicos tutelados pasen el curso, y familias de fin de semana. Las asociaciones reclaman medidas todavía más ambiciosas

María Martínez López
El hijo de Olivia y su hermana «se llevan como el perro y el gato… y se adoran». Foto: Olivia Pomares.

A Olivia Pomares, separada, su hijo siempre le pedía «una hermanita». Se interesó por la iniciativa Un Curso en Familia hace un año, al recibir un guasap pidiendo hogares durante el curso escolar para niños tutelados por la Comunidad de Madrid. La iniciativa surgió en otoño de 2020 cuando la Asociación Estatal de Acogimiento Familiar (ASEAF) y Familias para la Acogida se ofrecieron a la Comunidad de Madrid para buscar y acompañar a familias para acoger a los niños hasta junio y reducir el impacto de los confinamientos parciales. Pronto se vio que tenía más potencial y se le dio continuidad.

A casa de Olivia llegó una niña de 8 años, que estaba en una residencia desde los 3. Llevaba en la maleta «muchísimo cariño», «una gran demanda» de amor, baja autoestima y falta de límites. En las residencias, «cada educador lo hace a su manera». Pero estar en contacto con ellos, que conocían a la niña, fue un gran apoyo. «Y ASEAF me ayudó mucho, haciendo seguimiento y reuniéndonos con otras familias». Al terminar el curso, la pequeña pudo irse a vivir con unos tíos. Siguen viéndose, y «ella y mi hijo se hacen llamar hermanos».

Jimena García López, jefa del área de Acogimiento Familiar, subraya que parte del éxito del programa es que permite «encontrar familias que, aunque no se ofrezcan para el acogimiento clásico, sí están dispuestas a este», limitado en el tiempo y con más apoyo. Adriana de la Osa, responsable de Comunicación de ASEAF, añade que también se atreven más los niños, que «a partir de los 10 u 11 años» anhelan una familia, pero «les da miedo salir de su centro». De esta forma, «ha habido milagros de adolescentes sin ninguna posibilidad» que han terminado quedándose con estas familias.

De la Osa saca una tarde a la semana y algunos fines de semana a un menor. Foto: Adriana de la Osa.

Pero incluso cuando no es así —y no es el objetivo—, se benefician de haber convivido con una familia sana, que puede ser un referente cuando dejen el centro a los 18 años. En dos años, el programa ha pasado de una docena a 52 niños propuestos. Pero «necesitamos familias», subraya García. Además, a este proyecto se le ha sumado otro para acogida de fines de semana, al menos una vez al mes. Es una de las medidas del Plan de Acogimiento Familiar que la Comunidad de Madrid presentó la semana pasada con la meta de encontrar un hogar para los 1.400 menores que aún están en centros.

Entre ellos, algo más de 100 tienen menos de 6 años, y según una ley de 2015 deberían estar en familias. «Algunos acaban de llegar y estamos trabajando con sus familias de origen para que puedan retornar», justifica Silvia Valmaña, nueva directora general de Infancia, Familia y Fomento de la Natalidad. En otros casos, se está valorando que se hagan cargo de ellos otros parientes. «No hay familias de urgencia» suficientes para estas situaciones. Y uno de los pilares del plan es buscarlas.

También hay casos de enfermedad, discapacidad o grupos de hermanos. Por ello se va a lanzar, con fondos europeos, un proyecto piloto para trabajar con 20 familias acogedoras especializadas, en las que uno de sus miembros tenga formación sanitaria o en educación o trabajo social y «se dedique en exclusiva» a ese niño o niños, explica Valmaña. Recibirán una prestación económica mayor, no un sueldo. Aunque «estamos viendo la fórmula para que en el futuro puedan tener estabilidad y seguridad».

Desde ASEAF, De la Osa echa de menos en el plan «objetivos claros y medibles», basados en un estudio para detectar y corregir los «cuellos de botella» y los puntos débiles en cómo se busca a las familias, cómo se las valora, forma y acompaña y por qué se echan atrás. «No se está haciendo nada estructural para cambiar de verdad las cosas», mientras un 73 % de menores en desamparo entra directamente en centros. Los que están en familias se redujeron en 2020 un 2,2 %.

No vive con ellos , pero «aprende cómo se funciona en familia». Foto: Adriana de la Osa.

Buen momento para la acogida

En mayo, las comunidades autónomas y el Gobierno acordaron un plan de acción para luchar contar la explotación de menores tutelados, que ponía 2026 como fecha límite para alcanzar el objetivo de la ley de 2015, que ningún menor de 6 años esté en residencias. «Aún no se ha movido» en ningún sitio, lamenta María Arauz de Robles, presidenta de ASEAF. Por eso hace poco invitaron al Defensor del Pueblo a «hacer un seguimiento y pedir resultados a las comunidades».

Al margen de los pocos avances, Araúz de Robles celebra que el acogimiento familiar «está en un momento muy bueno. Se está revelando como la medida de protección por excelencia» porque «permite al niño crecer sin romper sus vínculos». Se presentó como la apuesta principal para luchar contra la explotación de menores tutelados porque «cuando un niño entra en un centro, se vuelve invisible» y sufre «una desprotección real». Así se prepara el caldo de cultivo en el que, al llegar a la adolescencia, están poco controlados «y sienten que no le importan a nadie». Todo ello los hace vulnerables.

«Si no entran en un centro siendo pequeños, lo evitamos». La presidenta de ASEAF valora de forma positiva, en este sentido, cómo en algunas comunidades «se están impulsando programas de prevención» con las familias de origen, ofreciéndoles acompañamiento y apoyo «antes de tomar una medida de protección». Pero si no es posible, llega el problema de contar con suficientes familias de acogida. «El discurso de la administración es siempre que no hay familias, pero nosotros estamos convencidos de que no es así». Para De la Osa, lo demuestra el número de ofrecimientos para acoger a niños ucranianos, que no se ha aprovechado.

«Hay que buscar familias, formarlas» y acompañarlas, continúa Araúz de Robles. «No se puede dejar un niño a una familia y dejar que se las componga». Y eso requiere recursos que ahora se concentran en financiar y gestionar los centros. También es importante un buen trabajo con sus padres biológicos. Un buen modelo para ello es el País Vasco, donde «se trabaja muchísimo con las familias de origen, incluso para que establezcan una relación normal» con las acogedoras.

¿Tengo sitio para un niño tutelado?
  • Un niño tutelado por la Administración puede estar en un centro, con su familia extensa (si abuelos o tíos se hacen cargo de él) o en familia ajena.
  • 16.991 menores tutelados viven en centros en España. 537 tienen menos de 3 años y 640, entre 4 y 6.
  • Una familia de urgencia se ofrece para recibir inmediatamente a un niño pequeño mientras se evalúa su situación. Uno de los padres no trabaja.
  • El acogimiento familiar es temporal si se prevé que el niño vuelva con su familia en menos de dos años. Si no, es permanente (indefinido).
  • Las familias hacen una formación de dos o tres sesiones y se entrevistan con un psicólogo y un trabajador social. El proceso dura menos de un año.
  • La consejera de Familia de Madrid, Concepción Dancausa, presentó el nuevo plan el día 15. Refuerza la prestación ordinaria y contempla ayudas extra.