Representantes de las distintas religiones reflexionan sobre Fratelli tutti: «Es un texto valiente» - Alfa y Omega

Representantes de las distintas religiones reflexionan sobre Fratelli tutti: «Es un texto valiente»

Convocado por la Asociación Amistad y Encuentro Interreligioso, el encuentro ha destacado la llamada que el Papa hace en la encíclica a trabajar por la fraternidad en la cotidianidad, especialmente junto con los más débiles. «Si quieres descubrir el rostro de Dios en este mundo, no hay más que un camino, el rostro concreto del hermano que sufre», ha subrayado el director de la Comisión de Relaciones Interconfesionales de la CEE

José Calderero de Aldecoa

Un nutrido grupo de representantes de las distintas confesiones y tradiciones religiosas presentes en nuestro país se han encontrado virtualmente este miércoles para reflexionar sobre la nueva encíclica del Papa Francisco Fratelli tutti. Católicos, musulmanes, judíos, evangélicos, hinduistas y budistas han participado del encuentro, que ha estado organizado por la Asociación Amistad y Encuentro Interreligioso (AAEI) —en colaboración con Arco Forum— y en el que ha querido hacerse presente unos instantes el cardenal arzobispo de Madrid, Carlos Osoro.

«Siento no poder acompañaros, pero me encuentro en una reunión de la Fundación Pablo VI en la Conferencia Episcopal. Sin embargo, he querido hacerme presente, mandaros un abrazo y sentirme cercano a todos vosotros. Fratelli tutti es expresión de este encuentro», ha dicho el también vicepresidente de la CEE en una breve conexión telefónica.

Amar no es perder el tiempo

Tras las palabras del cardenal Osoro, el presidente de la AAEI Miguel García-Baró ha sido el primero en reflexionar sobre la encíclica. Ha destacado que «la pandemia ha hecho aparecer muchos defectos de la fraternidad humana que reclaman de nosotros una conciencia mucho mayor de pertenencia a la misma humanidad» y «la necesidad de que todos entendamos que amar, incluso al más insignificante, como si no hubiera nadie más que él en el mundo, no es perder el tiempo».

García-Baró ha resaltado, además, la rehabilitación que el Pontífice hace de los políticos en la Fratelli tutti. «En nuestra sociedad parece que dedicarse a la política es dedicarse a algo vergonzoso. Es absolutamente necesario dar un vuelco a esta orientación cultural que nos está haciendo a todos gentes deprimidas y desesperanzadas».

Por último, ha subrayado la invitación del Santo Padre a ser «artesanos de la paz en lo más pequeño, en el gesto más cotidiano con los hermanos».

La diversidad es buena

Tras el presidente de la AAEI, ha intervenido el secretario de la Comisión Islámica de España Mohamed Ajana, quien ha dicho compartir con Francisco la idea de que «la diversidad religiosa no se debe considerar como algo malo». Además, ha destacado de la encíclica la «visión amplia del amor» que plantea el Papa; y el concepto de dignidad humana, «que Alá se la entrega a todos los hombres y mujeres, sin importar raza o religión, y que es un regalo que no se puede negociar ni revocar».

En su intervención, Ajana también ha subrayado «el deseo de paz hacia todo el mundo», ha recordado «el deber que tiene todo musulmán de pronunciar la fórmula “la paz sea contigo”» y ha incidido en la idea de libertad del Pontífice. «Con estos valores reconocidos por todos, podremos llegar a la fraternidad universal», ha concluido.

Un documento valiente

En el encuentro interreligioso también ha intervenido Bracha B. Uziel-Calderón, de la Comunidad judía de Madrid, quien ha señalado «la unicidad de la humanidad en la que todos y cada uno de nosotros tenemos un papel para el buen funcionamiento de la misma».

Por su parte, el monje hindú Swami Rameshwarananda, ha tildado la Fratelli tutti como un «texto valiente» porque «realiza una detallada exposición de los problemas acuciantes que en nuestra sociedad imposibilitan el cambio necesario hacia una vida más bella y digna para todos» y ha asegurado que «si nos damos cuenta de que vivimos en una sola unidad, podremos derribar los muros que nos separan».

Juan Sánchez, de la Iglesia Evangélica Española, ha dado las gracias al Santo Padre por el documento. En él, Francisco «denuncia toda esa política, economía y cultura que nos llevan a vivir en un mundo de sombras» y «nos presenta esa otra política, economía, cultura, e incluso esas otras iglesias que nos permiten gestar la fraternidad universal».

Por último ha intervenido la maestra budista Tenzin Choky, quien ha reconocido que «no habría leído la encíclica de no haber sido invitada a este encuentro», pero que, al hacerlo, «me he quedado impresionada». Particularmente, ha recomendado los capítulos 2 y 3 del texto y, sobre todo, la idea de «hacernos prójimos para los demás» y el convencimiento de Francisco «de que todos estamos en el mismo barco y nadie se salva solo».

Choky ha concluido invitando a todos los espectadores a «meditar el documento», a «no quedarse en las palabras y pasar a la acción», y ha subrayado la siguiente frase: «El mayor peligro es no amar».

Abrir la sociedad a la trascendencia

El encuentro ha llegado a su fin con las palabras de Rafael Vázquez, director de la Comisión de Relaciones Interconfesionales de la Conferencia Episcopal Española, quien ha expresado su alegría al ver que «las palabras del Papa Francisco tienen eco en las distintas tradiciones religiosas».

Además, ha resaltado la «invitación del Papa a hacer que el mundo camine por la senda de la fraternidad», algo que «ha hecho desde el inicio de su pontificado. En el momento mismo en el que sale al balcón, dice: “comencemos hoy un camino de fraternidad y de amor universal”».

Vázquez ha asegurado también que «la fe nos lleva a ver en el otro a un hermano al que hay que sostener y amar» y además «nos plantea la misión de abrir a la sociedad a la trascendencia, que ha sido apagada en el corazón de muchas personas por el materialismo».

El director de la Comisión de Relaciones Interconfesionales de la CEE ha concluido con el que para él es el mensaje principal de la encíclica: «Si quieres descubrir el rostro de Dios en este mundo, no hay más que un camino, el rostro concreto del hermano que sufre».