Francisco: «Recemos por Valencia y otros pueblos de España que sufren tanto en estos días»
El Papa ha invitado a los fieles a que hagan algo por Valencia, como ayudar o rezar por las víctimas de la DANA
El Papa Francisco ha recordado una vez más la tragedia que asola España desde el paso de la DANA. Durante el rezo del ángelus de este domingo ha expresado de nuevo su cercanía. «Recemos por Valencia y otros pueblos de España que sufren tanto en estos días. ¿Qué hago yo por la gente de Valencia, rezo, ofrezco algo? Pensad en esta pregunta», ha dicho desde la ventana de su estudio en el Palacio Apostólico.
Desde el miércoles pasado, Francisco ha estado pendiente de los acontecimientos en Valencia y Albacete. Envió un videomensaje con su bendición, llamó por teléfono al arzobispo de Valencia y durante el ángelus del día de Todos los Santos también manifestó su preocupación por la situación.
Incansable en su empeño, este domingo ha reiterado además su llamamiento a la paz en todos los lugares del mundo envueltos en conflicto. Ha solicitado «que la guerra se prohíba, que se afronten las cuestiones con derecho y negociación, que callen las armas y que se dé espacio al diálogo».
El corazón de la vida cristiana
En su alocución previa al rezo de la oración mariana, el Papa ha reflexionado sobre el primero de los mandamientos y ha recordado que al final se nos examinará del amor. Ha explicado que este mandamiento une dos que antes estaban separados, es decir, el amor a Dios y el amor al prójimo. «Esto resume toda la ley y a los profetas; podríamos también decir: ¡este es el corazón de la vida cristiana!», ha exclamado el Pontífice.
Francisco ha invitado a «volver al corazón de la vida y de la fe, porque el corazón es la fuente y la raíz de todas sus demás potencias, convicciones, pasiones, elecciones». Por eso, ha recordado que lo que cuenta no son los sacrificios, «sino la disposición del corazón con la que te abres a Dios y a los hermanos en el amor». Porque «podemos hacer muchas cosas, pero hacerlas solo para nosotros mismos y sin amor, con el corazón distraído o con el corazón cerrado».
De esta forma, ha insistido en que, cuando el Señor venga, pedirá cuentas del amor que hemos ofrecido y también del amor que nos hemos guardado. Así, el Pontífice ha invitado a cada uno a ser fieles a este primer mandamiento y preguntarnos cada día si «el amor a Dios y al prójimo son el centro de mi vida».