Religiosos en el foro sobre la Agenda 2030: «Necesitamos grandes alianzas»

Religiosos en el foro sobre la Agenda 2030: «Necesitamos grandes alianzas»

Alessandra Smerilli subraya en un evento paralelo al Foro Político de Alto Nivel sobre los Objetivos de Desarrollo Sostenible que «no podemos enfrentarnos a la pandemia sin una visión del desarrollo humano integral»

María Martínez López
Agustinos con los ODS
Estación de bienestar puesta en marcha por ARCORES en Filipinas. Foto: ARCORES

Estaciones del bienestar en Filipinas, donde la Red Solidaria Internacional Agustino Recoleta (ARCORES) ofrecía a las personas afectadas por el confinamiento una bolsa de comida o un plato de arroz. O los fondos de ayuda al desarrollo recibidos desde España, gracias a los cuales las Hospitalarias del Sagrado Corazón de Jesús en Mahotas (Mozambique) han podido adaptar su atención a las personas con enfermedad mental y discapacidad durante la pandemia. O cómo los salesianos en Haití están formando a profesores para mejorar la formación profesional en el país y así promover una educación inclusiva y el avance hacia un empleo digno.

Son solo tres ejemplos, entre cientos, en los que distintas congregaciones religiosas están contribuyendo a la consecución de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS). Se han presentado este lunes, en el encuentro virtual Fe sin fronteras: alianzas de gobiernos y organizaciones católicas para reducir las desigualdades para la era post-COVID en España y más allá.

La cita, organizada por Redes (Red de Entidades para el Desarrollo Solidario) y la Coalición de Religiosos por la Justicia (JCoR por sus siglas en inglés), fue un evento paralelo al Foro Político de Alto Nivel que durante estos días evalúa el avance en los ODS y cómo la pandemia de la COVID-19 ha frenado su implementación. «Vamos muy retrasados», ha subrayado en su análisis Miguel Ángel Moratinos, Alto Representante de Naciones Unidas para la Alianza de Civilizaciones.

Desigualdades exacerbadas

La religiosa Alessandra Smerilli, subsecretaria del Dicasterio para el Servicio del Desarrollo Humano Integral, ha lamentado que la crisis de la COVID-19 «está mostrando la fragilidad de nuestro sistema económico y social», pero también subrayando y exacerbando muchos tipos de desigualdades en el mundo. La crisis ecológica, económica y política, junto a la pandemia, son solo los «frutos rotos» de «raíces rotas»: la mentalidad y cultura tecnocráticas, la indiferencia, el consumismo y «la cultura del descarte».

Sin embargo, citando al Papa Francisco, la religiosa ha afirmado que esta crisis es también la oportunidad de «crear algo nuevo». «No podemos enfrentarnos a la pandemia sin una visión del desarrollo humano integral. Pero al mismo tiempo no podemos pensar en el desarrollo humano integral sin pensar en la pandemia».

Por eso, ha explicado, el Santo Padre quiso establecer la Comisión COVID-19, que dentro de un marco más amplio de trabajo se ha fijado tres prioridades: salud, alimento y trabajo para todos. Además, con la idea de que «Laudato si se convierta en algo concreto y práctico, estamos a punto de lanzar la Plataforma de Acción Laudato si», abierta «a todo el mundo, no solo a los católicos». Son dos ejemplos de cómo «para hacer frente a estas realidades necesitamos establecer grandes alianzas».

«Lo espiritual debe exigir su lugar»

Para Moratinos, uno de los obstáculos para alcanzar los ODS es que «falta una especie de paraguas espiritual y ético que lleve a las sociedades a mirar al futuro» e intentar avanzar hacia un mundo mejor. «¿Simplemente con avances científicos, médicos, biológicos o tecnológicos vamos a ser capaces de aplicar esta agenda de manera positiva?». Después de compartir sus dudas al respecto, ha subrayado que «es aquí donde el elemento moral, ético y espiritual debe ocupar y exigir su lugar en la agenda».

El político español ha lamentado cómo cuando se presentó la encíclica Laudato si«todo fueron elogios», pero al lanzar Fratelli tutti, «más omnicomprensiva, no tuvo la misma acogida». Este último texto, cada una de cuyas páginas «es una lección moral, ética, social y política», da de lleno en «el centro de las contradicciones, los problemas y los desafíos de este siglo». Y apunta «a lo que falta para la aplicación de la Agenda 2030». Por eso, y por los problemas que denuncia (como las políticas neoliberales o migratorias), «los distintos interlocutores miran hacia otro lado».

Por otro lado, el Alto Representante para la Alianza de Civilizaciones ha apuntado a que una de las causas del poco avance en la Agenda 2030 es que bastantes países y organismos han caído en la tentación de «priorizar unos ODS respecto a otros». Un ejemplo paradigmático, ha subrayado, es el de la lucha contra el cambio climático. «Hay que salvar el planeta, sí, pero hay que salvar a la humanidad», poniendo «al ser humano en el centro de nuestra acción política y social».