Profanan la capilla del Hospital de Barbastro en Nochebuena y tiran las Sagradas Formas por el suelo - Alfa y Omega

Profanan la capilla del Hospital de Barbastro en Nochebuena y tiran las Sagradas Formas por el suelo

La «acción sacrílega», que será desagraviada, se produjo horas después de que el obispo local hubiera ido al centro hospitalario a visitar a los enfermos para felicitarles la Navidad

José Calderero de Aldecoa
Fachada del Hospital de Barbastro. Foto: ABC.

El Obispado de Barbastro-Monzón ha manifestado su «tristeza, consternación y condena» ante la profanación de la capilla del Hospital de Barbastro, que tuvo lugar el sábado, día de Nochebuena, según ha informado la diócesis en un comunicado. Los asaltantes entraron en la capilla del centro hospitalario y profanaron su sagrario, «tirando las Sagradas Formas».

El suceso, que ha sido denunciado y ya está siendo investigado por la Guardia Civil, ha causado conmoción en la ciudad, al tratarse de un oratorio que siempre está disponible para recibir al que lo necesite. De hecho, permanece abierto día y noche «por deseo expreso de los capellanes, en respuesta a las peticiones de enfermos y familiares», subrayan desde el Obispado.

En la nota, la diócesis aprovecha para «respaldar de forma explícita el servicio abnegado y la presencia sanadora de los capellanes hospitalarios», con quienes, «de forma regular, el obispo diocesano visita a los enfermos». Precisamente, el día de la profanación Ángel Pérez Pueyo «lo había hecho para felicitar la Navidad a los ingresados».

Por último, el Obispado agradece las numerosas muestras de apoyo recibidas, entre las que destaca la del presidente socialista del Gobierno de Aragón, Javier Lambán, que ha lamentado y condenado lo sucedido y se ha ofrecido a ayudar en lo que haga falta.

Próximamente, se celebrará un acto de desagravio «con el deseo de reparar esta acción sacrílega». Será el propio obispo, Ángel Pérez Pueyo, el que presida la celebración, de la que todavía no se conoce ni el lugar ni la fecha.

«Entré rota y salí con una paz enorme»

La capilla es un servicio muy utilizado por todos los que acuden al hospital. Allí ha rezado en numerosas ocasiones, por ejemplo, Elena Jiménez, bisnieta del tío Pelé, —el primer beato gitano—, que ha tenido ingresado a su marido y a su hijo en el centro. «Es una capilla hermosa, grande. Al fondo, a la derecha, hay un Cristo hermosísimo del tamaño de una persona, al que yo ya conocía porque lo había ido a visitar varias veces», confesaba Jiménez en mayo a este periódico.

La última de ellas, cuando diagnosticaron a su hijo Daniel un cáncer. «Me fui a la capilla, me puse de rodillas y empecé a llorar como hacía años que no lloraba. Estaba rota, enteramente partida y, allí, de rodillas, abrazada al Cristo, solo podía decir: “Dios mío, Dios mío, Dios mío. Mi hijo, mi hijo, mi hijo…”. No sé cuánto tiempo estuve, porque perdí la noción del tiempo. Pero sí sé que de pronto sentí una tranquilidad y una paz muy grande. Algo dentro de mí, me dijo: “Tu hijo se va a curar. Estate tranquila”. Esa fue mi experiencia. Entré rota y salí con una paz enorme», aseguró.