¿Quién cuidará de ellos? - Alfa y Omega

¿Quién cuidará de ellos?

Los recortes sociales aplicados en nuestro país, especialmente severos, están dejando a muchas personas vulnerables en la cuerda floja. Las ayudas a dependencia disminuyen en más de mil millones de euros, y la futura ley de Racionalización de la Administración Local dejará a los Ayuntamientos sin presupuesto para los servicios sociales. Entonces… ¿quién se ocupará de cubrir esas carencias? La Iglesia, de momento, sigue siendo el colchón de esta sociedad, la indebida, pero indispensable, subsidiaria de la Administración pública

Cristina Sánchez Aguilar
Cáritas lleva tiempo atendiendo casos derivados de los Ayuntamientos.

El Programa Nacional de Reformas 2013, aprobado por el Consejo de Ministros y enviado a la Unión Europea hace escasos días, prevé ahorrar 1.108 millones de euros en ayudas a personas con dependencia. Dada la situación actual de España, en la que demasiadas familias se encuentran en una situación de extrema vulnerabilidad económica, un gran número de hogares con familiares dependientes a su cargo ya no pueden hacer frente a los altos costes que esto supone.

Congregaciones religiosas, como el Instituto de las Siervas de María, pone humilde remedio a esta situación. En Madrid, son 30 religiosas las que curan –son enfermeras diplomadas– y acompañan a las personas dependientes y enfermas en el dolor y la soledad, de forma gratuita. «Atendemos a muchas personas que tienen mucho miedo a morir en soledad», afirma la hermana María Jesús Amillano. «El mes pasado, atendí a un anciano al que le daban unos ataques de pánico terribles, por miedo a no tener a nadie que le ayude», cuenta la religiosa, que se turna una vez al mes con sus hermanas, porque «hay asistencias que son más duras que otras, y necesitamos rotar». Y añade: «También tengo a una mujer mayor que no se duerme si no te da la mano, porque tiene miedo a caerse de la cama».

La hermana María Jesús con un anciano.

Las Siervas de María, que viven de la Providencia –para atender no hay más requisito que la necesidad, ellas no cobran–, también asisten a enfermos que viven con sus familias. «Suelen trabajar todos de día, y de noche no pueden atender al abuelo o a la abuela, porque tienen que descansar para trabajar al día siguiente. Normalmente, en estos casos, nos encontramos con muchos enfermos de Alzheimer, una enfermedad que termina siendo demencial para el cuidador. Nosotras les damos un respiro», reconoce la hermana María Jesús; «estas familias no pueden pagar 1.000 euros al mes por una residencia especializada, o por una enfermera, que cuesta aún más».

Pero la realidad se impone, también para ellas, y más ahora que el gasto social se recorta y las llamadas aumentan: «No damos a basto, tenemos que decir que no muchísimo, y más últimamente», sostiene la religiosa, que reconoce que están visitando casas hasta de día –normalmente, la asistencia es nocturna, que es cuando la gente más necesita estar atendida–, «y no podemos más».

Sin servicios sociales locales

La ley de Racionalización de la Administración Local, que se espera que entre en vigor a finales de 2013, va a suponer, en teoría, un ahorro de 8.000 millones de euros en el período 2014-2015. Esta nueva ley supondrá, entre otras cosas, la eliminación de un alto porcentaje de las competencias educativas, sanitarias y sociales de los Ayuntamientos, que serán transferidas a las Comunidades Autónomas.

Un informe de la Asociación Estatal de Directores y Gerentes en Servicios Sociales (AEDGSS) alerta sobre el peligro de una ley «puramente economicista», que desprecia el valor de la cercanía. «Estamos hablando de unos servicios que tienen la proximidad como seña de identidad, como ámbito ineludible en su acción, fuera de la cual se vuelven ineficientes e ineficaces», señala. Este valor de la proximidad y la cercanía lo ofrecen los Ayuntamientos, y también las parroquias y las Cáritas diocesanas, que suelen trabajar, codo con codo, con los municipios. Por ejemplo, el 80 % de los casos que atiende Cáritas Jerez llegan derivados de los servicios sociales locales.

Burucratización e ineficacia son dos riesgos reales, como se comprueba en un reciente caso protagonizado por la Junta de Andalucía, que acaba de ofrecer un plan de empleo, a través de la Consejería de Salud y Bienestar Social, dotado de un presupuesto de 40 millones de euros. Se prevé dar trabajo temporal a parados de larga duración. Pero don Anselmo Ruiz, Presidente de Cáritas Andalucía, lo califica de parche provisional, porque, para «destinar dinero a un plan para crear empleos de 15 a 90 días», se van a retirar fondos a «entes sociales que ya desempeñaban esa función» y de una manera más eficiente que la Junta. El año pasado, el Gobierno autonómico retiró el 90% de los fondos a Cáritas para programas de empleo.

Para el Presidente de Cáritas Andalucía, el plan de empleo de la Comunidad Autónoma es un contrasentido, porque «se duplican estructuras en lugar de amortizar las que ya existen».

Carta en el buzón: desahucio

Son una pareja de inmigrantes jóvenes, con dos hijos pequeños. Llegaron a España en 2006, ambos consiguieron rápidamente trabajo, y se compraron una casa. Con los primeros coletazos de la crisis, ella se quedó en paro. Poco tiempo después, él. Tras dos años percibiendo el subsidio por desempleo, se terminaron las prestaciones, y un buen día, llegó la temida carta del Banco: desahucio. Ella es una mujer casada, que, en tiempo de vacas gordas, aprovechó un préstamo del Banco para abrir su propio negocio y comprarse un piso. Pero el negocio duró, bollante, poco tiempo. Tuvo que cerrar, y las deudas la ahogaron. Y otra carta al buzón: desahucio.

Según los últimos datos publicados por el Banco de España, de los 6,14 millones de hipotecas, 2.405 familias habrían sido desahuciadas de sus hogares durante 2012. Estos datos nos sitúan en la magnitud real del problema, pero, en esos números, no están reflejadas las miles de personas que, a día de hoy, están con el agua al cuello y han dejado de dar de comer a sus hijos o de pagar facturas para poder hacer frente a la hipoteca.

Trabajar para que los que ya han recibido la carta no se queden en la calle; para que los que están en proceso de desahucio puedan solventar el problema antes de abrir el buzón; y para pagar las facturas del gas, o proporcionar la comida a los hijos de los que no pueden hacer frente al pago de la hipoteca, es lo que hace Cáritas Mallorca. Además, acaba de publicar un estudio, gracias a la colaboración del profesor Juan Ramis, de ESADE, y la Fundación Innovación, Acción y Conocimiento, en el que se ha profundizado en las emociones y sentimientos de las personas afectadas por los desahucios, «que se sienten desamparadas y muy solas», afirma Ramis. Acompañarlas es la gran tarea de Cáritas, además de hacer de mediadores con el Banco e incluso conseguir daciones en pago, porque «hemos visto a personas que hasta pierden la referencia con el mundo. Y, en casos muy extremos, hasta ha habido intentos de suicidio».